ALEMANIA 32
FRANCIA 31
DONOSTIA
Dos paradas en los últimos catorce segundos del genial portero Henning Fritz a lanzamientos del «cañonero» francés Daniel Narcisse permitieron a Alemania alcanzar su quinta final mundialista, tras imponerse por 32-31 a Francia tras dos prórrogas inolvidables. El veterano cancerbero del Kiel, el primer portero de la historia elegido mejor jugador del mundo en 2004, hizo realidad el sueño de los 18.500 espectadores que abarrotaban el Kolnarena y de todo un país, que no estaba dispuesto a repetir lo ocurrido hace siete meses en el Mundial de fútbol.
No obstante, Francia evidenció desde el primer momento una madurez capaz de permitirle no dejarse arrastrar por el eléctrico ambiente existente en Colonia y encauzar el partido a un ritmo lento, tal y como hizo en los cuartos ante Croacia.
Los galos, con excesiva dependencia de las anotaciones de Narcisse, Abati y Karabatic entre los tres marcaron 21 de los 31 de su equipo, alcanzó el descanso con un gol de ventaja (11-12) sobre una Alemania muy insegura en ataque ante la escasa aportación de sus lanzadores Hens y Zeitz, pero que se mantuvo en el marcador gracias a la paradas de Fritz.
En la segunda mitad, el portero germano secó casi por completo incluso a Karabatic y Narcisse. Además, respaldada por el buen trabajo de su cancerbero, la escuadra teutona subió un punto su intensidad defensiva y mejoró en el juego colectivo.
Fue entonces cuando emergieron dos ilustres veteranos, Joel Abati y Markus Baur, ambos de 36 años, que condujeron los destinos de sus dos selecciones a un emocionante y tenso final. Un mal pase de Karabatic fue neutralizado por el robo de Guigou a falta de 15 segundos. El tiempo que necesitó Fritz para agrandar su leyenda con dos paradones a Narcisse.