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Gara > Idatzia > Jendartea 2007-02-02
El reciclaje de aparatos eléctricos y electrónicos, una herramienta para proteger el medio ambiente
Los aparatos eléctricos y electrónicos son cada vez más habituales en nuestras vidas, y su rápida evolución hace que enseguida desechemos unos para adquirir otros modelos más modernos. Ordenadores, teléfonos móviles, vídeos... se quedan desfasados en unos pocos años y van a parar a la basura. Los Traperos de Emaús nos muestran cómo se recuperan, reciclan y reutilizan en su centro de Sarasa.

El Centro de Recuperación y Reciclaje de Sarasa se encuentra a 12 kilómetros de la capital navarra, junto a la antigua carretera Iruñea-Irurtzun. Allí, en unas grandes naves, los Traperos de Emaús intentan cumplir uno de los principios del recién fallecido Abate Pierre: «Jamás aceptaremos que nuestra subsistencia dependa de otra cosa que no sea nuestro trabajo». Y trabajo no falta. En este centro están entrando y saliendo de forma continua ocho camiones cargados de todo tipo de voluminosos, vidrio y cartón, recogidos casa por casa o en determinados puntos.

A este centro llega también una gran variedad de aparatos eléctricos y electrónicos, tales como frigoríficos, lavadoras, aspiradoras, planchas, cocinas, microondas, televisores, ordenadores, escaners, móviles, vídeos, juguetes electrónicos, DVD, aparatos médicos, instrumentos de vigilancia o control, máquinas expendedoras y los más diversos aparatos procedentes del mundo informático.

Cada aparato que llega al centro de Sarasa es analizado y pesado. En el año 2005 Traperos de Emaús recogió en Nafarroa un total de 618.894 kilos de Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos (RAEE), de los que el 58% se destinó al reciclaje, el 36% a tratamiento y un 6% a la reutilización.

Estas cifras se han duplicado en 2006, ya que se han recogido 60.715 unidades con un peso total de 1.273.953 kilos. Más de la mitad (59%) se han recogido a través del servicio de recogida que Traperos de Emaús presta a 12 mancomunidades, y el resto procede de la recogida directa a establecimientos de aparatos eléctricos y de puntos limpios. De ellos, se reutilizó el 3%, se recicló el 46% y se destinó a planta final de tratamiento el 46%, lo que significa que la recuperación global ha alcanzado el 95%.

«Si están en buen estado o son susceptibles de reparación, se destinan directamente a la reutilización en los puntos de venta de segunda mano o rastros que tenemos en Iruñea y Lizarra. En ellos se pueden adquirir aparatos eléctricos, electrodomésticos y otros objetos a precios asequibles», informa Elena Cereceda, responsable de Comunicación, mientras muestra el proceso de separación de estos aparatos en el centro de Sarasa. No obstante, precisa que, dentro de Euskal Herria, Traperos de Emaús también posee centros similares en Baiona, Bilbo, Donostia y Gasteiz, «aunque no son tan grandes como éste».

Una gran parte de estos aparatos eléctricos y electrónicos contiene materiales peligrosos, como los CFC de los frigoríficos o los aceites de los radiadores. Por ello, el tratamiento se inicia con la extracción de los componentes y sustancias que pueden suponer un riesgo, tanto ambiental (contaminación de suelos y aguas) como sanitario.

«Los arreglamos nosotros»

Una de las 130 personas que trabaja en el centro de Sarasa es Houssain Koulli, un joven de origen marroquí que nos detalla en qué consiste su labor: «Aquí nos traen lavadoras, bombonas, microondas... y lo que hacemos es separar los materiales peligrosos. Los que están en los motores y compresores se puede sacar fácilmente, pero con otros productos es más complicado. Después separamos el gas y el aceite y los trasladamos a los lugares de tratamiento. De los microondas y cocinas separamos el metal y la chatarra, como cables, cobre, aluminio... y lo que no sirve se lleva al vertedero».

En el caso de que ya no funcionen ni merezca la pena arreglarlos, los RAEE son sometidos a un proceso de desguace, en el que se separan las materias primas que se destinarán al reciclaje, según explica otro trabajador del centro que se encarga de reparar radios, televisores, cadenas de música y similares.

