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Gara > Idatzia > Mundua 2006-04-08
Soledad GALIANA
Todo un reto para el unionismo
El 6 de abril el líder unionista Ian Paisley cumplió ochenta años, y posiblemente la celebración familiar que planeaba con su mujer, cinco hijos y diez nietos y biznietos, fue un tanto agridulce. El mismo día, las administraciones de Londres y Dublín anunciaron sus planes para intentar forzar la reinstauración de la Asamblea legislativa de Belfast y el Ejecutivo norirlandés, suspendidos en el año 2002. Un regalo envenenado para el irredento reverendo

E15 de mayo, los diputados norirlandeses elegidos en las elecciones del otoño de 2003 tomarán por primera vez posesión de sus escaños. La inminente Asamblea será muy distinta a la que fue suspendida hace tres años. La correlación de fuerzas ha variado, y tanto DUP como Sinn Féin, entonces segundones, han pasado hoy a ser los principales partidos.

Ian Paisley estará a la cabeza de sus parlamentarios y posiblemente listo para continuar con su política: «no a todo». No al cambio, no al proceso de paz y no a la igualdad y no al mandato republicano. En esta ocasión, cuando los unionistas ya no pueden escudarse en la campaña militar del IRA, que la organización declaró finalizada el 28 de julio, la excusa son sus «sospechas» de que el IRA no ha cesado en sus actividades. El primer ministro británico, Tony Blair, ya les advertía: «Es el momento en el que las sospechas no pueden gobernar el proceso, sino la fe en que el otro quiere que esto funcione», declaró.

Sin embargo, leyendo entre líneas de la declaración del irlandés Bertie Ahern y el británico Tony Blair en el marco de las ruinas megalíticas del Navan Fort, en el condado de Armagh, las sospechas y resistencia de Paisley a negociar con los republicanos podrían desembocar en una de las peores pesadillas para cualquier unionista que se precie, un gobierno conjunto de Londres y Dublín para el norte de Irlanda.

Los unionistas siempre han rechazado las demandas de la República irlandesa ­incluídas en su Constitución hasta la reforma de 1998, dirigida a facilitar la implementación del Acuerdo de Viernes Santo y el derecho de autodeterminación de los norirlandeses­ de soberanía sobre el norte de la isla. Para el unionismo, que considera el hecho de que su provincia británica sea parte de la isla de Irlanda un simple error geográfico, la participación de Dublín en negociaciones, tratados y reuniones relacionadas con el futuro norirlandés es una interferencia inaceptable.

El precedente de 1974

El ejemplo más claro de la intransigencia unionista se produjo a mediados de los setenta, cuando la firma del Acuerdo Anglo-Irlandés, firmado por la primera ministra británica Margaret Thatcher y el irlandés Garret Fitzgerald, en el que se institucionalizaba el papel del gobierno de Dublín en cuestiones relativas al bienestar de la población nacionalista norirlandesa, desembocó en semanas y meses de violentas protestas unionistas y lealistas, lideradas por el propio Ian Paisley. La culminación fueron las bombas del 17 de mayo de 1974 en Dublín y Monaghan, que se cobraron la vida de más de veinte civiles, y que siempre han sido consideradas una clara advertencia del unionismo/lealismo del precio a pagar por la «interferencia» irlandesa.

Más de treinta años después, el DUP de Paisley encara una situación similar, pero en este caso creada por ellos mismos. En el punto 10 de la declaración presentada por Ahern y Blair, y en la que se establece un plazo de hasta el 24 de noviembre para que la Asamblea elija un ejecutivo, Londres y Dublín advierten de que si para ese plazo los partidos no han alcanzado un acuerdo para la elección del Ejecutivo, «los gobiernos han acordado que ello tendrá implicaciones inmediatas para su liderazgo conjunto del proceso» y advierten de que ambos han iniciado encuentros para diseñar en datalle el procedimiento de ese trabajo conjunto que consistirá en la implementación del Acuerdo de Viernes Santo.

Así pues, Paisley se encuentra en estos momentos entre la espada y la pared... Sus únicas dos opciones son aceptar sentarse en el gobierno con Sinn Féin, a lo que en estos momentos se niegan en redondo, o, a través de su negativa, permitir mayor relevancia y responsabilidad al Gobierno irlandés en el futuro del norte de Irlanda. El que mejor lo interpretó, sin duda, fue el líder republicano Gerry Adams: «Parece que están diciendo al DUP ‘si no participas vamos a seguir adelante sin vosotros’». Adams añadió que seguirán de cerca el desarrollo por parte de los gobiernos irlandés y británico de los planes de Ejecutivo conjunto.

La declaración de los gobiernos también incluye una llamada de atención a los republicanos para su participación y apoyo para la policía norirlandesa. Inicialmente, el que Sinn Féin se integre en las instituciones de supervisión de la actividad policial ­y por panto, tácitamente, rubrique la reforma policial­ claramente depende del paso de la legislación ya presentada en el Parlamento londinense y que permitiría la transferencia de los poderes judicial y de seguridad a la Asamblea y ejecutivo norirlandés.

El presidente de Sinn Féin apuntó que en el anuncio de los gobiernos hay aspectos positivos y negativos, y que el principal desacuerdo por parte republicana en relación con los planes de Londres y Dublín reside en los plazos. Sinn Féin quiere que el Ejecutivo norirlandés vuelva al mapa político irlandés, pero si ello no puede ser, las alternativas presentadas por Ahern y Blair responden exactamente a las exigencias republicanas: la disolución de la Asamblea y el gobierno conjunto de Dublín y Londres.

Pero, finalmente, para los republicanos la principal victoria ­y consiguientemente, la mayor derrota para el unionismo­ es que en la declaración del pasado jueves las administraciones de Londres y Dublín siguen defendiendo el marco del Acuerdo de Viernes Santo como la base sobre la que construir el futuro del norte de Irlanda.-



Exculpan totalmente al IRA
GARA

BELFAST

La familia de Denis Donaldson exculpó al IRA de toda responsabilidad en su muerte y criticó duramente a los servicios secretos británicos para los que trabajaba la víctima y a algunos medios de comunicación.

«Tomamos nota de la prontitud con la que el IRA se desvinculó de este asesinato. Creemos que dicen la verdad», señala el comunicado, que añade que «la difícil situación en la que se ha puesto a esta familia es resultado directo de las actividades de la Brigada Especial y las de agencias británicas de espionaje». Critica a su vez a «los políticos y periodistas que han usado esta tragedia para apuntarse tantos» y denuncia la filtración hace semanas del paradero de Donaldson.


 
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