Xabier Arriaga, Txetxu Nuñez Baserritarras y miembros de Etxalde
Erralde, el puente que se quiere destruir
¿Qué persigue el cierre de Erralde? Es la pregunta que nos hacemos muchos y que no alcanzamos a comprender, salvo que se esté intentando repetir el anterior cierre por parte de los mismos pero disfrazados. Un proyecto que genera empleo de calidad, que económicamente es viable, que no ha estado ligado a ningun problema sanitario, que posibilita que la carne producida en los caseríos de Bizkaia se consuma en Bizkaia. Pero que si tiene alguna deficiencia técnica es subsanable hasta la constitución del nuevo matadero en Berriz.
El viejo matadero es un puente importantísimo hacia el nuevo matadero y los detractores del proyecto lo saben. El cierre en la etapa anterior del matadero de Durango hasta su posterior apertura supuso 2 millones de euros de dinero público y su cierre pretendía canalizar toda la matanza hacia Zorroza, y todos sabemos cómo acabó. Los firmantes del escrito sostenemos que de las consecuencias del cierre no son conscientes algunas personas que tienen la decisión en sus manos, pero sí lo son quienes han promovido la no presencia en apoyo a Erralde en la última rueda de prensa pública de Bilbao.
La Diputación se escuda en su falta de competencias para no mojarse pero algún día dirá si Bizkaia se queda sin matadero cuál es su propuesta, y seguro que la tiene. Romper el puente entre el viejo y nuevo matadero, consecuencia de la pérdida de la dinámica económica, de indemnizaciones, etc., puede llegar a costar sobre los 5 o 6 millones de euros. Y esta es la consecuencia directa del cierre y el medio para intentar condicionar el nuevo proyecto. Tenemos claro que lo que se persigue es destruir un modelo de desarrollo local ligado a los intereses de los pequeños productores, consumidores y carniceros frente a un modelo ligado a las corporaciones de la carne que sienten la amenaza que les supone la deslegitimización de un proyecto como Erralde, en su interés por controlar el mercado y la especulación en torno a la carne.
Todo ello a costa de los consumidores, la destrucción de la producción autóctona y en nombre de la competitividad. La pérdida de esta herramienta, el matadero local, llevaría implícitamente el auge de los intermediarios como antesala a la desaparición de la producción de carne, y esto lo saben quienes promueven el cierre, pero no les importa porque traerán la carne de Argentina o de los países del Este para abastecer un mercado del que se sentirán dueños; y ejemplos también tenemos en otros sectores. Tenemos que perseverar en la lucha por la moratoria utilizando todos los medios a nuestro alcance, porque nos jugamos el futuro para nuestros hijos y el derecho a una alimentación.