«Si merece la pena, los arreglamos con piezas que nosotros mismos vamos recuperando de otros aparatos. A veces nos llegan aparatos de mucha calidad, pero que se han deteriorado a la hora de cargarlos en el camión o en el traslado hasta aquí», comenta este trabajador.

Los aparatos de informática y electrónica llevan un proceso similar, y los residuos que no pueden ser aprovechados se envían a una empresa de tratamiento ubicada en Zaragoza.

Algunas de las sustancias peligrosas que tienen los RAEE contribuyen a la desaparición de la capa de ozono, según explica Elena Cereceda. Es el caso de los gases refrigerantes de los frigoríficos, congeladores, sistemas de aire acondicionado, bombas de calor, deshumidificadores, etc.

Otros componentes no son menos peligrosos, ya que contienen agentes cancerígenos, como los PoliCloroBifenilos, que se encuentran en los condensadores de muchos aparatos, o el PVC, que recubre los cables de la mayor parte de los aparatos eléctricos.

También se separan los elementos contaminantes y tóxicos utilizados en la fabricación de muchos de estos aparatos, como por ejemplo el aceite de los radiadores, los metales pesados (bario, estroncio, plomo...) que se encuentran presentes en los tubos de rayos catódicos de los televisores, o los materiales pirorretardantes (protectores contra la inflamabilidad) bromados, habituales en circuitos impresos o conectores y cables.

La Fundación Traperos de Emaús cumple así con la Directiva Europea 2002/96/CE, que marca las pautas sobre residuos de aparatos eléctricos o electrónicos.

En el Estado español, esta Directiva se plasmó en el Real Decreto 208/2005, que establece las medidas para prevenir la generación de residuos procedentes de aparatos eléctricos y electrónicos, así como para reducir su eliminación y la peligrosidad de sus componentes.

Este decreto también regula la gestión para tratar de mejorar la protección del medio ambiente. Como principios generales, establece que en primer lugar se debe procurar reutilizar los RAEE; si ello no es posible, hay que intentar reciclarlos; y, por último, siempre que no exista otra posibilidad, se deben «eliminar» mediante su enterramiento en un vertedero o por otros medios.

Llevar a cabo una buena gestión de los RAEE es importante para mejorar el uso de los recursos naturales, evitar su sobreexplotación y disminuir la generación de nuevos residuos, pero también, según precisa Elena Cereceda, para «evitar la contaminación y prevenir el cambio climático».

Uno de los objetivos de Traperos de Emaús es crear empleo para colectivos en riesgo de exclusión social, tal como preconizó a lo largo de su vida su fundador, el Abate Pierre.

9.500 toneladas al año

Según diversas fuentes, en Nafarroa se producen unos 16 kilos de RAEE por habitante y año, lo que supone entre 9.500 y 11.500 toneladas anuales.

Esta cifra está todavía bastante lejos de la media europea, ya que cada ciudadano de la UE produce alrededor de 20-25 kilos de RAEE al año;en el año 2004, la cantidad recuperada fue de entre uno y dos kilos de material por persona. Al actual ritmo de producción, se prevé que en el año 2010 se generarán en el Estado español unos 12 millones de toneladas de estos residuos. -



Productos de calidad y a precios asequibles

Reutilizar no es lo mismo que reciclar, aunque ambas prácticas se enmarquen dentro de la correcta gestión de los residuos de electrodomésticos y ordenadores. Una de las labores que caracteriza la filosofía de los Traperos de Emaús es la reutilización, esto es, el aprovechamiento de productos de segunda mano que se encuentran en buen estado. La gran ventaja es que se pueden adquirir a precios asequibles en los «rastros» que posee esta fundación, lo que no significa que no tengan calidad. Además, están garantizados.



Un sImbolo indica su recogida selectiva
El símbolo de un contenedor tachado que figura en algunos aparatos significa que ese residuo debe ir a la recogida selectiva, para que entre en el circuito de reciclaje. Ello permite realizar una gestión adecuada del aparato, lo que implica su entrega a un distribuidor, quien a su vez se encarga de enviarlo a un centro de tratamiento. Los viejos electrodomésticos se pueden entregar en los comercios ­siempre y cuando se adquiera un aparato similar­, en los Puntos Limpios o llamando a Traperos de Emaús (948-30.28.98).


 
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