BERRIZ

De nuevo, tiene varios detalles que le sitúan como persona a la altura de su calidad ciclista. En 2006, defiende los colores rojos del Barloworld y aunque ya se ha estrenado ­ganó la Milan-Turín­, ambicioso como siempre, no se conforma y apunta a las grandes clásicas de primavera, Amstel Gold Race, Flecha-Valona y Lieja.

Astarloa afirma que ha salido «reforzado, sobre todo, desde el punto de vista de la moral», de su inicio en la competición, «porque el año pasado fue mi peor temporada». Y la presente no empezó «muy bien». «En la concentración del equipo me rompí el tendón de la muñeca operada», revela.

Debido a ese problema físico, pospuso su debut dos veces. Aún así, la victoria llegó en la Milán-Turín, su tercera carrera. «Me dio muchísima confianza. En la Tirreno, una carrera que siempre me ha gustado y he estado delante, ya vi que estaba cogiendo el nivel de otros años. Y en la Milán-San Remo, los tres más fuertes pasamos en cabeza el Poggio», resume.

En San Remo, vimos al mejor Astarloa: centrado, listo, con una gran visión de carrera. El vasco se lamenta de la ocasión perdida porque se veía como mínimo en el podio. Así nos lo cuenta el propio ciclista. «Llegué muy entero. Nunca se sabe porque son casi 300 kilómetros, pero me encontraba con chispa y bastante fuerte. No sé decirte si hubiera ganado, porque estaba Pozzato, pero creo que el podio sí lo hubiera pisado».

Tras ganar el Mundial de Hamilton 2003, una cascada de problemas le impidieron tener una continuidad y sus resultados se resintieron. Con un triunfo en el bolsillo, iguala la marca de 2004 y 2005 y aspira a más. Su objetivo prioritario de esta primera parte son las clásicas de primavera. «Trataré de llegar lo mejor posible a las clásicas, Amstel, Flecha y Lieja, sobre todo a la primera».

Cambios en el Barloworld

«El tema del año pasado fue el económico. Tenía un patrocinador que era Valsir y ningún equipo del Pro Tour igualaba la propuesta del Barloworld. Este año sigo, aunque pensaba que iba a ir al Lampre».

De todas formas, el equipo sudafricano ha sufrido cambios sustanciales que nos remontan a 2003 y al Saeco cuando ganó la Flecha-Valona y el Mundial.

«Ha vuelto Corti, que estuvo conmigo en Saeco, las bicicletas Cannodale, los colores rojos y parece que las piernas parecen ser las mismas».

Desde entonces, han pasado ya tres años y el de Ermua recupera sus mejores sensaciones. «El Athletic puede decir que este año es uno de los peores. Yo también espero decir que el 2005 fue mi peor año, así como que del 2003 espero decir que ha sido uno de los mejores, porque espero que llegue uno aún mejor».

En cuanto a sus problemas en la muñeca, espera finiquitarlos aunque no sabe cuándo. «Es otro tema que tengo valorar. Tengo los tornillos, la placa, el tendón rotoŠ No sé que hacer. Supone perder un mes y medio. Si lo dejo para final de temporada todo el invierno se va al trasteŠ Lo tengo que pensar, eso sí, hasta después de las clásicas no lo decidiré».

Pese a todo, en su debut en el GPChiasso ya fue octavo. Resultado de unos entrenamientos profesionales. Este año ha vuelto a la rutina de entrenar solo, algo que llevó a rajatabla hasta que ganó el Mundial. «He intentado buscar hacer las cosas como las hacía antes», sostiene.

Ahora bien, en algo no cambia. Nada de pulsómetros ni SRM. «Voy con las sensaciones. Y no creo que cambie. Soy muy escéptico», concluye.