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Gara > Idatzia > Jendartea 2007-01-26
«¿Dónde se ha visto que dispongan de lo de la gente mayor que ha vivido aquí?»
Andra Mari no es sólo el pulmón verde de Getxo. Muchos de quienes habitan este entorno rural, rico en biodiversidad y ubicado en el litoral vizcaino conforman el testimonio de casi un siglo. Frente a los planes urbanísticos municipales de edificar 8.000 viviendas, lanzan un mensaje claro: quieren vivir hasta el final en su casa. El domingo una manifestación expresará el rechazo a los planes especulativos.

Nació en el caserío Urrutxaga, hace 78 años. Tenía siete al morir su madre y se fue a vivir con la tía, al cercano caserío en el que, en la actualidad, vive sola, aunque no tanto; en la vivienda superior residen su hija Olga y su nieta Llera. Lola Muñoz Lacruz rememora los duros años en los que sacaba carbón para casa de una veta en la playa de Azkorri, la actividad alrededor de los barcos amarrados frente a Tunelboka, cargados de grijo y otras mercancías, o su recorrido semanal hasta Portugalete, en burro, con la vendeja.

«Hasta ahora no hemos sabido nada, no ha venido nadie a avisar que nos van a echar. Una constructora nos llamó por teléfono, interesándose por comprarnos la casa y las tierras. Cuando vinieron se extrañaron de que esto es un caserío. Nos dijeron que van a construir y que, si no vendíamos ahora, luego iba a ser peor porque nos iban a dar una porquería. Insistieron en que estábamos a tiempo. Yo les dije que, mientras yo viva, no vendo. No me han vuelto a llamar», explica Lola.

Javi Iturregi, vecino y miembro de la Asociación de Vecinos de Andra Mari, constata por su parte que «nadie está contento y es inaceptable que, a estas alturas, el Ayuntamiento venga presionando a la gente, a personas que parece que no cuentan. Enfado, malestar e inquietud pueden resumir el estado de ánimo de los vecinos».

Los planes municipales suponen la construcción de 8.000 viviendas en una superficie aproximada de 400 hectáreas. Pese a que el alcalde, Iñaki Zarraoa, tache de «falso» el derribo del 75% de los actuales caseríos y viviendas del entorno, la anunciada vía de las expropiaciones y la actividad de las constructoras corroboran el dato.

En Dendariñe, por ejemplo, se explotan invernaderos y vacas para carne; Iberre Bekoa fue el caserío más largo de Bizkaia, aunque la carretera obligó a que lo acortaran; Muru suma 400 años, tiene vigas talladas; otro caserío que queda fuera de ordenación es Arnabarre, siglos de antiguedad e historia foral; Tosu y Martiturri están catalogados, igual que Etxebarri, en donde tuvieron muchos problemas con la reforma por estar protegido. «Ahora ya no lo está; se puede tirar», refiere con ironía Josefina Fernández, que prepara chorizos en Returetabarri. También Unai Uriarte se puede quedar sin casa.

Bajo el granizo, protegida por el paraguas, al acercarnos a Larrazabalostikoa, Bitori Blanco, del caserío Retureta, exclama: «De tu propia casa te echarán». Larrazabalostikoa era propiedad de la familia del padre de María Luisa Bilbao, de 79 años, que vive junto a su hermana mayor. «Nací en Dilizardi, aquí cerca, que estaba arrendado por la abuela. ¿Quién crees que va a pelear aquí más que yo? Con 79 años tengo que pelearme con todos y el sinvergüenza del alcalde dice que nos vamos a forrar y yo le digo que no jueguen con lo nuestro; quiero seguir poniendo perejil o pimientos ahí, donde yo quiero. Teléfonos, el agua, Iberdrola, la entrada al colegio Azkorri... todas las obras se han hecho sobre mi cabeza. De Dilizardi nos echaron los franquistas a la carretera, no tuvimos más remedio. Ahora, ni el alcalde, ni el Ayuntamiento nos han dicho nada. Antes era Franco y estos son sustitutos de Franco. A mí Franco me hizo igualito que lo me están haciendo estos».

Agricultores en el jardin

El perfil de la mayoría de los habitantes de Andra Mari tiene que ver con personas de edad avanzada que han conocido y conocen la actividad primaria y cuyos hijos han tenido que abandonar este entorno. «En FP Aixerrota estudian agricultura. Será para cuidar los jardines, porque se cargarán toda la biodiversidad, los cultivos diversificados y los frutales», aventura Javi Iturregi, cuya madre, de 78 años , llegó hace 60 desde Jatabe, del caserío Larrazabale.

Al igual que recientemente una cuarentena de septuagenarios de Getxo acudieron en autobús para participar en la manifestación contra el urbanismo de Bakio, en la manifestación que partirá el domingo, a las 12.00, del probadero, bajo el lema ‘‘Lur barik arnasik ez!’’, se esperan vecinos de otros pueblos con proyectos salvajes. El poco respeto de los políticos hacia sus convecinos está provocando esta dinámica conjunta.

Isabel Alvarez, esposa de Juan Arias, se jubiló anticipadamente por invalidez. Tiene 75 años. «¿A dónde vamos nosotros? ¿a un cuarto piso? Nos enteramos de los planes que tienen porque una vecina acudió a una reunión en Las Arenas. Yo, con el señor alcalde, he trabajado 25 años y en mi vida había creído que era lo que es. Aquí no hay nadie de fuera protestando; los de aquí, los de casa, se han tenido que ir fuera».

Considera Isabel que Zarraoa echa balones fuera con sus declaraciones. «Ha llenado el bolsillo y ya tiene para los de él, pero yo no tengo para los míos. En el polideportivo, cuando acudió a la reunión de vecinos, le dije, a la cara, que el peor alcalde de Getxo ha sido él. Me contestó que estuviera tranquila, que no la tirarían, pero cuando le contesté que lo firmara, dijo que no podía hacer eso».

Esta mujer reitera el argumento de que «hasta ahora no han dejado tocar nada, durante años no han dejado construir para los hijos de los de aquí, han puesto pegas para hacer reformas. ¿Dónde se ha visto que dispongan de lo que es nuestro, de gente mayor que ha vivido toda la vida aquí?».

En la misma línea, los vecinos que trabajan en la Asociación añaden que «tiene que haber un transfondo de muchos miles de millones de euros, de lo contrario, grandes empresas como Metrovacesa o Vallehermoso no se meten aquí, porque no son ONG. Si sigues la pista del dinero, descubres dónde está el pastel de Andra Mari. Mientras, el Ayuntamiento nos quiere confundir con VPO, con la gente que vendría a vivir, cuando el pueblo de Getxo se ha tenido que marchar mientras hemos estado abandonados durante décadas». -


 
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