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Gara > Idatzia > Jendartea 2006-06-02
Exigen rehacer todos los estudios sobre Itoitz
Los geólogos y autores de varios estudios sobre la sismicidad inducida que se está dando en los alrededores del embalse de Itoitz, Antonio Casas y Joaquín García San Segundo, afirmaron en una rueda de prensa ofrecida ayer en Iruñea, que es necesario rehacer todos los estudios e informes que existen sobre Itoitz, ya que las afecciones que describen han sido «minimizadas» y no reflejan los verdaderos daños.

IRUÑEA

Antonio Casas y Joaquín García San Segundo afirmaron ayer que la sismicidad de Itoitz es inducida y aplaudieron que los últimos informes encargados por el Ministerio español de Medio Ambiente concluyan en que en realidad existe esa sismicidad y la ladera izquierda del embalse es inestable.

Antonio Casas, autor del informe “Sismicidad inducida en el embalse de Itoiz”, volvió a hacer hincapié ayer sobre las principales conclusiones de este informe en el que asegura que anteriormente ya existía en el Pirineo occidental cierta actividad sísmica con una serie de «terremotos relativamente escasos» en la zona próxima del embalse, aunque apuntó que esa situación se rompió por el llenado de Itoitz que dio lugar a una sismicidad mayor.

Recordó que la mayor sismicidad se registró en los primeros días del llenado, y destacó el seísmo ocurrido el 18 de setiembre, que marcó en la escala Richter una magnitud de entre seis y siete grados, creando «grietas en las edificaciones, en algunos casos lo suficientemente importantes como para dañar su estructura».

Los efectos fueron minimizados

Los efectos de estos primeros seísmos de 2004, en lo que a la presa respecta, fueron «minimizados por la Confederación Hidrográfica del Ebro» afirmó Casas, quien recordó que ya de antes había filtraciones en el dique. A pesar de que el epicentro del terremoto del 18 de setiembre estaba situado a más de diez kilómetros de la presa, los sismogramas de la presa reflejaron una aceleración de 0,05, apuntó el doctor en Ciencias Geológicas.

En informes anteriores basados en los datos del 2004, Casas confirmó que en los alrededores del embalse existen dos zonas potencialmente peligrosas de deslizamiento: «una, de toda esa ladera izquierda que va a favor de las superficies de estratificación que están inclinadas hacia la presa, y la otra, de los colubiales que aparecen sobre esa misma ladera». La primera, que es «más importante en cuanto a la cantidad de volumen desplazado», se encuentra, según los estudios de Casas, a 28 metros de profundidad dentro de la ladera, y la segunda, más superficial, a unos diez.

Asimismo, añadió que las dimensiones de este deslizamiento están, según los datos que maneja, en torno a 20 hectómetros cúbicos, pero volvió a incidir en que la CHE «ha minimizado los efectos».

Apuntó que también en los inclinómetros situados en los alrededores del embalse por la propia Confederación quedó reflejado ese deslizamiento. Sin embargo, remarcó la gravedad de la situación, ya que el hecho de que un inclinómetro recoja unos deslizamientos no quiere decir que se estén detectando todos los movimientos. «El sondeo de esos medidores se realiza dentro de un margen, y puede haber muchos seísmos que queden por debajo del nivel al que llega el sondeo», apuntó. En sus palabras, esto significa que «lo que se está detectando mediante estos inclinómetros son desplazamientos mínimos, pero no significa que la ladera no se pueda estar desplazando más con todo el conjunto del inclinómetro por encima».

Los datos de 2005, prosiguió Casas, vienen a confirmar que se mantiene el desplazamiento, tanto el que está a unos diez metros de profundidad como el que se encuentra 28 metros bajo tierra. Corroborando los datos de un informe encargado por el Ministerio y que la semana pasada fueron hechos públicos, Casas indicó que la velocidad media de deslizamiento que reflejan los inclinómetros es de un milímetro al año. Calificó estas velocidades de «bajas», pero añadió que «en todos los grandes deslizamientos se empieza por velocidades muy bajas, que, a partir de un punto en el tiempo que es difícil de determinar, se disparan y avanzan de forma exponencial».

Resaltó, asimismo, que cada inclinómetro hace dos mediciones, una paralela y otra perpendicular al eje de la presa, pero apuntó que el desplazamiento total «siempre es mayor» que las mediciones que reflejan estos últimos informes, ya que «esa cifra debe salir de la hipotenusa del triángulo definido por esos dos vectores». Así, remarcar que esos valores son, nuevamente, «valores mínimos».

Informes de Narbona

Refiriéndose ya a las conclusiones de los dos informes encargados por el Ministerio de Medio Ambiente a los colegios de Geólogos e Ingenieros, Casas indicó que ambos afirman la existencia de sismicidad, pero «no sabemos bien por qué», los geólogos han traducido el término original de «trigger sismicity» como «sismicidad anticipada» en lugar de usar el término de «sismicidad disparada o desencadenada que se ha venido usando».

De hecho, continúa razonando Casas, los factores que describen desde el Colegio de Geólogos como factores desenca- denantes de sismicidad inducida, «encajan perfectamente» con los factores concurrentes en Itoitz. «Es decir, reconocen que hay sismicidad inducida» apunta.

En cuanto a la inestabilidadde la ladera izquierda, ambos colegios reconocen que existe, pero el de Ingenieros afirma que es «verdaderamente improbable» que se modifique el terreno, ya que para ello haría falta que concurran dos factores: un movimiento sísmico y la saturación en agua de la inestable ladera izquierda. Sin embargo, Casas afirma que dadas las circunstacias en que nos encontramos, es probable que esos reaccionantes coincidan.

