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ESTRATEGIA A MEDIO Y LARGO PLAZO

Sus socios ven que la legalización de Sortu refuerza la alianza estratégica

Frente a lecturas exteriores que hablan de que la legalización de Sortu puede conllevar la absorción de sus actuales socios en EHBildu, los dirigentes de EA, Aralar y Alternatiba subrayan que dicha legalización no solo contribuirá a mejorar el funcionamiento de la coalición, sino que afianza las bases de una alianza estratégica que va más allá de las elecciones y de una legislatura, perfilándose una unión de largo plazo.

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Iñaki IRIONDO | GASTEIZ

Las fuerzas que en la actualidad constituyen Euskal Herria Bildu sostienen que la legalización de Sortu contribuirá a reforzar no solo las tareas de la coalición, sino también la unidad estratégica a medio y largo plazo que han formado junto con Abertzaleen Batasuna. Pello Urizar, secretario general de EA, subraya que «una vez que la coalición está ya conformada por partidos legales, la idea es ir más allá, hacia una alianza que supere el compromiso meramente electoral que tiene una coalición y que puede tener su caducidad en una legislatura. La alianza va más lejos, tiene una visión de medio y largo plazo».

El vicecoordinador de Aralar, Dani Maeztu, asegura que «el haber firmado un acuerdo estratégico a nivel de todo Euskal Herria no es una casualidad ni para llevarlo solo a las confrontaciones electorales. Responde a la necesidad que vemos de confluir en un acuerdo sobre cómo llegar por un lado a la soberanía y al derecho a decidir, y por otro a demostrarle a la sociedad que más allá de las elecciones tenemos un proyecto alternativo al resto de fuerzas en el ámbito económico, social, de infraestructuras, territorial... Y eso lo queremos trabajar para todo Euskal Herria».

Desde Alternatiba, Oskar Matute destaca al valor de «haber conseguido un elemento de fortalecimiento que es la unidad, en la que se antepone lo que nos une a lo que nos separa, con un objetivo estratégico claro, que es la construcción de la soberanía nacional de Euskal Herria desde abajo, para y por los ciudadanos, y con parámetros de izquierda para buscar una sociedad justa y democrática».

«Trabajaremos mejor»

Los tres dirigentes entienden que la legalización de Sortu supondrá una mejora en la forma de funcionamiento de EHBildu, puesto que la ilegalidad conllevaba problemas no solo para la izquierda abertzale, sino también para sus socios.

Por un lado se daba una especie de esquizofrenia entre lo interno y lo externo. Dani Maeztu explica que «cuando nos juntábamos ya sabíamos cada uno a qué representábamos», pero oficialmente éramos «tres partidos y algo que no se sabía muy bien qué era». Añade que «todos sabíamos de qué hablábamos cuando nos referíamos a la izquierda abertzale, pero había siempre una espada de Damocles sobre algunas personas. Ahora seremos ya cuatro partidos legales».

Pello Urizar recuerda que «la ilegalización conlleva que uno de los integrantes no pueda aparecer normalmente, ni tenga sedes, ni pueda realizar unos gastos de manera normalizada. Que no pueda tener una estructura política con cargos, con personas liberadas. Eso hace que un partido o cualquier organización no pueda trabajar como debe».

Oskar Matute llama la atención sobre otro punto no menor como es el de la elección de candidatos. «Que la izquierda abertzale no pueda presentar a quien quiera presentar, sino que tenga que buscar personas que cumplan no se qué requisitos, también dificulta el trabajo del día a día», afirma. Y añade que «todavía hay en Euskal Herria muchas personas que por su actividad política se ven privadas de sus derecho de ser elegido. Eso condiciona al conjunto del proyecto». Porque, «no es lo mismo elegir el mejor candidato que elegir el mejor candidato entre los posibles».

El fantasma de la absorción

Los fantasmas que se han agitado desde el exterior en torno a que la legalización de Sortu supondría que este partido acabaría absorbiendo a sus socios -y todavía ayer había en la prensa algún rastro de esta concepción- son negados por las tres formaciones, pero cada una lo hace desde una óptica diferente.

Eusko Alkartasuna fue el primer partido que firmó un acuerdo estratégico con la izquierda abertzale y, por tanto, el que más tiempo lleva soportando acusaciones como la de ser su «vientre de alquiler» o su «tonto útil». Pello Urizar responde que la trayectoria de los dos últimos años y la actuación de la izquierda abertzale desmienten esta acusación.

Recuerda que cuando se ilegalizó Sortu y luego apareció Bildu ya se habló de «Plan B», pero no era tal. «Siempre hemos tenido muy claro que el acuerdo estratégico superaba al electoral y es una suma entre diferentes».

Las acusaciones contra la dirección de Aralar de haberse «vendido» a la izquierda abertzale o haber sido «fagocitada» por ella no han llegado solo desde el exterior, sino también desde sectores internos que no compartían la apuesta mayoritaria de las bases.

Dani Maeztu explica que «la cuestión de la fagocitación no tiene que ver con la legalización de Sortu. Quien defiende esa teoría la mantiene estando legalizada o no la izquierda abertzale. Pero lo cierto es que la izquierda abertzale a la que representa Sortu había hecho una apuesta por una unión de fuerzas. Aralar había hecho también esa apuesta. Sabemos cada uno la fuerza y la base social con la que contamos y somos conscientes de ello. La apuesta por la unidad no la hacemos ni con miedo a que nos fagociten ni tratando de rascar algo más. Hemos defendido siempre la unión de fuerzas y la necesidad de crear un espacio de izquierdas que apueste únicamente por las vías políticas».

Oskar Matute sostiene que este fantasma es «un elemento que emplean los adversarios de la izquierda abertzale para desacreditarla y que no se corresponde con la realidad». «En estos meses, haciendo camino desde la diversidad hemos creado un sujeto fuerte y eso es lo que temen y por eso agitan lo de la fagocitación», concluye.

 
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