Un mensaje con muchas valoraciones
La entrevista a ETA que publicó ayer GARA no ha dejado indiferente a ninguno de los agentes implicados en la búsqueda de una solución democrática y estable al conflicto político que padece Euskal Herria. Unos con más elocuencia, otros más escuetamente, la mayoría de los partidos políticos vascos valoró públicamente las reflexiones de los dos miembros de ETA entrevistados por este diario. De esos análisis se desprende que, a pesar de que formalmente se diga lo contrario, la mayoría de esas formaciones considera a la organización armada como interlocutor político. Y, además, nadie obvia el contenido político de sus reflexiones y del diagnóstico que hace sobre las raíces del conflicto y sobre la actual coyuntura, ya sea para rechazarlas de plano o para diferenciarse en las posibles coincidencias alegando que no se comparte la justificación de la lucha armada. ETA explica, entre otras cuestiones, cuáles son a su juicio las claves que han permitido a Euskal Herria alcanzar este punto en el que «ha llegado el momento de materializar los compromisos» e insta a poner en marcha ya el «proceso democrático» por el que avanzar hacia un acuerdo que recoja «una formulación consensuada en torno a la territorialidad y la autodeterminación». Y se dirige a los agentes vascos y a los estados español y francés para que, desde parámetros democráticos, los primeros impulsen el reconocimiento de los derechos colectivos e individuales que les corresponden a las ciudadanas y ciudadanos vascos, y los segundos expresen su voluntad de respetar la decisión que éstos tomen sobre su futuro. Teniendo en cuenta la claridad con la que ETA se dirige a unos y a otros al responder a cada cuestión formulada por este diario durante la entrevista, teniendo en cuenta que sus críticas tienen claros destinatarios y que sus advertencias sobre los posibles riesgos a los que se enfrenta el proceso están meridianamente expresadas, lo que resulta paradójico es que, precisamente, muchos portavoces políticos coincidieran ayer al esforzarse en «aclarar» o «desvelar» quiénes son los destinatarios de los mensajes de la organización armada. Quizás esas interpretaciones estén dirigidas al «consumo interno» de cada grupo político, para fijar posiciones antes de dar los pasos necesarios para materializar un verdadero debate democrático. Pero, llegados a este punto, habría que recordar que el movimiento se demuestra andando.
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