A modo de ejemplo para confirmar la agitación suscitada en los colegios, tanto de Ingenieron como de Geólogos, por las conclusiones de los informes realizados y que en palabras de Casas «curiosamente coinciden en corroborar las tesis que manteníamos Joaquín García San Segundo y yo», enumeró seguidamente, una serie de recomendaciones en las que ambas instituciones coinciden: «lo que recomiendan es reha- cer prácticamente todo el estudio, tanto el de la ladera como el de la propia sismicidad en Itoiz». «Reconocen que no sabemos con qué resistencia están funcionando los materiales de la ladera, es decir, no podemos hacer ningún cálculo porque no existen estudios serios sobre la resistencia de esos materiales», apuntó Antonio Casas.

También reconocen que no sabemos cuál es el estado de saturación de la ladera, que hay que reinstalar los inclinómetros ­ya que «no están instalados en la zona de mayor deslizamiento posible»­, que falta por hacer un análisis numérico de la ladera, que hay que instalar sistemas sónicos para detectar los ruidos que preceden a muchos seísmos, etcétera. «Lo que significa es que estamos como al principio pero con el peligro de que el embalse ya está construido», concluyó.



El agua del Canal de Navarra regará hoy las primeras tierras
I.I.

IRUÑEA

El agua del Canal de Navarra regará a partir de hoy las primeras 110 hectáreas del total de 53.125 que prevé abastecer el proyecto a su término.

En esta primera fase, las localidades que a partir de hoy se verán abastecidas del servicio de regadío serán once de las que componen la Mancomunidad de Izarbeibar, más concretamente Adios, Añorbe, Eneritz, Legarda, Muruzabal, Obanos, Olkotz, Gares, Tirapu, Ukar y Uterga.

El siguiente paso en este proceso de abastececimiento de agua desde el propio pantano de Itoitz hasta la localidad de Ablitas, será Iruñerria, a la cual el agua procedente de dicho embalse llegará el próximo 15 de junio.

Este enorme proyecto que a pesar de que cuenta con multitud de opositores de diferentes sectores de la ciudadanía de Nafarroa ha impulsado el Gobierno foral con gran ímpetu, consta ya de cerca de veinticinco kilómetros construidos ­hoy día llega a la altura de la localidad de Ukar­, y se prevé que para 2014 o 2015 estén completos los 177 kilómetros de longitud de los que constará.

Cabe recordar que el Canal de Navarra comenzó a construirse en 2001, como continuación del pantano de Itoitz y modo de distribuir el agua almacenada en él. La presa, sin embargo, comenzó a ser levantada ocho años antes, en 1993.

En setiembre de 2001, coincidiendo en el tiempo con la aparición de la actividad sísmica en las cercanías, se inició el llenado del embalse.

En 2004 la CHE concedió al Gobierno de Nafarroa el aprovechamiento de los 418 hectómetros cúbicos que puede retener el pantano de Itoitz. De ese total, 340 serán utilizados para el regadío de las 53.125 hectáreas de 48 municipios, y el resto, 76 metros cúbicos, para uso industrial y el abastecimiento de unas 90 localidades navarras.

«Se trata de un caso de sismicidad de efecto inmediato»

I. I.

IRUÑEA

Joaquín García San Segundo, profesor de Geología en la Universidad de Oviedo, coautor del trabajo de investigación del Instituto Jaume Almera de Barcelona en relación con la sismicidad inducida en Itoitz, y autor del mapa geológico de Agoitz, aseguró que lejos de tratarse de algo nuevo, lo que se está dando en Itoitz es un fenómeno «ya registrado en otros embalses del mundo».

García San Segundo explicó las características de estructura geológica de la zona del embalse, y señaló que las rocas de base son rocas porosas, mientras que por encima de éstas hay materiales muy finos e impermeables.

Tras realizar un corte geológico, éste reveló, según admite García San Segundo, que la estructura profunda consiste fundamentalmente en una falla ­rotura de las placas subterráneas que origina terremotos­ que se sitúa justamente bajo el embalse de Itoitz.

Por lo tanto, afirmó que las aguas del embalse están conectadas con una de las paredes de rocas en contacto con esa falla. En sus palabras, lo que hicieron las aguas del pantano, fue «desencadenar la crisis sísmica», ya que variaron el campo de esfuerzo y el entorno del cabalgamiento, variando, del mismo modo, el comportamiento de la falla.

«Respuesta elástica»

Tomando en cuenta los datos de los seísmos acaecidos desde que en setiembre de 2004 comenzara la sismicidad en Itoitz, García San Segundo afirmó que toda la actividad se situó «claramente» en una zona «muy próxima al pantano». Añadió que todos los seísmos están «localizados a no mucha profundidad», y pueden ser «perfectamente relacionados» con la falla. Debido a la coincidencia en el tiempo entre la apariencia de la sismicidad y el llenado del embalse, se interpretó, en palabras del profesor de Geología de la Universidad de Oviedo, que «todos estos terremotos acontecidos a partir de setiembre de 2004, pueden ser relacionados con el llenado del embalse».

Aseguró, que no se trata de un suceso nuevo, ya que está documentado en otros embalses. Señaló, asimismo, que el modelo que resulta de la distribución de los terremotos, «tanto en el espacio como en el tiempo, se ajusta perfectamente a cualquier otro modelo de los existentes» y podría ser denominado como sismicidad «de efecto inmediato», que se produce al principio, cuando se llena el embalse por primera vez, de tal manera que lo que hacen las rocas es «dar una respuesta elástica a ese cambio de presión que produce el agua».


 
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