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Mikel Jauregi Periodista

Las ganancias de una muerte

En todas partes cuecen habas, es verdad, y no conviene generalizar. Pero la ciudadan�a estadounidense, por decirlo de una forma suave, se lo tendr�a que hacer mirar. Tras la muerte en atentado -no se me ocurre otra forma mejor de definir los hechos- de Osama Bin Laden, el 72% de los habitantes del pa�s dice sentirse �aliviado� y el 60% se muestra �orgulloso� de que el l�der de Al Qaeda fuera abatido por un comando norteamericano. Se trata de dos de los datos que arroja un sondeo publicado el martes por el rotativo �The Washington Post�.

Pero lo que m�s me ha llamado la atenci�n de la encuesta se refiere a la consecuencia que ha tenido la ejecuci�n en la opini�n que los yanquis tienen de Barack Obama: tras lo ocurrido en Pakist�n, el 57 por ciento afirma aprobar su labor al frente del Gobierno, frente al 38% que la rechaza. Pues bien, hace dos semanas quienes la respaldaban eran el 47% y los que la suspend�an, el 50%. En apenas unos d�as, el presidente endereza -�y de qu� forma!- su maltrecha imagen. Le ha bastado con cargarse al hombre que, sin duda, constitu�a el rostro del mal para sus compatriotas. Le descerrajan dos tiros y voil�, todos a sus pies. �Hacer frente al desempleo? �Buscar f�rmulas para el crecimiento de la econom�a? �Para qu�? Si por aquellos pagos lo que da r�ditos pol�ticos y electorales es la fuerza bruta. �Eh!, pero leg�tima...

Obama ha actuado como lo hac�a el personaje Paul Kersey, m�s conocido como el Vengador An�nimo, que interpret� Charles Bronson en aquella serie de pel�culas realizadas entre mediados de los 70 y los 80. �Se acuerdan? �El justiciero de la ciudad�, �Yo soy la justicia�, �El justiciero de la noche�... All� no hab�a ni arrestos ni juicios. El protagonista se los pasaba por el arco del triunfo; �l era poder legislativo, judicial y ejecutivo, todo junto. Y los malhechores acababan, s� o s�, criando malvas. Por los santos bigotes del �justiciero�.

Obama ha actuado como Bronson en su recordado papel. Y sus conciudadanos -y medio mundo, no nos enga�emos- le aplauden con las orejas. Well done, man. Que se eche a temblar el siguiente en la lista de los malos mal�simos.

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