El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, abrió ayer un nuevo frente en la guerra contra la laicidad de la sociedad, al atacar las residencias estudiantes mixtas en nombre de la moral. «No hemos autorizado ni autorizaremos que chicas y chicos estén juntos en las residencias del Estado. Pueden ocurrir todo tipo de cosas. Hemos recibido quejas de familias que nos han pedido intervenir», se justificó Erdogan. A la vez, pidió a los gobernadores provinciales que controlen las residencias y a la población que denuncie «comportamientos sospechosos». Según fuentes oficiales, las tres cuartas partes de las residencias públicas de estudiantes separan ya a chicos y chicas. A comienzos de 2014 ya no quedará ninguna mixta, pero el Gobierno quiere ir más allá y ha sugerido que la prohibición puede extenderse a las residencias privadas y pisos compartidos.