Como nítidas y transparentes definió la Jefa, en su última comparecencia antes de sus merecidas vacaciones, el estado de las cuentas de Navarra. Tan transparentes que si uno no las ve a trasluz le pasan desapercibidas. No es que nos las oculten, no; es que, los del vulgo, no les prestamos la suficiente atención. Den gracias al cielo, pues de lo contrario, el primitivismo de las clases bajas navarras enardecido por la nitidez de las cuentas del erario habría hecho enrojecer las escaleras de Palacio y Parlamento con la sangre de tanto sinvergüenza vendepatria.

¿Os acordáis que Navarra tenía Caja de Ahorros? Después se hizo tan cívica tan Cívica, con un funcionamiento tan nítido, tan transparente que hasta decían cuánto ganaban con tus ahorros y tú mismo decidías en qué debían invertir parte de los beneficios obtenidos con tus ingresos. Tan transparente, tan transparente que, poco a poco, fue difuminándose hasta fundirse con el Kosmos.

No gusta el Capital de trasnochados aranceles y de la obsolescencia de las fronteras. Un engorro para el libre desarrollo de su espíritu con vocación de subsumir toda la realidad. La física e incluso la metafísica. Un mismo cuerpo y un único espíritu, tal es su internacionalismo. No intentes entenderlo, estúpido lector, «mi semejante, mi hermano». Tan solo los iniciados tienen acceso al mecanismo y a su lógica. Como nuestra Jefa, doctora en nitidez y tan amiga de transparencias. Cuando la imagino tan nítida y entre transparencias se me desboca la libido y mis ojos castigados por miopía, astigmatismo y presbicia, hacen chiribitas. Sé que nunca será mía, no soy de los iniciados, pero ¡dejad soñar a este mortal! A nadie hace daño.

Como renunciamos a la Caja (bueno, en justicia, fueron otros, más preparados, en nuestro nombre) en aras del internacionalismo; ahora Emilio, gracias a las artes de Yolanda, viene en nuestra ayuda con 650.000.000 de euros. La nitidez y transparencia que, gracias a Botín, alcanzarán las cuentas de lo público serán de tal calibre que no podrán ser miradas de frente sin quedar cegados para siempre. ¡Qué profesión la de los banqueros! El altruismo en estado puro. Me atrevería a decir que su generosidad supera a la de los profesionales de la política.

¿Quién dispondría de un hogar, refugio para los suyos, si un banquero no le hubiese facilitado unas perrillas con las que comprar una casa? y el coche y los muebles y... tantas cosas necesarias. Y a cambio de tan poco. De unos cómodos plazos mensuales durante unos pocos años.

No contentos con aportar esas ayudas individuales tan necesarias para el desarrollo personal del ciudadano perteneciente a las clases económicamente débiles, ahora el más insigne de los banqueros españoles tiene a bien acudir en ayuda de lo colectivo, Navarra en este caso, todo por la nitidez y transparencia de sus cuentas, fruto del buen hacer de Yolanda y Roberto al alimón.

Afortunada Navarra, con sus políticos y sus obras públicas al servicio del pueblo. Ahora en manos de Botín, la tranquilidad será nuestra forma de vida. No nos merecemos tanto.