Internacional
No es solo fútbol
El héroe egipcio Aboutrika acaricia la Champions africana y el niño de la guerra bosnio Begoviç marca gol.
Joseba VIVANCO
Rachid Mekhloufi creció en medio del sometimiento de unos pocos de cientos de miles de colonos franceses sobre ocho millones de argelinos. Con 18 años salió de Argelia, rumbo al Saint-Etienne, librándose por poco del estallido de la guerra de liberación y el desangramiento de su tierra. Triunfó, ganó el campeonato francés, fue convocado junto a los Kopa y Fontaine para el Mundial de Suecia, hasta que un 13 de abril de 1958 desapareció sin dejar rastro, él y otros diez de los 33 argelinos que militaban en equipos del país cuya bota aplastaba a los suyos. Formaba parte de un plan preconcebido por el Frente de Liberación Nacional argelino, que se tradujo en una potente selección en pro de la independencia de Argelia. Mekhloufi se perdió el Mundial del Pelé, pero jugó 40 partidos con ese combinado hasta que acabó la guerra.
Aquel futbolista comprometido regresó a Francia. A su Saint-Etienne. Silencio en su debut. Un regate y ovación general. Ganó tres ligas con los `verdes', se retiró y fue seleccionador argelino en el Mundial de España. «Muchos franceses y gente alrededor del mundo se enteró de lo que pasaba en Argelia gracias a nosotros», se explicaba este deportista que prefirió la revolución antes que el fútbol.
Este fin de semana, en un Orlando Stadium abarrotado se jugó el partido de ida de la final de la Champions africana, donde los locales de Soweto, los `bucaneros' del Orlando Pirates, no pudieron pasar del empate ante el club más laureado del continente africano, el Al Ahly (El Nacional, en árabe) cairota, cuyo gol lo anotó el jugador más emblemático en la historia del fútbol de su país, Mohamed Aboutrika, el Zidane egipcio, doble campeón africano de selecciones y tricampeón de clubes. Marcó de un libre directo certero y como siempre se arrodilló para dar gracias a Alá. El `asesino sonriente' como le bautizaron los medios de comunicación extranjeros por sus goles y sonrisa, es más que una estrella del fútbol para los suyos.
El Saher (El Mágico), como también le apodan, se erigió como un referente tras los trágicos sucesos de febrero de 2012 que terminaron con 74 muertos en un partido de su equipo en Port-Said, en medio de las revueltas que derrocaron a Hosni Mubarak. «Esto no puede seguir así. Abandono el fútbol», sorprendió a todos. Fue un toque de atención para muchos egipcios. Lo decía el mito, el ídolo, el jugador que rechazó los cheques europeos para hacer grande el fútbol egipcio. El futbolista licenciado en Filosofía, fiel a su país y comprometido con los demás. Como cuando tras anotar uno de los sus numerosos goles mostró bajo su camiseta su apoyo a Gaza, lo que le convirtió en un referente para los palestinos. Justo hoy, este hombre de paz, de buen corazón como le reconocen los periodistas que siguen su carrera, cumple 35 años en puertas de un nuevo entorchado que se decidirá el próximo domingo en El Cairo.
Suspendido el Estrella-Partizán
La guerra en su niñez la conoció también alguien que esta jornada ha sido singular protagonista en la Premier League. El guardameta Asmir Begoviç, del Stoke City y la selección nacional bosnia, anotó a los 15 segundos de partido tras golpear con fuerza el balón y coger desprevenido a su homólogo en la meta rival, Artur Boruc, del Southampton, otro portero polaco más de los que llegan al fútbol inglés gracias más a sus avispados agentes que a su calidad.
El autor del tanto, Begoviç, vio cómo su familia dejaba atrás los horrores de la guerra balcánica cuando él contaba seis años. Alemania primero y Canadá después, siempre lejos de Trebinje, su pueblo natal, es uno más de la larga lista de futbolistas que emigraron lejos de la contienda siendo niños y hoy triunfan lejos. Como Haris Medunjanin, quien tuvo que huir junto a su madre y su hermana pequeña con destino a Holanda, con sólo siete años. Su padre se quedó atrás, en Sarajevo. Fue una de las doscientas mil víctimas de la guerra. O Senad Luliç, que creció en Suiza mientras Mostar, su ciudad, era devastada. O Miralem Pjaniç, el jugador de la Roma, que vivió en Luxemburgo lejos del horror de la masacre que las fuerzas del Ejército serbio de Bosnia perpetraron en Tuzla, en aquellas mismas calles que le habían visto nacer. O Vedad Ibiseviç, que creció y sobrevivió a la guerra en Vlasenica, una ciudad con fuerte presencia de la comunidad serbo-bosnia, para luego emigrar primero a Suiza y luego a Estados Unidos.
Hoy, en la selección bosnia, clasificada por primera vez para un Mundial, el de Brasil, juegan futbolistas musulmanes, serbios y croatas. «Gracias a todo el país y también gracias a aquellos que estuvieron en contra», declaró el capitán Emir Spahic al final del partido reconociendo los cambios a medias. Nada que ver con los espectáculos bochornosos que ofrecen seguidores ultras de muchos equipos y que derivan en suspensiones como la del derbi serbio entre Estrella Roja y Partizán.
