Cuesta detectar el nacedero de algunas modas tecnológicas que pueden confundirse como acertijos de la estética recargada de sentido, incluso como simbología. ¿Por qué cambian los modelos de los micrófonos inalámbricos unipersonales de los presentadores televisivos? Entiendo perfectamente que si te debes desplazar por el plató, se busque algo que tenga un mayor soporte, un agarre más correcto y que dé sensación de mayor seguridad a sus portadores, pero de repente resulta que a todos, los desplazados al campo, los que están en los platós en una mesa, en un sofá, fijos o tertulianos, todos van con un modelo de micrófono que les acerca la cabeza microscópica que capta el sonido a través de una prolongación que saliendo de detrás de la oreja atraviesa una de las mejillas.

No es nada nuevo, lo habíamos visto en los musicales, en los escenarios, con la intención de que no distrajera demasiado al espectador y hasta para confundirlo, porque si llevaba el micrófono en la mano, en el pelo, o pegado al vestuario, se veía, se detectaba, y de esta manera, al tener un color carne, podía disimularse. Pero es que en televisión, con los primeros planos, este camuflaje no es posible. Es más, no se busca, sino que tengo la impresión que se hace resaltar, es como una manera de decirnos que estamos ante algo más bueno, más de ahora, infalible, que forma parte del propio lenguaje estético televisivo del momento.

Me parece muy bien. Que hagan lo que les dé la gana. Me gustaría saber las razones comerciales, técnicas, de sonido, de reglaje de volúmenes, la auténtica eficacia de esta moda. Porque el que sea una moda no me cabe la menor duda. Aunque creo que hay una pelea comercial entre una marca que ofrece la patilla larga, y la que la ofrece más corta. Cuanto menos se vea, más misterio, pero no se sabe si mayor calidad. Ha coincidido este desembarco de aparatos de sonorización con el Mundial, y es que ante estos eventos es cuando se hacen inversiones.Todo lo hacen para que oigamos mejor, aunque lo que nos gritan sea patético, como berridos de algunos monstruos que habitan la selva mediática. Hay tanto ruido que necesitaremos amplificarnos hasta los pensamientos. -