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Gara > Idatzia > Jendartea 2006-03-13
IV Foro Mundial del Agua
Mitos y hechos en torno al agua dulce
El autor es el director del Programa de Agua Dulce de WWF International. En este análisis aclara algunas máximas como la necesidad de las represas, la necesidad de más agua para producir más comida o la conservación de las reservas de agua naturales

Jamie PITTOCK

Más de mil millones de personas en el mundo carecen de acceso al agua potable. Más de dos mil millones no cuentan con servicios higiénicos adecuados y la tasa de muerte anual por enfermedades transmitidas por el agua se estima en más de cinco millones. Además, los últimos 30 años han visto un declive del 50% en las poblaciones de especies de agua dulce, un porcentaje muy alto si se le compara con especies de ecosistemas marinos y forestales.

Con estadísticas como ésta, es hora de preocuparse. Con tanta gente en el mundo sufriendo por la escasez de agua, es tiempo de actuar para preservar lo que queda de nuestros recursos de agua dulce. Se deben conocer los mitos y hechos y sobre todo, las soluciones prácticas a la crisis de agua del planeta, en momentos en que miles de participantes se reúnen en México para asistir al IV Foro Mundial del Agua, un encuentro que apunta a elevar la conciencia sobre los problemas internacionales de agua e influir en las políticas sobre agua a nivel global.

Las represas

El mito es que las represas reducirán la crisis del agua acumulándola para generar hidroelectricidad y no tendrán impacto negativo sobre el ambiente. El hecho es que hay más de 48.000 grandes represas funcionando en el mundo. Muchos de estos diques, así como otros en construcción, amenazan a la mayoría de ríos más grandes e importantes del mundo. Un estudio científico reciente muestra que más del 60% de los 227 ríos más grandes han sido fragmentados por diques, llevando destrucción a los humedales, una reducción de especies de agua dulce ­incluyendo delfines de río, peces y pájaros­ y el desplazamiento forzado de millones de las personas.

El mito es que necesitamos más agua para producir más comida. El hecho es que ya estamos agotando el 54% de las fuentes de agua dulce accesibles del mundo, pues sólo el sector de agricultura utiliza el 70%. De este 70%, más de la mitad se gasta en métodos de irrigación ineficaces. En países donde se cultivan algunas de las cosechas «más sedientas» ­algodón, arroz y azúcar­ nuevas prácticas agrícolas aseguran que los escasos recursos de agua se usen de manera más productiva.

El mito es que los hábitat de agua dulce se están conservando a expensas de las personas. El hecho es que estudios de WWF en Colombia, Brasil, Sudáfrica y China muestran un aumento de ingresos, empleo y rendimiento de la pesca en conjunción con proyectos de conservación natural de las comunidades locales.

Más de un tercio de las 100 ciudades más grandes del mundo ­incluyendo Nueva York, Yakarta, Tokio, Mumbai, Río de Janeiro, Los Angeles, Barcelona, Nairobi y Melbourne­ dependen totalmente de bosques o áreas semi protegidas para la captación de casi toda el agua que consumen. Los bosques naturales bien manejados minimizan el riesgo de derrumbes, erosión y sedimentación. También mejoran sustancialmente la pureza del agua filtrando contaminantes, como pesticidas, y en algunos casos captan y acumulan el agua. Los países harían bien en adoptar una estrategia de protección del manto friático del bosque lo que resultaría en un gran ahorro de costos en el suministro de agua, mejorando la salud de las poblaciones locales.

Conociendo algunos de los hechos, uno pensaría que los gobiernos responsables serían expeditos en llevar a cabo soluciones más baratas y duraderas en el manejo de sus suministros de agua.

Recurso finito

Tristemente, muchos aún creen que los proyectos de gran infraestructura, como las represas, producen resultados más rápidos que los eficientes esfuerzos en pequeña escala, basados en las comunidades. Los gobiernos también han fallado en implementar acuerdos previos en un marco nacional y global para el manejo sostenible del agua.

El agua es un recurso finito, que se agota rápidamente y no se puede sostener con proyectos grandiosos. Más bien, debemos concentrar esfuerzos en su justa distribución, restaurar el manto acuífero y los humedales, reducir la contaminación y el manejo sostenible de la pesca. Conservar los ecosistemas de agua dulce no es una alta meta predicada por el movimiento ambiental sino una base práctica para erradicar la pobreza. La conservación de ecosistemas de agua dulce puede resultar en agua potable, agricultura y pesca más eficaces para los pobres.

La conservación de humedales y ríos debe ser una prioridad para los gobiernos que buscan garantizar el agua y reducir la pobreza. El IV Foro Mundial de Agua podría ser importante si los gobiernos se enfocan en la parte que falta: buen manejo de los ríos, humedales y otros cuerpos de agua dulce como fuente de agua para las personas y la naturaleza. -


 
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