Octavos de la Copa
¡Y el ketchup salió de golpe!
Los rojiblancos certifican su pase a cuartos tras golear a un buen Albacete, en un encuentro en el que siempre mandaron, atacaron en oleadas, hicieron cuatro tantos y perdonaron lo que no está escrito.
ATHLETIC 4
ALBACETE 0
Joseba VIVANCO
Lo de anoche en San Mamés podía haber dejado en ridículo al marcador del Mallorca-Real, pero por ahora habrá que conformarse. Los chicos de Marcelo Bielsa las tuvieron de todos los colores y sabores, pero habrá que conformarse con los cuatro que cosecharon, a cada cual, eso sí, de mejor factura. Por fin, los goles salieron como el ketchup que decía Van Nistelroy, de golpe, aunque antes hubo que agitar el bote unas cuantas veces, demasiadas veces. Pero las suficientes para certificar el pase a los cuartos de final de la Copa que, sumado a la situación en Liga y Europa League, no es poco a estas alturas de temporada.
No peligró en ningún momento la eliminatoria, por mucho que el Albacete sea un equipo bien plantado, trabajado y que no perdió la cara. Pero también es verdad que los rojiblancos deberían haber finiquitado el choque mucho antes de que Gaizka Toquero volviera a reinar en La Catedral con un golazo de tacón que hasta Bielsa celebró.
El rosarino dijo, después, en sala de prensa, que fue un tanto «muy lindo», si bien fue más allá al expresar que «me alegro por él, porque se merecía convertir por lo que que aportó en los juegos anteriores».
Había dicho en la previa el argentino que Llorente no iba a solucionar por sí solo la aridez goleadora del equipo, pero que su presencia sobre el césped ayudaría a regar el área contraria. Pues el internacional estuvo a punto de `mear' la oreja del Albacete por dos veces en los cinco primeros minutos de partido. Pero erró hasta lo que no fallaron ni en la `pachanga' navideña entre periodistas y técnicos de Lezama.
Al minuto dos, enorme jugada que inicia Muniain, combinaban en banda Susaeta e Iraola y el centro al área pequeña lo remataba, manso como el Fernandito que creíamos ya olvidado, a las manos del meta rival. Sólo un minuto después, un pase atrás de libro de De Marcos, Llorente lo cruza fuera, solo ante el portero, con San Mamés levitando ya de sus asientos.
Había salido el Albacete conjurado, presionando arriba, valiente, con hasta cuatro y cinco hombres tapando la salida del Athletic en los morros de la defensa rojiblanca, pero pronto el Athletic le metió miedo en el cuerpo con esas dos salidas en las que los manchegos fallaron, precisamente, en esa presión. El propio Llorente volvió a tocarla floja a las manos de Campos al minuto seis. El partido cogía ritmo, los leones metían desde inicio una marcha más que la habitual en los arranques de San Mamés, las bandas funcionaban, Muniain parecía más activo de inicio... Hasta Javi Martínez levantó aplausos con una de sus casi olvidadas cabalgadas hacia la meta rival.
El dominio local, fraguado en el control del balón, aunque pecando a veces de mirar más hacia atrás que hacia delante, primaba y el gol debía ser cuestión de tiempo, de paciencia. Y así fue. Un pase de made Play Station del pequeño Bart, sorteó la línea defensiva manchega a ras de césped, para que Susaeta, esta vez sí, enfilando convencido de sus posibilidades, la elevara por encima del guardameta visitante. Golazo, puñetazo al aire y ventaja. Ventaja que a punto estuvo de ampliar Llorente, de churro, antes del descanso, pero ni así `mojó'.
Toquero, la puntilla
La reanudación arrancó en la misma línea, con ocasión de De Marcos, contragolpes del Athletic, y un partido que por momentos se volvía loco, descabezado, desmelenado, un ir y venir de campo a campo en el que el Athletic se sintió cómodo, tanto que Herrera, desacertado toda la noche en sus pases a más no poder, enganchó una media volea que se fue a la red. La cosa estaba ya medio hecha.
Fue ya demasiado para un Albacete que se acercaba, rondaba, pero no llegaba a Iraizoz sino con algún disparo lejano. Así que el Athletic, con cada robo de balón, montaba el consabido contragolpe, eso sí, pésimamente terminados la mayoría de ellos. Por suerte, por allí pasaba Toquero en uno de ellos, para sacarse un taconazo elevado al que sólo le faltaron los pañuelos. El cuarto de San José, a la salida de un córner, fue la puntilla ante un Albacete que había ya bajado los brazos. Los goles que fallaron Muniain o Toquero en las postrimerías del encuentro, mejor ni recordarlos...
Cumplió el Athletic, que era lo importante, y si bien Bielsa manifestó que «tuvimos una producción ofensiva valiosa», cosa que nadie duda, no es menos cierto que enfrente estaba un Segunda B y que se siguen malgastando demasiados últimos pases, demasiadas últimas decisiones, demasiados ataques. Se ganó con solvencia, se ganó en definitiva, pero ni mucho menos fue un partido brillante por parte de buena parte de jugadores, en exceso individualistas como Muniain, desacertados como Llorente, nada atinados en el pase como Herrera.
Ahora, toca el Mallorca. Será el miércoles, a las 20.00, en San Mamés. Y la vuelta, una semana después. Enfrente, un Joaquín Caparrós que ha conseguido pasar a cuartos de final de Copa en siete de las nueve ocasiones en que ha tenido ocasión. Así que tampoco será fácil. Pero quien no lo tiene fácil es cualquier equipo que se mida a los leones de Bielsa. El próximo, el domingo, el Levante.