Juan Luis SAN JOSE | Autor de la novela «La doble actividad del acróbata»
«Los protagonistas son cuatro escritores comprometidos»
Un narrador, que aparece y desaparece y que escribe una novela dentro de la novela, con sus personajes que se le rebelan, y cuatro personajes principales (cuatro escritores pésimos y comprometidos que se creen llamados a grandes empresas literarias) son los elementos de la primera novela de Juan Luis San José, «La doble actividad del acróbata». San José fue Premio Euskadi de Teatro en 1993.
Fue Premio Euskadi de Teatro en 1993. Trabajó durante
años con el grupo Tarima de Bilbo. Acaba de publicar en la editorial Elea su
primera novela, “La doble actividad del acróbata”, donde trenza diferentes
historias que ambienta en una época políticamente convulsa que recuerda los años
30. Es de Bilbo, pero vive en Gasteiz. Tiene 45 años y trabaja en una oficina.
¿Su novela es una historia de escritores?
Los protagonistas principales son cuatro escritores que se mueven en una época no determinada, pero que recuerda el período convulso de los años 30 en Europa, una época política y socialmente turbulenta. Pero, a la vez puede recordar también la década de los 60 o de los 70. En ese contexto político, enmarcado por un golpe de estado, se mueven estos cuatro escritores que son pésimos, pero se creen llamados a grandes empresas literarias.
¿Por qué los sitúa en una época políticamente tan convulsa?
La novela tiene un fondo político que recuerda los años 30, porque se respira un ambiente de totalitarismo, aunque se desarrolla en un país imaginario, marcado por un golpe de estado que determina la vida de estos cuatro escritores. El país puede recordar lo mismo la España de Franco como la Italia fascista o el Chile de Pinochet.
Está de moda la literatura sobre escritores, pero no la novela política.
No creo que la novela sea política, pero es verdad que los protagonistas principales son escritores comprometidos con la revolución, aunque al cabo de la historia uno de ellos cambie de orilla. Me interesaba la literatura de las épocas convulsas, la de los años 30 por ejemplo, porque era una literatura de combate frente al fascismo. Pero la novela tiene también un fondo irónico, porque tanto estos cuatro novelistas comprometidos como sus contrarios ideológicos comulgan con las mismas necedades. Dice que es una novela coral. ¿No hay, por
lo tanto, un narrador principal? Hay un narrador principal que aparece y desaparece. No es un narrador omnisciente, sino un narrador que está escribiendo una novela dentro de la novela, pero que tiene serios problemas con sus personajes, que de alguna forma se le rebelan, se le escapan de las manos y se le vuelven contra él, le sugieren modificaciones o cambios, le piden más claridad expositiva en varios momentos y llegan a hacerle chantajes al narrador principal.Es una novela difícil de contar, porque más que contar sugiere. El editor ha presentado la novela como muy
poco convencional, confeccionada a base de historias intermitentes que forman un
puzzle. En lugar de una historia convencional y lineal, la estructura de la novela está llena de vericuetos y recovecos. La historia principal está narrada desde diferentes ángulos y voces. Es una novela coral. ¿Cuáles han sido como lector sus referencias
más asiduas? He sido aficionado a los autores que han apostado fuerte por un modo distinto de narrar. Mis autores preferidos han sido, por citar a algunos, Boris Vian y Queneau en francés y Mendoza y Marsé en castellano. Están también Modiano y otros muchos. Usted ganó un Premio Euskadi de
Teatro. Tengo dos obras publicadas: “La piedra que flota en el estanque”, que ganó en el Euskadi de Teatro en el 93, y con anterioridad había publicado “Knokke Le Zoute”, que es una localidad de la costa flamenca. Trabajé durante cinco años para el grupo Tarima. Pero ahora me siento alejado del teatro. No conozco a nadie que siga escribiendo teatro. Tengo otra novela en el cajón y la estoy retocando. -
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