IRUÑEA
Toda vez que el Sevilla se impuso el sábado al Barcelona, ya no queda otra opción que ganar mañana al Valencia si Osasuna quiere clasificarse matemáticamente para la Champions sin sufrir apuros de última hora.En su mano está gracias al factor favorable del gol average y la plantilla está convencida de conseguirlo. Al respecto, César Krutxaga fue contundente: «No sé si el Real Madrid le va a ganar al Sevilla, lo que sé es que nosotros le vamos a ganar al Valencia».
Y es que no hay otra, pues especular con el resultado del otro encuentro en juego puede ser contraproducente, tal y como reconocía el de Ezkaroze, quien aseguraba preferir «no saber qué pasa en el Sánchez Pizjuán».
«No hay que esperar regalos de nadie, la primera oportunidad la tuvimos en Santander y la desaprovechamos, pero ahora el equipo está con muchas ganas y con las cosquillas típicos de estos partidos», indicó.
Con él coincidió Josetxo Romero, al asegurar que «tenemos que ganar el martes para no depender de nadie más, estamos muy tranquilos porque sabemos que es una oportunidad histórica y deseosos de poner la guinda a la gran temporada que hemos hecho».
El defensa iruindarra equiparó el choque a la final copera del año pasado, «en el que puede pasar cualquier cosa, pero el que esté más acertado de cara a la portería contraria y cometa menos errores se va a llevar el partido».
Para ello, habrá que jugar «muy serios, ante un equipo que trabaja muy bien defensivamente y que arriba tiene jugadores muy peligrosos, con lo cual hay que estar muy concentrados y hacerlo lo mejor posible», señaló, por otro lado, Raúl García, que podría volver al once titular. El zizurtarra advirtió de la esmerada atención que deberá poner el equipo ante las contras chés.
La plantilla vio unida el partido del Sánchez
Pizjuán
La plantilla rojilla vio unida el choque entre Sevilla y Barcelona a la espera de que los culés dieran un disgusto a la parroquia andaluza y de paso les clasificara para la Champions. Sin embargo, esa circunstancia no se produjo, algo en lo que no confiaban mucho, si bien algunos, como Krutxaga, admitieron que los culés habían peleado en el envite. -