«Un policía siempre será un policía» contestaba con desprecio Humphrey Bogart a Lauren Bacall en una de sus películas. Describía lo miserable del comportamiento de otro de los protagonistas, un policía. ¿Qué decir de un consejero, el jefe de todos los policías? Policía, profesión indigna donde las haya, cuya dedicación es la represión a través de la violencia. Violencia dirigida en una misma dirección. Siempre contra los de abajo. Con los de arriba, sumisión absoluta hasta la náusea. No se muerde la mano de quien te da de comer.
¿Qué es lo que a un individuo le lleva a renegar del pensamiento y a infligir dolor en sus semejantes al sonar el silbato del mando? ¿Cómo llamar a un sujeto que golpea con rabia a otro que no le ha hecho nada y que ni siquiera lo conoce? Y por un sueldo a fin de mes.
«Yo no discuto las leyes, cumplo con mi trabajo». Así contestaba el mando de la Policía a Arnaldo Otegi momento antes de cargar y apalear a quienes querían dar el último adiós a dos presos muertos en la cárcel. Idéntica contestación a la de los acusados en Nuremberg: la obediencia debida. Igual a la de los militares argentinos que hace treinta años dieron el golpe.
Y esta es la policía que prometía el PNV, la que se iba a dedicar a ayudar a ancianitas a cruzar la calle. En Portugalete lo hicieron, -¡vaya si lo hicieron!-, y con denodado ímpetu. No hubo distingos ni para jóvenes ni para viejos, el mismo trato para todos que para eso son demócratas. Es su trabajo, cumplir la ley. Hemos visto gasear y apalear a trabajadores de todo tipo, a feministas, a insumisos, a maestros, a jóvenes, a ecologistasŠ y hasta algún que otro cura rojo (pocos). ¿Alguien por más memoria y años que tenga ha sentido el alborozo que proporciona una carga policial contra empresarios, obispos, jueces y demás parásitos improductivos? No, porque aquellos señores sólo hacen su trabajo, hacer cumplir la ley. Y la ley la hacen éstos, sus amos, que desgraciadamente y por el momento también son los nuestros.
Balza dice que mandó intervenir en Gasteiz para defender el derecho a celebrar la conmemoración de la masacre del 3 de Marzo. Y cierto es que lo volvimos a revivir. Gracias Javier, majo. Espero celebrar contigo el aniversario de los juicios de Nuremberg, mientras tanto que no te falte salud. -