Aunque parezca una broma, no lo es. El Pentágono se planteó en 1994 conseguir una bomba no letal cuyos efectos fueran los de inducir a la homosexualidad entre las filas enemigas. Con ello se pretendía «minar su disciplina y la moral de combate».

Tras las elecciones del domingo, Sarkozy procedió a la reforma del Gobierno obligado por el fracaso de Alain Juppé. Su sustituto al frente del «Superministerio» de Ecología será Jean-Louis Borloo, a quien, paradójicamente, culpan del retroceso de la UMP en la segunda vuelta.

El Ejército ocupante decretó de madrugada el toque de queda y comenzó el asalto de la ciudad sunita de Baquba, «bastión de Al Qaeda» según el Pentágono, dejando un reguero de civiles muertos y heridos. Horas después del inicio de esta operación cosmética, un camión-bomba estallaba al pie de una mezquita de culto chiíta en Bagdad, matando a al menos 75 personas, todas ellas civiles.

De puro manual. Incapaces de frenar la ofensiva talibán en el sur de Afganistán -la guerrilla se hizo ayer con el control de otro distrito en Kandahar-, los ocupantes occidentales responden con bombardeos indiscriminados, causando crecientes bajas entre la población civil.