Probablemente uno de los enfrentamientos más caldeados del fútbol europeo. El equipo que fuera del Ejército yugoslavo y el que naciera de los partisanos que lucharon contra Hitler, un ideario común que con el paso del tiempo derivó en un nacionalismo serbio de los primeros y un sentimiento afín al régimen del mariscal Josep Tito los segundos, pero que confluyó de nuevo para defender a Serbia, muchos de sus miembros con las armas. Hoy, el `derbi eterno' de Belgrado, Estrella Roja contra Partizán, Delije contra Grobari, esconde una rivalidad deportiva, no política, pero igualmente incendiaria.
El derbi de Gales fue azul
Una de las rivalidades históricas más encendidas y más violentas del fútbol británico se vio también en el primer derbi galés de la historia de la Premier, donde el Cardiff City se impuso por un solitario gol al Swansea City, en un atestado Cardiff Stadium, cumpliendo la tradición que persiste desde hace 17 años en este derbi del Sur de Gales, de que ninguno gana por más de un gol de diferencia. Los de Cardiff, guiados por ese entrenador que lleva a sus jugadores a hacer la compra para decirles qué comer, Malky Mackay, y presididos por el peculiar malasio Vincent Tan, ya se han colocado en 12ª posición de la tabla.
Felicidad entre los Bluebirds, trizteza entre los Swans, donde siguen con derecho a soñar es en el Emirate Stadium, donde el Arsenal y su mediocampismo -Ramsey, Cazorla, Rosicky, Wilshere, Arteta, Flamini... y Özil- volvieron a ganar y se destacan como líderes en solitario con 5 puntos de ventaja. Lo hicieron ante su inmediato perseguidor, el Liverpool, por 2-0, dejando claro que los Reds dependen en exceso de sus letales Luis Suárez y Daniel Sturrigde, aunque el sueco Zlatan Ibrahimovic, al ser preguntado estos días por cuál es mejor pareja, si Van Persie-Rooney o Suárez-Sturridge, solo se le ocurrió responder «¿y quién es Sturridge?».
Derrota del Liverpool y derrota del Chelsea de Jose Mourinho por 2-0 en su visita al siempre complicado St. James's Park de Newcastle. «He cometido once errores», criticó duramente el técnico luso a sus jugadores. Tampoco pudo ganar el Tottenham Hotspur, al que le falta gol, que no pasó del 0-0 ante un Everton que pinta bien, y por detrás está un Manchester City que goleó 7-0 al Norwich y un Manchester United que venció 1-3 al Fulham de Amorebieta.
La Roma empata y eso es noticia
En Italia, por fin, la Roma se dejó dos puntos. Los giallorossi no pudieron conseguir su undécima victoria consecutiva y todo por la cornada de un Torino que igualó la ventaja romana, 1-1. «Todavía somos primeros y no podemos ganar todos los partidos. Es una pena que hayamos encajado un gol en un momento de relajación. Pero puede pasar, especialmente después de este gran inicio», dijo su estandarte Daniele de Rossi.
Napoli -el mejor de la historia junto al de Maradona- y Juventus le recortaron dos puntos después de sendas victorias y evidencian lo caro que va a estar este Scudetto. El Inter se impuso 0-3 al Udinese para recuperar la cuarta plaza, mientras que el Milan sufrió la quinta derrota de la temporada al caer 0-2 ante la Fiorentina, con Adriano Galliani abandonando el palco tras el segundo gol viola; ya están a 16 puntos de Juve y Napoli.
«La Bundesliga será la mejor Liga española» ha vaticinado Bastian Schweinsteiger. Su Bayern se abonó a la tercera remontada consecutiva y se mantiene invicto -son 36 partidos seguidos- al frente de la tabla. Un 1-2 al Hoffenheim que sigue dejando dudas y certezas, en estas últimas, la de Frank Ribery y sus dos asistencias de gol. Nada que ver con el Dortmund, que arrasó 6-1 al Sttutgart, con hat-trick del polaco Robert Lewandowski, y que descuelga un poco al Bayer Leverkusen, que cayó en casa del colista Eintracht Braunschweig, el equipo de los `leones' que eliminó al Athletic de Bilbao en 1/16 de la UEFA hace 42 años. El Nuremberg, en la cola, perdió en casa ante el Friburgo por 0-3 y al final del choque sus jugadores y su director deportivo se disculparon micrófono en mano ante su afición.
Quien no ha pedido disculpas por entrometerse en la lucha entre PSG y Mónaco es el Lille de René Girard -el técnico que conquistó la Liga en 2012 con el Montpellier-, que derrotó 2-0 a los monesgascos y ya es segundo a dos puntos de los parisinos, que ganaron 4-0.«El fútbol para los futbolistas», se reivindicó en Mayo del 68, y no para los inversores multimillonarios.