La aspirante a disputar el Elíseo por el PS francés adelanta por la derecha a Sarkozy
·royal defiende desde la periferia de paris castigos a las familias de los jovenes acusados por la policia
Embarcada en la carrera a las presidenciales y representante del ala más rancia del PS, Ségolène Royal ha decidido disputar a su más que previsible rival, el ministro de Interior, Nicolas Sarkozy, su principal bandera: la «seguridad». Royal viajó a la explosiva periferia de París para presentar una batería de propuestas que conjugan el castigo a las familias de los «delincuentes» con soluciones de regusto militar a los problemas juveniles.
PARIS
La aspirante del PS a competir por la Presidencia francesa en las elecciones del próximo año, Ségolène Royal, ha iniciado la pugna contra su casi seguro adversario, el ministro de Interior, Nicolas Sarkozy, en su propio terreno, adoptando un discurso de fuerza contra la delincuencia, estrategia que ya ha comenzado a provocar el rechinar de dientes en el ala más izquierdista de su formación.Todo apunta a que se repetirá el guión y que la «seguridad» volverá a ser el eje de los comicios presidenciales. Pero si aquella vez lo fue por iniciativa de la derecha del presidente Jacques Chirac y de su rival en segunda vuelta, el ultraderechista Jean-Marie Le Pen, la presidenta de la región de Poitou-Charentes ha decidido adelantarse y zanjar las críticas de «angelicalismo» de que fue objeto en la campaña de 2002 el candidato del PS, el ex primer ministro Lionel Jospin. Y lo ha hecho con una visita, altamente simbólica, al extrarradio de París, escenario de la revuelta del pasado otoño y del actual repunte, por ahora esporádico, de los enfrentamientos entre Policía y jóvenes. Entre las propuestas de la compañera del primer secretario del PS, Francois Hollande, figura la congelación de las ayudas a las familias de jóvenes acusados de participar en este tipo de revueltas. Pero Ségolène Royal, envalentonada por las buenas expectativas que le auguran las encuestas, va más allá y fiel a su historial familiar es hija de un oficial del Ejército, propone, como castigos, la conjunción «de sistemas de reclutamiento, siguiendo el modelo militar, con el impulso de labores humanitarias, de orientaciones hacia el aprendizaje de oficios y el reaprendizaje de la ciudadanía». Nostálgica del servicio militar obligatorio, la probable candidata del PS al Elíseo y madre de cuatro hijos defiende incrementar la presión sobre las familias de «sospechosos». La ex ministra de Familia y de Enseñanza Escolar propone «expulsar de las aulas a los alborotadores que marcan la ley y destrozan las potencialidades educativas de los centros». La mayoría derechista (UMP) acusa a Royal de intentar cazar votos en su coto privado. Irónico, Sarkozy agradeció el «apoyo» de su rival, «que permitirá un fácil consenso en torno a la política de seguridad que dirijo (...) Que ella se haya dado cuenta de que Francia necesita autoridad y firmeza es un primer paso y le felicito», señaló el aspirante a sustituir a Chirac en el Elíseo. Su rival interno y defenestrado primer ministro, Dominique de Villepin, coincidió en que Royal «avanza en la dirección en la que otros ya estamos y desde la que tratamos de ofrecer respuestas». El diputado de la UMP en el poder, Jean-Paul Anciaux, apostó por seguir la línea irónica de su líder y presidente del partido y aseguró que «Royal utiliza un registro más sarkozyano que yo mismo». «Mas firme que Sarkozy», titula el diario de derecha “Le Figaro”, que confirma que Royal «quiere enfrentarse a su rival en su terreno, la seguridad». En el seno del PS, el diputado Christophe Cambadelis señaló que Royal «nos ha despistado un poco (...) No se combate a Nicolas Sarkozy corriendo tras él. Así se le legitima», señaló el diputado, próximo a Dominique Strauss-Khan, rival de Royal en la carrera a la elección del candidato del PS al Elíseo. Otro diputado del PS, Yves Durand, se mostró «estupefacto (...) Con la excusa de querer aferrarse a los tiempos, Royal se aleja de los valores en los que se ha basado la lucha socialista por la educación y la emancipación de todos».
De Villepin desvía la atención a la macroeconomía
GARA
PARIS Un año después de que asumiera el cargo, el primer ministro, Dominique de Villepin, defendió su acción y trató de desviar la atención a los datos macroeconómicos para hacer frente a unos sondeos catastróficos y al creciente consenso en el seno de su partido, la UMP, en torno a la necesidad de que dimita. Desafiante, De Villepin proyectó su futuro hasta las presidenciales al prometer que «en un año, presentaré a los franceses un modelo social renovado». El todavía primer ministro blandió el descenso oficial del paro y el crecimiento económico (2% anual) como logros de su gestión y prometió atajar «las preocupaciones más inmediatas de los franceses», en un intento de desmarcarse del «caso Clearstream». Un ejercicio difícil, cuando las encuestas aseguran que cuenta sólo con el 20% de confianza del electorado. Poco, pero más que el presidente, Jacques Chirac, que cuenta sólo con un 17% de opiniones positivas. Desautorizado por la opinión publicada por las encuestas, De Villepin hace frente a una creciente hostilidad interna, el UMP, que dirige su rival interno, Nicolas Sarkozy. El pasado miércoles, y en presencia del propio De Villepin, los diputados elogiaron a su ministro de Trabajo, Jean-Louis Borloo, a quien sectores del partido presentan como un posible sucesor por su perfil «social». Es el último desplante de sus correligionarios, que en número de 200 se ausentaron de la Cámara cuando se votaba la moción de censura. Estado policial en Montfermeil, en un clima de
calma tensa
Cientos de policías y gendarmes patrullaban las calles y vigilaban los edificios del barrio de Montfermeil, de 24.000 habitantes, y procedían a rigurosos controles de identidad y de vehículos, en un intento de frustar las protestas de grupos de jóvenes contra la persecución policial y la previa criminalización juvenil por parte de los responsables municipales. La agencia AFP señaló que la noche del miércoles transcurrió en calma sin incidentes. -
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