Con el cabello revuelto, ojeras y la mirada cansada por haber pasado una noche en vela, se alejaban del barrio tokiota de Akihabara los primeros compradores de la PlayStation3 (PS3), la última joya de las consolas de videojuegos de Sony. Akihiro Okawa no tuvo la misma suerte y quedó atrapado, rodeado por una nube de camarógrafos y reporteros frente al imponente edificio de Yodobashi Camera, uno de los mayores centros de venta de artículos electrónicos de Japón. Este empleado de oficina de 25 años fue ayer el primero en poder adquirir la preciada consola de entre las más de 1.800 personas que se pusieron ayer a hacer cola en ese establecimiento, situado en el corazón de la también llamada «Akiba» o «la ciudad eléctrica».
Okawa explica que llegó a las diez de la noche, justo antes de que cerraran las puertas del edificio, y para entonces ya había un nutrido grupo de gente. «Pero de repente vino una persona y nos dijo que hiciéramos una fila. Fui rápido y me puse el primero», señaló, a pesar de que había algunos que ya llevaban más de cinco horas esperando.
Escasez de unidades
Varios responsables de Yodobashi Camera les entregaron a cada uno un número y les condujeron al aparcamiento subterráneo del inmueble, donde pasaron la noche. Azorado por la insistencia de los periodistas, Okawa afirmó que se decidió a comprar la PS3 de 20 gigas cuando Sony anunció en setiembre la rebaja de su precio, a 50.000 yenes (420 dólares) de los 60.000 yenes (504 dólares) iniciales. «En cuanto regrese a casa me pondré a jugar», afirmó. El cansancio por la larga espera borró toda expresión de alivio en los compradores, que temían quedarse sin la consola. La realidad es que la consola más esperada del año salió a la venta en Japón en medio de la controversia creada por su escaso número de unidades y los problemas que han acompañado a su producción.
La ansiedad por hacerse con la PS3 responde a que Sony sólo ha podido contar para su lanzamiento con 100.000 unidades, algo que ha dejado insatisfechos a numerosos distribuidores y potenciales compradores.
Esta cifra contrasta con el millón de unidades que se vendieron en Japón de su predecesora, la PlayStation2, en los tres días que siguieron a su nacimiento, en marzo de 2000.
El fabricante nipón ha tenido muchas dificultades para respetar los plazos de la comercialización de su nueva consola debido a los retrasos en la producción de algunos componentes clave.
Al mercado japonés y al estadounidense, donde se pondrá a la venta el próximo viernes, ha logrado llegar a tiempo aunque revisando a la baja sus primeros envíos y sin poder desarrollar todo el software de las consolas. Los usuarios deberán conectarse con la página web de Sony para descargar varias actualizaciones, lo que tampoco había sucedido en las anteriores versiones.
Sony, el coloso japonés de la electrónica, ha puesto todas sus esperanzas en el éxito de su consola para poder remontar el vuelo en los próximos años. El enorme coste que tendrá que afrontar para reemplazar casi 10 millones de baterías defectuosas de ordenadores portátiles en todo el mundo se presenta como un pesado lastre.
Después del alboroto de las primeras ventas apareció Ken Kutaragi, el presidente de Sony Computer Entertainment, más conocido por el ser el «padre» de la PlayStation. Kutaragi restó importancia a la reducida oferta, a los retrasos y demás problemas que han rodeado el lanzamiento de la tercera generación de su popular consola.
Rivalidad en el mercado
«PlayStation es la consola más vendida en el mundo, por lo que cualquier momento es bueno para su salida al mercado», señaló en alusión a sus competidores, la Xbox 360 de Microsoft, que lleva un año en las tiendas, y a la Wii de Nintendo, lanzada el mes pasado. El directivo de Sony afirmó que espera llegar a vender tanto o más que la PS2, que en cinco años alcanzó los 100 millones de unidades en todo el mundo.
Uno de los primeros compradores extranjeros, el holandés Ken Fontyn, de 26 años, se mostró convencido de que la PS3 «va a arrasar». Este redactor de una revista de videojuegos y residente en Tokio, aclaró que pasó la noche en blanco para poder hacerse con la consola y disfrutar con ella, «no para subastarla rápidamente en internet como otros».
Una hora después de abrirse la venta, un responsable de Yodobashi Camera señaló que todas las consolas de las que disponían, cerca de 2.000, estaban ya adjudicadas, y agregó que desconocía cuándo iban a recibir más unidades.
Según el realizador español David Guaita, que se hallaba filmando tomas para un documental sobre los fanáticos de los videojuegos, frente a otros establecimientos del barrio de Akihabara había ingleses, franceses y españoles que habían viajado a Japón porque no podían esperar a que la PS3 llegara a Europa.
Y mientras nuestros niños, y también mayores aguardan la llegada del nuevo ‘juguete’, los otros ya están aquí. Las muñecas y coches de toda la vida y sus versiones más actualizadas, con la incorporación de las últimas tecnologías, se perfilan como los artículos estrella de la campaña de Navidad, que comienza la próxima semana, según la Asociación Española de Fabricantes de Juguetes. Deberán competir con el peluche bonachón Funky Furby, los juguetes bajo licencia de Srek, los Lunnis y Piratas del Caribe. A 135 euros por cada niño. -