Alvaro Reizabal - Abogado
Las grandezas de Grande
Las fianzas impuestas para eludir la prisión provisional tienen como finalidad fundamental garantizar la presencia del acusado en el juicio y evitar que eluda la acción de la justicia. No se trata de una sanción pecuniaria ni de un método recaudatorio, aunque las actuaciones de algunos jueces de la Audiencia Nacional podrían conducir a la conclusión contraria. Además de lo anterior la fianza debe guardar relación, por imperativo legal, con la fortuna y medios económicos del acusado, pues de lo contrario estaríamos ante una situación constitucionalmente proscrita cual es la de la prisión por deudas. Dicho de otro modo, si la cuantía de la fianza que se impone a un acusado es desproporcionada para sus posibilidades económicas, en la práctica se le está condenando a estar en la cárcel injustamente, pues se le aplica la excepcional medida de prisión provisional porque no tiene dinero para poder pagar. Sería además discriminatorio, porque haría de peor condición al pobre que al rico. Este pagaría y saldría, en tanto que el pobre cumpliría injustamente prisión por no tener medios para hacer frente al pago. En este caso hablamos de las fianzas impuestas por el juez Grande a Olano, Otegi y Petrikorena. No creo que nadie piense que estos tres encarcelados cuenten con medios suficientes para hacer frente a las astronómicas sumas que Grande les exige para salir de la cárcel. El propio juez sabe que esas fianzas no pueden pagarlas, por lo que ya desde ese punto de vista resultan manifiestamente contrarias a derecho. Es un secreto a voces que el dinero lo pondrán sus respectivas organizaciones políticas, lo que permite sospechar que de lo que se trata no es de garantizar su presencia en el juicio, sino de esquilmar económicamente a esas organizaciones y debilitarlas, lo que de ser cierto constituiría una maniobra política irrealizable por un juez, conforme a derecho. O sea que se mire por donde se mire, esta operación basada en algo tan poco mantenible jurídicamente como la convocatoria de una huelga, huele a chamusquina. No sé qué pasa con el Juzgado Central nº 5, pero la verdad es que sus sucesivos titulares parecen empeñados en lograr el estrellato a base de decisiones estrambóticas. Antes fue Garzón creador, entre otras perlas, de la tesis de que todo en el universo es ETA. Vino a sustituirle Grande. Hay quien dice que es un remedo de Baltasar, que él también quiere ser un garzón, pero que de momento sólo llega a garzoncillo. Pero sus prohibiciones universales de actos de Batasuna, según los portavoces de ésta, pueden lograr el récord de abortar el famoso proceso antes de que se inicie. No cabe duda de que se marlaska la tragedia. -
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