El desenlace l�gico y m�s duro por una ignorancia demasiado atrevida
Dicen que la ignorancia es atrevida y los aficionados albiazules �de lo �nico salvable en una temporada catastr�fica� han sufrido en su versi�n m�s extrema las consecuencias de la falta de aptitud de un supuesto visionario al que el f�tbol ha puesto en su sitio. Yes que, la fe ciega de Piterman en su revolucionaria concepci�n del deporte le ha llevado al infierno de Segunda tras un a�o especialmente duro.
Hay que ser realistas, el descenso no es cuesti�n de un partido. Es una suma de todos los encuentros�. La frase es de un veterano como Roberto Bonano a los pocos minutos de recibir el golpe m�s duro de una temporada especialmente complicada para todos los estamentos albiazules, pero que resume a la perfecci�n un a�o especialmente convulso en el que la victoria en San Mam�s y los doce minutos que fueron entre el gol de Bodipo en Mendizorrotza y el de Corominas en Montjuic fueron las �nicas alegr�as. As�, por mucho que el desenlace se produjera en el �ltimo minuto de la manera m�s cruel, el descenso del Alav�s no pilla a nadie por sorpresa, ya que la temporada ha sido una concatenaci�n de errores que han terminado en fiasco y con una unanimidad en cuanto al culpable nada habitual en este pa�s. Tan nefasto ha sido el a�o con el descenso del primer equipo, el segundo con un futuro muy incierto en Segunda B y una enorme fractura social que el propio Dmitry Piterman parece ser el �nico que no ve que el Alav�s ha tenido a su peor enemigo al tim�n de su barco, llev�ndolo al abismo. Yes que, con el �nico aval y argumento del 51% del accionariado que le malvendieron por 3 millones de euros, el nuevo visionario del deporte profesional ha jugado con la ilusi�n de toda una ciudad priorizando su propio ego por encima incluso de la inversi�n que realiz� en su d�a. Con una fe inquebrantable en una novedosa doctrina en la que el �nico poseedor de toda la verdad era el propio Piterman y todo aquel que osaba a rebatirle estaba ya crucificado, el ucraniano-estadounidense ha gestionado el Alav�s como si de un juego de la play-station se tratara y el tiempo se ha encargado de ponerle en su sitio, para desgracia de la afici�n albiazul, la �nica realmente preocupada por una instituci�n octogenaria. Las ra�ces del problema de esta temporada se sustentan en la pasada, en la que la gran diferencia de calidad entre su plantilla y el resto de Segunda no s�lo sirvi� para deshacer todos los entuertos que el propio Piterman creaba, sino que reafirm� al ucraniano en sus propias mentiras. Cegado por el �xito de su plantilla que el ucraniano asumi� como propio, el Alav�s se present� en la liga de las estrellas con su presidente-manager-entrenador pregonando a los cuatro vientos que su equipo luchar�a por la Liga, cuando los cimientos que hab�a puesto eran demasiado d�biles para asumir un campeonato tan duro como la Liga.
Bandazos
Intentando trasladar a Europa el modelo estadounidense que tanto pregona sin tener en cuenta que, al contrario que al otro lado del Atl�ntico, en el viejo continente las ligas no son cerradas y los errores se pagan con descensos, Piterman quiso poner en liza un organigrama muy amplio con Rafa Monfort y Ram�n Planes que no dur� ni hasta el comienzo del campeonato, tras una pretemporada simplemente �de circo�, como se cantaba en el autob�s albiazul mientras buscaban un campo para entrenar por tierras californianas. Piterman se asign� entonces con el carnet de Cos la direcci�n de una plantilla en la que prescindieron de un lateral de la cantera como Angel que tan buen resultado hab�a dado para tener que terminar fichando a un Bego�a que hab�a abandonado el f�tbol y el campeonato se encarg� de sacar a la palestra todas sus limitaciones t�cticas y su capacidad de desestabilizar al entorno. S�lo con un demoledor balance de 12 puntos en 18 partidos, sin ninguna victoria en casa en toda la primera vuelta, vio Piterman la necesidad de reaccionar, delegando en un profesional del f�tbol como Juan Carlos Oliva. Cinco jornadas sirvieron a un �entrenador de Tercera� para hacer funcionar al juguete del que su amo no supo sacar provecho y, achacado por un ataque de celos, prefiri� destrozar el futuro del equipo antes que admitir su fracaso, cuando mejor le iban las cosas. La destituci�n de un Oliva en el que la plantilla confiaba ciegamente despu�s de haber comenzado a ver la luz al final del colm� la paciencia de una masa social que comenzaba a creer en su equipo y a la ya de por s� dif�cil tarea de mantener a un equipo en Primera sin alguien competente al frente, se le agreg� una convulsi�n extradeportiva sin precedentes. Al rebufo de las ideas y el trabajo realizado bajo el mando de Oliva, la plantilla, endurecida ya de dos a�os de continuos sobresaltos, trat� de tirar del carro por s� sola y lo logr� durante algunas jornadas, pero se vio sin la ayuda necesaria desde el banquillo cuando le hizo falta.Primero porque la ignorancia del cuerpo t�cnico volvi� a quedar en evidencia con unos fichajes invernales que no han aportado nada y luego porque, sabedor de sus limitaciones, Piterman apost� porque fueran los errores de los dem�s los que le dieran su salvaci�n. Incapaz de encontrar el equilibrio entre defensa y ataque, el ucraniano confi� todo en la resistencia de su trinchera y, por mucho que �sta haya sido la Liga de menor nivel en mucho tiempo, otro demoledor parcial de tres puntos sobre dieciocho en la parte final del campeonato propiciaron un descenso albiazul para el que su presidente hab�a colaborado en mucha mayor medida de lo que se cree. -
GASTEIZ
Cuatro detenidos tras el descensoTexto despiece reportaje (con fondo)
Cuatro vecinos de Gasteiz de entre 19 y 26 a�os fueron detenidos por la Ertzantza en la madrugada del s�bado al domingo en la capital arabarra acusados de causar varios desperfectos tras acabar el partido de f�tbol entre el Alav�s y el Deportivo, seg�n inform� el Departamento de Interior de Lakua. Hora y media despu�s de las cargas para que Piterman abandonara el estadio de Mendizorrotza, en la zona de la Avenida de Gasteiz, una patrulla no uniformada detuvo a cuatro j�venes acusados de crear desordenes y m�ltiples destrozos de moviliario urbano.-
El presidente no asume errores
Conoci�ndole no cab�a esperar otra cosa, pero Dmitry Piterman no asumi� ning�n error en el descenso del equipo. �No asumo errores en mis decisiones, sino la responsabilidad. Quien no toma decisiones no comete errores. En la vida hay que tomar decisiones que algunos les pueden o no gustar y criticarlas�, declar� el ucraniano a la conclusi�n del partido. No parece tenerlo tan claro la plantilla, desde la que, quiz� un poco tarde, pero comienzan a aparecer las primeras cr�ticas hacia el mandam�s. �Algunos podemos ir con la cabeza alta. Los que no tienen la conciencia tranquila lo pasar�n mal; los que la tenemos tranquila no�, declar� Carpintero.
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