Ferhat Tunç y Miguel Angel Estrella, dos músicos perseguidos hasta la tortura
·Los artistas prestaron su testimonio, en ocasiones estremecedor, sobre la libertad de expresión y su sufrimiento personal
Gernika acoge estos días las Jornadas Contra la Censura, centradas en esta primera edición en la música y la canción. La primera mesa redonda fue el encuentro de dos artistas, Ferhat Tunç y Miguel Angel Estrella, un encuentro en el que los asistentes pudieron escuchar su testimonio, en ocasiones estremecedor, en torno a la libertad de expresión y a su sufrimiento personal. Las jornadas contarán hoy con la presencia sobre el escenario de Paco Ibáñez.
GERNIKA
«Tras el golpe militar de 1980, la persecución contra la izquierda y el pueblo kurdo se acentuó. Yo, en parte, estoy asimilado y ni siquiera hablo bien mi lengua. Volví a Turquía en 1985 y en un concierto en Estambul ante 15.000 personas canté una pieza en kurdo. Nadie se había atrevido a hacerlo. Al día siguiente fui detenido y me llevaron al campo de presos de Dal en Ankara, donde fui torturado».
Es uno de los testimonios que se escucharon en la mesa redonda que tuvo lugar el jueves en el Freedom of Musical Expression Festival de Gernika y corresponde a Ferhat Tunç, cantante turco de origen kurdo y culto aleví. Fue el protagonista del acto junto al argentino Miguel Angel Estrella, uno de los grandes pianistas clásicos de las últimas dos décadas.
Tunç es originario de Tunceli, y cuenta con una veintena de trabajos publicados, tanto en Alemania, donde estuvo refugiado, como en Turquía desde su vuelta en 1985. Según recordó, «desde el arresto he sido encarcelado, humillado y golpeado en más ocasiones de las que recuerdo. Mis canciones no se podían divulgar y los conciertos eran prohibidos. He sido apaleado en el escenario y cuando en los noventa el asunto kurdo se aireó más en Europa, me acusaron de ser miembro del PKK, lo cual era, naturalmente, una falsedad».
Prosiguió con su relato explicando que «he recibido amenazas de muerte y he recurrido en varias ocasiones al tribunal de europeo de derechos humanos. En los últimos años ha habido ciertos cambios en la legislación para adaptarla a los valores europeos, pero yo he vuelto a ser detenido y procesado por artículos escritos en prensa. Junto a otros reporteros y activistas de derechos humanos comparecí hace dos meses en un tribunal y me enfrento a una condena de tres años de prisión», concluyó.
Tras Ferhat Tunç, Miguel Angel Estrella narró su secuestró en Montevideo, a donde había escapado ingenuamente de la dictadura de Videla, y los tres años de cruel cautiverio. «No imaginábamos que había algo como la Operación Condor, el pacto que Videla y Pinochet extendieron a Brasil, Uruguay, Paraguay y Bolivia, para ejercer la represión conjuntamente. Yo desde joven trabajé en el conservatorio por hacer que la música clásica llegara también a los pobres y marginados. Tenía miedo y escapé a Uruguay, donde me secuestraron. En las sesiones de tortura que sufrí desnudo y encadenado se ensañaban con mis manos y mis brazos», manifestó el pianista.
«Un día agregó el responsable, a quien yo no veía, con una sierra eléctrica en marcha, me dijo ‘Vamos a hacer contigo lo que hicimos con Víctor Jara. Tú te crees que puedes hacer llegar Beethoven a la negrada (los pobres)’. Salvé, sin embargo, las manos y la vida. La UNESCO movilizó a organismos que me lograron sacar tres años después». Según expuso, «desde entonces he puesto mi música al servicio de los derechos humanos, a través del movimiento Música esperanza y en los últimos años también en la Orquesta para la Paz que reúne a jóvenes músicos cristianos, musulmanes y judíos, todos hijos de Abraham».
La mesa redonda comenzó con una exposición sobre el entramado diabólico y eclesial de la censura desde su origen en Roma hace 2400 hasta la actualidad, en la que la censura en una u otra forma extiende sus tentáculos en todas las sociedades. Se centró en la censura ejercida en la música y los músicos, que llega al último grado con la eliminación física del artista molesto. Cantantes ejecutados “legalmente”, como el sindicalista norteamericano Joe Hill o torturados hasta la muerte, como Víctor Jara en Chile o más recientemente los numerosos cantantes asesinados en Argelia y Sudán.
También se citaron varios ejemplos muy cercanos, desde la censura que sufrió Anje Duhalde hace unos años en el programa Herriz Herri de la Diputación de Bizkaia (que curiosamente era uno de los patrocinadores de estas jornadas), hasta los casos de Fermin Muguruza con la canción “Ustelkeria” y hace poco con el boicot a sus conciertos junto a Manu Chao, o del grupo Soziedad Alcohólica, que ahora se enfrenta a una petición de cárcel por las letras de cuatro de sus canciones.
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