Ser ministro es una carrera efímera que a veces se convierte en una definición de la relatividad. Ser ministra es un destino relativo que a veces se convierte en una carrera fuera de cualquier cartera. Cambiar ministros debe ser una de las funciones más divertidas del ejercicio del poder ejecutivo. ¿Quién nombra? ¿Influyen los aparatos de los partidos? ¿Hay un núcleo duro que da pistas, propone y hasta dispone? ¿Qué harías tú si te llama Ibarretxe y te ofrece una Consejería? ¿Y si te ofrece una conserjería? ¿Y si te ofrece la dirección general de EITB? No contesto las llamadas no identificadas.

Pero la noticia es que nos quitan a un cómico de nuestras pantallas. ¿Dónde va un ministro después de ser destituido? José Bono tiene varias posibilidades: entrar directamente a sustituir a Acebes; pedir un puesto de campanero al arzobispo de Toledo o llevarle las cuentas de las tiendas de acero toledano que tiene su esposa. ¿Es más peligroso Bono con la cabra y el mando en el generalato o suelto por los confesionarios? ¿Podrá vivir Bono sin cámaras, sin entrevistas, sin presencia mediática? Son demasiados años de ser un fijo discontinuo en noticiarios o parcelas de humor político como para pasar al ostracismo.

De momento, tenemos un fin de semana para ver panegíricos y detectar en los columnistas el giro de esta crisis ministerial de ZP. He dicho crisis y a lo mejor es un simple reajuste para lo que queda de legislatura y por eso ha colocado en un puesto clave a Pérez Rubalcaba. Uno que repite en otra cartera desde el último Gobierno de González. Y en esta ocasión en la cartera del momento: Interior. Y el que estaba en Interior se va a Defensa. O sea, electrolisis. El vermú de garrafa con sifón es un placer turbio matinal que me deja con la capacidad analítica en suspenso. ¡Qué bueno es Eto’o! Ganemos tiempo. No son casuales estos cambios. Es una opinión que expresa en voz alta a mi lado en la taberna, de cara al televisor, un señor al que se le atraganta el pintxo de tortilla. Nada es casual. Ni siquiera la posición de los caracoles en una ración acompañando a unas costillas de conejo. Antes llegaba el cese con el motorista. Ahora por e-mail. O escuchando la radio. ¿Quién se lo diría a Pepe? -