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Gara > Idatzia > Ekonomia 2006-05-15
«El Gobierno vasco se ha dormido con Gamesa»
La adquisición de Gamesa Aeronáutica por parte de un grupo liderado por Caja Castilla-La Mancha ha creado ciertas preocupaciones en el sector que se aglutina en torno a la empresa radicada en el Parque Tecnológico de Araba, en Miñano. El director del cluster HEGAN, José Juez, considera que no hay riesgo de que se produzca su deslocalización.

El cluster de aeronáutica Hegan trata de dar respuesta a los retos del sector. Es puntero en innovación y tecnología. Las 32 empresas y centros tecnológicos que lo integran pretenden, entre otras misiones, permitir la mejora de la capacitación tecnológica y, sobre todo, impulsar la internacionalización.

La evolución creciente del sector vasco ha sido fundamental para la actividad industrial y, a juicio del director general del cluster, José Juez, tiene «un gran futuro». Está reconocido en el mundo, controla el 20% de la facturación del Estado español, con unos 700 millones, y representa el 1% del sector aeronáutico europeo. El reciente cambio de manos de Gamesa Aeronáutica, adquirida por un grupo de inversores liderado por Caja Castilla-La Mancha, ha debilitado al sector vasco, que se asienta en ITP y en la ingeniería Sener.

¿Cuál es el reto estratégico que más preocupa al sector en la actualidad?

La financiación es fundamental. Los programas de fabricación en riesgo compartido han trastocado a la industria aeronáutica mundial y europea, sobre todo con la puesta en marcha del Airbus A380, que exigió a los proveedores entrar en ese modelo.

¿Preocupa esta cuestión al sector?

Es un problema, porque trabajar a riesgo compartido exige una financiación y unas herramientas financieras con las que no están habituados a trabajar los bancos y las cajas. De momento no estamos obteniendo resultados positivos, pero tampoco en Europa. Actualmente no se ve una salida. Gamesa entró así en el sector hace quince años. Ese modelo quedó en las empresas grandes, no se amplió al resto de empresas pequeñas, que son las que tienen problemas para financiar proyectos compartidos, porque les supone tres o cuatro años de inversión sin poder recuperar nada. Son cantidades que asustan un poco, sin duda.

¿De qué cantidades está hablando?

Hay empresas pequeñas del sector a las que se les está pidiendo una inversión de cinco o seis millones de euros, cuando facturan esa cantidad al año. Se trata de un esfuerzo muy grande. Es necesario que las entidades financieras entiendan el problema.

¿No lo entienden?

De momento, no. Les está costando. Estoy convencido de que tienen que entenderlo, porque son las nuevas reglas de juego en la industria aeronáutica. El sector ha creado muchas empresas y hablamos de la consolidación de los 5.600 empleados que ocupa. Es un sector potente, con futuro, pero que no puede perder esta oportunidad, porque estamos muy bien situados.

¿Supone esto que ni las cajas, ni los bancos, ni la Administración pública les apoya en ese riesgo compartido?

El papel de la Administración es trabajar con el sector para hacer ver a las empresas financieras que tienen que dar el apoyo. Con los bancos, en concreto, sabemos a lo que van: a ganar dinero a corto plazo. Es lo que ha ocurrido con Gamesa Aeronáutica; hubo un banco (BBVA), y luego ha dejado de estar. Esa mentalidad que había hace años de grandes bancos que apoyaban a su industria, que arriesgaban junto a ella, se ha perdido. Gamesa es lo que es porque algunos se aventuraron. Podía haber salido mal, pero salió bien.

Recibió un gran apoyo del Gobierno de Lakua y, de hecho, el parque tecnológico de Miñano pivotó sobre Gamesa Aeronáutica

La Administración también arriesgó. Es cierto. Necesitamos su aval, pero el apoyo económico debe estar en bancos y cajas de ahorro.

¿Ha mirado el Gobierno de Lakua a otro lado en el proceso de venta de Gamesa Aeronáutica?

Creo que la Administración va a entrar, dentro de un año, como socio en Gamesa. Es mi ilusión. Considero que se ha dormido en este tema, pero creo que ha estado motivado por el cambio de rumbo que adoptó el principal accionista al dar impulso a la energía eólica y sacar a bolsa la compañía sin tener en cuenta la opinión del Gobierno vasco. No obstante, espero también que entre alguna caja vasca, porque al frente de la nueva empresa está Ignacio López-Gandasegui, que conoce la empresa, el sector y la Administración pública, con la que trabajó codo con codo en la etapa inicial.

