Raimundo Fitero
De seguido
La primera estatal emitió el pasado miércoles tres capítulos de la serie “Perdidos” sin cortes publicitarios. Entendió la cadena pública que era una buena manera de enganchar a los telespectadores a una serie que empezó con muchos bríos pero que se ha ido desinflando en el proceso, lento y absurdo, de doblaje y emisión de los bloques de capítulos de temporada. Confieso que hace mucho tiempo que me perdí en esta serie. La siento extraña y no logro nunca adentrarme en sus vericuetos argumentales. No soy capaz de creerme casi nada de lo que sucede. Es algo extraño, porque recuerdo que sus dos primeros capítulos emitidos en una tarde de domingo de hace ya unas docenas de meses me encantaron y me dejaron un buenísimo sabor de boca. Luego la cambiaron de día, volvieron a recuperar los capítulos anteriores y por ahí, insisto, me perdí, y no he vuelto a encontrar el camino de vuelta. Miro alguna de sus entregas y siento como si no fuera nada conmigo. Problema del que mira.
Pero sí que es un detalle lo de sin cortes publicitarios. Se produce una situación rara. Los tiempos mentales no se cumplen y te sientas siguiendo una trama en donde ves que hay una cortinilla argumental que está pensada precisamente para la publicidad, por ésta no llega, y tu tiempo biológico no se ajusta al tiempo televisivo, y te da rabia levantarte para ir al lavabo y esperas y esperas hasta que termina el capítulo para poder aliviarte. Entonces se toman la revancha y te sueltan la ristra de anuncios, todavía en estado pre navideño que entrará claramente en consumo masivo en pocas fechas.
La Unión Europea acaba de autorizar mayor tiempo de emisión de anuncios por hora. El consumo es uno de los motores económicos, y las televisiones son unos soportes al alza para los mensajes publicitarios. Viendo las televisiones locales o provinciales se da uno cuenta que el volumen de anuncios estáticos e incrustados en el decorado o los plasmas de fondo es excesivo. Sin contar con los generalistas, que se unen a los locales de producción más cutre. Una programación de seguido, sin cortes publicitarios, crearía, de entrada, problemas de vejiga. -
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