Julen BUSTURIA | Director gerente de Fagor Automation
«Nuestros competidores no nos han dejado más remedio que innovar»
Para Fagor Automation la innovación, además de una filosofía que asumen como medio de crear empleo, ha sido la única alternativa para sobrevivir ante el empuje de la competencia de empresas gigantes en su sector, que les seguían de cerca. Así, lo constata su gerente, Julen Busturia, al explicar el cambio de su producción tras ocho años de investigación.
Fagor Automation inauguró la semana pasada sus nuevas
instalaciones en Eskoriatza, donde ha llevado a cabo ocho años de investigación
casi en secreto para conseguir desarrollar la grabación en vidrio de reglas para
máquina herramienta. Sólo otras dos empresas en el mundo se dedican a esta
actividad. Su director, Julen Busturia, subraya que este tipo de actividad que
genera valor añadido es necesaria para conservar el empleo en la industria
vasca, pero advierte de que hace falta mucho tiempo.
¿En qué consisten las nuevas instalaciones de Fagor Automation?
En el edificio más grande se ensambla y testea el producto final: los encóderes lineales o reglas que luego se utilizan en sistemas de máquina herramienta junto a un sistema de control numérico. La otra parte es el centro logístico, donde se reciben los motores de Usurbil, la electrónica de Arrasate y las reglas de Eskoriatza, y desde donde se envía al cliente totalmente montado. Y el edificio más pequeño es lo que llamamos el centro tecnológico de empresa. Es donde en los últimos años hemos estado investigando cómo podemos llegar a grabar cristal.
¿En qué consiste esta actividad?
Hacemos desde reglas de diez centímetros hasta de 3,20 metros. Se basan en que el cristal está finamente grabado, con marcas de dos micras en espacios de diez micras. Quienes se dedican a esto, compran este producto a terceros. En su momento, tomamos la decisión estratégica de hacerlo nosotros mismos para reducir costos de fabricación, para desarrollar productos nuevos bajo un punto de vista de investigación y desarrollo y, en tercer lugar, para que su tiempo de desarrollo sea mucho más rápido.
¿Cuál es la aportación de su producción?
Apenas hay tres empresas en el mundo que se dedican a la grabación de vidrio, que también se llama fotolitografía, en un espacio de estas dimensiones. Para poder grabar cristal de esta forma hay una serie de máquinas muy sofisiticadas y, sobre todo, hay que tener muy controlada la humedad, la temperatura y el polvo que hay en el ambiente donde se graba. Esto es así porque en el proceso de fotolitografía haces primero un patrón y, una vez que tienes uno bueno es el que vas utilizando para hacer copias. Si el patrón sale mal todo es una chapuza. La máquina que hace estos patrones se sitúa en una sala blanca, en este caso de clase cien, la única que hay en el Estado español.
¿Qué es una sala de este tipo?
El aire tiene un millón de partículas por metro cúbico, una sala de clase cien tiene cien partículas por metro cúbico. Tenemos también de clase 1.000 o de clase 10.000. Además tenemos que controlar variaciones de temperatura de un grado centígrado. No creo que haya en Europa muchas como ésta.
¿Qué tipo de clientes tienen?
Nuestro cliente es el fabricante de máquina herramienta de todo tipo. Estamos hablando de centros de mecanizado, de fresadoras, rectificadoras,... Para todo lo que tenga que controlarse de manera precisa hace falta esto. Pero somos capaces de hacer más y estamos tratando de entrar en otros campos, como la metrología, donde tienes que ver las micras y suministrar productos para máquinas que van a estar luego midiendo moldes y prototipos de la industria aeronáutica o de automoción.
¿Cuántos empleos se han creado con este proyecto?
Es gente que estaba trabajando antes, pero nos ha permitido poder crecer en la actividad y desarrollar nuevos productos. En este momento hay cerca de 110 personas y cuando empezamos no serían más allá de 60.
¿Este es uno de esos ejemplos de empleo de calidad y de valor añadido al que tanto se apela?
Para combatir la pérdida de puestos de trabajo de la industria debido a los costos se nos dice que hay que crear nuevas actividades con alto valor añadido. Creo que la formulación es correcta, pero hay que añadir que conseguirlo es muy laborioso, requiere mucha paciencia y tenacidad. En nuestro caso, el dominio de la técnica fotoelectrográfica y de sus aplicaciones a los encóderes de posición es, sin duda, una actividad de alto valor añadido, pero nos ha costado ocho años desde que empezamos a trabajar con Tekniker en las catacumbas hasta que empezamos a saber cuál es el proceso y a ponerlo en un proceso industrial.
¿Qué supone para ustedes la inversión en I+D?
En torno al 10% o 12%sobre ventas, aunque el año pasado crecimos muchísimo y ahora andaremos por el 9,5%.
Esto multiplica por siete la media vasca en inversión en I+D. ¿Es por tratarse de este tipo de producción o por una filosofía asumida?
Por las dos cosas, pero sobre todo porque no nos queda más remedio. Nuestros competidores son gigantes. Nuestro competidor alemán hace seis veces las reglas que hacemos nosotros. Y en el caso del control numérico tenemos un competidor japonés que fabrica como tres veces toda la máquina herramienta del Estado. Factura 2.300 millones de euros y nosotros este año estaremos por los 65.
Precisamente por esta competencia el proceso se ha llevado casi en secreto.
Nuestro competidor tiende a ser monopolista y cuando no hacíamos esto aquí, intentó comprar al que nos suministraba a nosotros. Esto quiere decir que nos controlan totalmente. En cuando decidimos esto, y para evitar cualquier otro tipo de maniobra, hemos trabajado sin decir nada hasta que ha salido adelante. Ahora ya que haga lo que quiera, porque ya tenemos el dominio de la tecnología en nuestras manos. -
|
