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Gara > Idatzia > Jendartea 2006-06-14
El juez no ve delito y s� falta en el atropello de los ni�os de Basurto
Una vez practicadas las diligencias �que se han estimado necesarias�, el Juzgado de Instrucci�n n�mero 6 de Bilbo considera que no ha quedado acreditada la perpetraci�n de un delito contra la seguridad del tr�fico por el que fue inicialmente imputado el conductor que el pasado 3 de enero atropell� a dos ni�os en un paso de cebra de la avenida Montevideo, en el bilbaino barrio de Basurto. Como consecuencia del tr�gico suceso, fallecieron Aitor y Oihane Aginako.

BILBO

La acusaci�n particular ejercida con motivo del atropello y la muerte de dos ni�os acaecida en la ma�ana del 3 de enero de 2006, en el bilbaino barrio de Basurto, considera que en lo hasta ahora instruido �y a reservas de completar la instrucci�n con diligencias propuestas y no practicadas, aparecen suficientes elementos de prueba, indicios e, incluso, pruebas objetivas, que permiten sostener que los hechos enjuiciados deben ser instruidos como delito y no como falta�.

As� se recoge en el recurso de reforma y subsidiario de apelaci�n interpuesto ante el Juzgado de Instrucci�n n�mero 6 de Bilbo, tras dictar �ste un auto por el que �se reputa falta el hecho objeto de las presentes diligencias previas� y se dispone que las actuaciones se registren como juicio de faltas.

En sus razonamientos jur�dicos, el auto dictado por el citado Juzgado de Instrucci�n considera que de lo practicado �no ha quedado acreditada la perpetraci�n de un delito contra la seguridad del tr�fico�, inicialmente imputado al conductor del veh�culo, �sobre todo a la vista de las circunstancias en que tuvo lugar el atropello y del resultado de las declaraciones testificales practicadas ante este instructor�, referidas a los polic�as que redactaron el atestado y a la se�alizaci�n del lugar en que ocurrieron los hechos ahora juzgados.

Precisamente, el atestado establece como causa inmediata y principal del atropello, el hecho de que el conductor de la Citroen Berlingo �condujera con una total desatenci�n� y subraya que la v�a por la que se aproximaba a un cruce de calles existe suficiente mensaje visual y se�alizaci�n, por lo que �deber�a saber perfectamente que lo hac�a con proximidad a un paso debidamente se�alizado y reforzado por una l�nea de detenci�n, a dos metros del paso�.

Tambi�n en referencia a las circunstancias en que el autor del atropello condujo su veh�culo en los momentos previos al mismo, el atestado concluye que el conductor �omiti� cualquier medida de cautela o de la precauci�n m�s elemental exigible a todo conductor�. El documento atribuye asimismo el atropello al exceso de velocidad. Estima una velocidad no inferior a 62,172 km/h ­la limitaci�n en este tramo es de 50 km/h­ la que registr� la Citroen Berlingo en el momento de impactar contra los ni�os.

28,6 metros de margen

La investigaci�n sit�a en �no menos de 28,6 metros� la distancia entre la furgoneta y el frontal del veh�culo detenido en primera posici�n ante el paso de peatones, cuando los ni�os atropellados comenzaron a sobrepasar y, por tanto, �a ser visibles�. Incide asimismo el atestado en que la maniobra de frenado del veh�culo comenz� �despu�s de haber impactado con los peatones�.

Fuentes de la acusaci�n particular han relatado a GARA que en el escrito del recurso presentado ante el auto dictado por el Juzgado de Instrucci�n n�mero 6 de Bilbo se plantea como dato objetivo inicial que el atropello se produjo �en pleno paso de peatones, no cerca o lejos, sino sobre el mismo paso�.

El recurso incide asimismo en el hecho de que no se detect� marca de frenada alguna, toda vez que la Citroen Berlingo detuvo su marcha decenas de metros despu�s del lugar del impacto y recoge otras cuestiones tambi�n planteadas en el atestado policial, referidas a la abundante y clara se�alizaci�n referida a la velocidad y al paso de peatones pr�ximo que existen en el lugar de los hechos, as� como a las buenas condiciones meteorol�gicas en el momento de los hechos, as� como el buen estado del pavimento.

Otros elementos que aborda el recurso hacen referencia al hecho de que el conductor del veh�culo que caus� la muerte de los ni�os manifestara conocer �perfectamente� el lugar, ya que pasa habitualmente por all�, aunque en referencia a la atenci�n que prest� a la conducci�n aquel d�a, cita que pese a que el responsable del atropello s� se percat� de que hab�a seis veh�culos parados tras una furgoneta en el carril derecho, �l opt� por seguir. Declar� que los ni�os hab�an pasado solos, �que no iba ninguna persona con ellos� y que s�lo se hab�a fijado en el sem�foro en verde situado algo m�s adelante.

Se refiere asimismo en el recurso que varios testigos que se encontraban en el interior de los veh�culos detenidos en el carril de la derecha, junto con otros testigos presenciales, �han sido propuestos por esta parte, sin que se haya resuelto absolutamente nada sobre la pr�ctica de sus declaraciones�.

Los polic�as que realizaron el atestado declararon que la imprudencia fue grave y constitutiva de delito y, sin embargo, fuentes de la acusaci�n particular sostienen que el auto no explica por qu� deduce de esas declaraciones que los hechos son constitutivos de falta.



De repente, un veh�culo �a velocidad muy elevada�
K.P.

BILBO

El padre de los peque�os hizo gestos a una furgoneta que se aproximaba al paso de peatones de la avenida Montevideo, sin intenci�n de parar. La furgoneta se detuvo finalmente y, tras ella, en el mismo carril de la derecha, cinco o seis veh�culos. Asi� a su hija mayor con su mano izquierda y al hijo con la derecha, mientras la menor se cogi� a la mano de su hermano y todos comenzaron a cruzar, junto a otro peat�n. Tanto �ste, como el padre de los ni�os se detuvieron levemente para recriminar la conducta del conductor de la furgoneta que no hab�a hecho menci�n de parar. Tal y como han declarado ambos, en ese momento se percataron de que otro veh�culo se acercaba a �mucha velocidad� al paso de peatones por el carril de la izquierda, pese a la se�alizaci�n existente y pese a la fila de veh�culos detenidos que deb�an dejar claro que alg�n peat�n cruzaba. El padre reaccion�, pero los dos m�s peque�os se hab�an desplazado en forma de abanico, saliendo al carril izquierdo, donde recibieron el impacto.


 
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