¿Desaparecerá de Miñano?

No. Hay un riesgo, pero confío en sus directivos. Desde hace tres años Gamesa lleva diciendo que venderá la división aeronáutica. Esa situación generó incertidumbre en el sector. Como negocio, no creo que tenga mucho sentido que se desmantele, porque detrás hay toda una red de suministradores. Cualquiera que se plantea un negocio no puede prescindir de toda una red de suministradores que se han afianzado alrededor tuyo. Tengo confianza en el futuro del sector y no creo que Gamesa se marche. -



«China no es una amenaza para la deslocalización del sector»
En qué nivel se encuentra el sector aeronáutico vasco? Nos estamos consolidando en esa segunda posición, tras Madrid y a la par de Sevilla. En la producción, el sector para el que trabaja Gamesa no está tan bien posicionado, es más complicado que en el de motores, en el que ITP se ha hecho un hueco de la mano de su socio tecnológico Rolls Royce. En un campo que estamos muy bien situados es en el proceso especial de las certificaciones de calidad, donde el 65% de las empresas ya ha conseguido la certificación.

¿Y en resultados económicos y ventas ?

La facturación del sector vasco se encuentra en 700 millones. Partimos del hecho de que las ventas crecerán entre un 5% y un 5,6%. Nos estamos manteniendo en ese porcentaje durante los últimos años. No es malo. Tenemos un reconocimiento internacional. El nivel de exportación es elevado, aunque puede que se reduzca, porque estamos trabajando mucho con Airbus España. Lo positivo del sector es que está muy diversificado.

¿Pasa el futuro de la industria aeronáutica por los dos gigantes, Airbus y Boeing?

En Estados Unidos y en Europa se ha ido a una concentración empresarial. No es malo que haya dos grandes. En los aviones regionales están Embraer, Bombardier... y luego los pequeños. Es difícil cambiar ese posicionamiento empresarial a corto plazo. En motores también hay dos grandes: Rolls Royce y General Electric.

¿Va a aumentar el tráfico aéreo y el mercado de la construcción de aviones?

Las previsiones apuntan a un aumento constante. Uno de los mayores se producirá en Asia. Tanto Airbus como Boeing calculan que en los próximos veinte años el tráfico crecerá un 5% de media anual. Se necesitarán nuevas aeronaves para atender la demanda.

¿Temen que surja una empresa aeronáutica potente en China?

Podría ser, pero de momento no. Con la globalización se conoce qué se hace en el mundo. Me extraña que Airbus, Boeing, General Electric y Rolls Royce dejen que entre un tercero en este negocio tan importante. Hay que tener en cuenta que en el mundo se fabrican unos mil aviones anualmente. Son series cortas, pero que cambian con rapidez de diseño, y las exigencias son más elevadas. No hay temor a una deslocalización de la industria vasca.

La experiencia del Airbus ha resultado útil para la industria vasca. ¿Se repetirá?

Me parece difícil que vuelva a producirse esa unión de voluntades, similar a la que se produjo en el caso del Airbus 380, donde toda Europa trabajó con una carga de trabajo exagerada.

¿Fue un pulso de Europa frente a Estados Unidos?

Sí, también. Destaco el trabajo en cooperación. No va a haber nuevos A380, sino que habrá variaciones. Boeing también ha modificado su B747, y se entiende que ha sido ya la respuesta al gran avión europeo que, por cierto, es para largas distancias, pero no todos los aeropuertos lo tienen contratado, sólo Francfort, Londres, París... Madrid anda en ello, aunque también se comenta que pueda aterrizar en Málaga, para atender a los jeques árabes.

¿Qué opina de la relación existente entre la industria civil y militar?

Es evidente que el sector ha tenido una doble utilidad, de defensa y civil. Muchos desarrollos tecnológicos militares han servido a la industria civil. Hay empresas que, gracias a la apuesta militar en un momento dado, son en la actualidad punteras en el sector civil, como ocurre con ITP. Es una oportunidad que no hay que perder tan fácilmente. Es un lujo decir que no a ese sector.

Se refiere al negocio de la muerte...

Hay que distinguir entre combate y defensa, ya que esta variante se utiliza sobre todo para transporte y rescate. Está claro que los estados potencian primero la industria militar, pero en la actualidad tampoco hay que exagerar en este tema. -

J.B.


 
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