Han pasado del estupor al desconcierto. Un corto viaje.

Tonia Etxarri, en ‘‘El Correo Español’’ y ‘‘El Diario Vasco’’ no ocultaba su alarma: «con los textos que tenemos en la mano, hay que ser realistas. ETA no cierra la persiana si no es para negociar el cambio de marco político. No le hace falta deletrear la palabra autodeterminación. Con decir que quiere un nuevo marco en el que se nos reconozcan los derechos como pueblo, con nuestra capacidad soberana de decisión, ya sabemos de qué va este pulso». Y no explica dónde está el mal.

En ‘‘El Mundo’’, Cayetana Alvarez de Toledo le ponía las peras al cuarto a ZP y para ello apelaba poco menos que a la ley divina: «La legitimidad para afrontar un proceso de estas características no emana de las urnas. Deriva del respeto al Estado de Derecho y al marco constitucional». Y, ¿qué esperar de Nicolás Redondo Terreros? Pues eso, una nicolasada: «Es imprescindible que dejen claro Zapatero y Rajoy que las discusiones, las próximas negociaciones, se harán donde se tienen que hacer: en el Congreso y en el Parlamento vasco. Sería, más que una inmoralidad, un gravísimo error que por el deseo de alcanzar la paz termináramos dando la razón a la banda y aceptáramos, unos a sabiendas y otros desde una cómoda ignorancia, la deslegitimación de las asambleas autonómica y nacional, asumiendo la creación de mesas para poner patas arriba todo el sistema constitucional español». Lo dice cuando ya se oye trabajar al carpintero.

El temor paralizaba también a José María Carrascal que advertía desde las páginas de ‘‘La Razón’’ que «si (Zapatero) ha prometido a los nacionalistas vascos lo que piden, la autodeterminación, pronto podremos poner en España el cartel ‘el último, que apague la luz’».

En el mismo medio, Julián Lago recurría a la parábola: «Si un ladrón te amenaza con una pistola para que le entregues la cartera, lo lógico es que el ladrón deje de amenazarte si se lleva la cartera. ETA ha anunciado un alto el fuego porque se le ha prometido la cartera. O sea, que su último comunicado nada tiene que ver con los anteriores porque nadie hasta ahora les había prometido la cartera, y ése es el dilema, dramático dilema, para un Estado de Derecho: si sigue gobernando el PSOE se quedarán con la cartera, pero si gobierna el Partido Popular volverán a las andadas». A lo dicho, están muy, muy desorientados. - msoroa@gara.net