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Gara > Idatzia > Ekonomia 2006-07-23
Manuel CARVALHO da SILVA | Secretario general de CGTP-IN de Portugal,
�Debemos combatir el recorte de derechos que impone la patronal�
Manuel Carvalho da Silva, secretario general de CGTP-IN de Portugal, estuvo en Bilbo en un encuentro con la Ejecutiva de ELA. Asegura que se debe reforzar la intervenci�n sindical para hacer frente �a la patronal y al neoliberalismo que campa a sus anchas por Portugal y por toda Europa�. Es optimista, pero recuerda que las transformaciones sociales necesitan tiempo.

E n su breve paso por Bilbo para mantener un contacto con la Ejecutiva de ELA, Manuel Carvalho da Silva, reivindic� la necesidad de que los sindicatos �presionen m�s� a los empresarios y a los poderes p�blicos. Se quej� del �excesivo� papel institucional que juegan algunas organizaciones que dicen estar al servicio de los trabajadores y llam� a hacer frente a la p�rdida de derechos sociolaborales que los empresarios est�n provocando.

El representante de esta organizaci�n sindical portuguesa, que cuenta con 750.000 afiliados, considera que no se puede permitir que la Uni�n Europea abdique de las cuestiones sociales, �que han sido la caracter�stica y la raz�n de ser de la UE�.

La semana pasada la CGTP-IN realiz� una asamblea general en la que se fijaron los objetivos esenciales sobre los que trabajar durante los pr�ximos meses. La lucha contra la precariedad laboral, la deslocalizaci�n, la protecci�n social y la aplicaci�n de la negociaci�n colectiva, entre otras cuestiones, fueron las conclusiones m�s referenciadas.

­A la vista de los objetivos marcados por su organizaci�n, se puede concluir que los problemas que afectan a los trabajadores de Portugal, de Euskal Herria y de Europa son similares. �C�mo se pueden preservar y activar sus derechos?

Primero, hay que poner en marcha un combate ideol�gico muy fuerte, porque no es posible ligar una respuesta eficaz desde el punto de vista econ�mico y social sin un combate ideol�gico simult�neo. Los trabajadores tienen que cuestionar el camino que est�n siguiendo las sociedades euro- peas. Es necesario que cada uno, con la realidad espec�fica de cada pa�s y regi�n, se plantee el trabajo en contra de la din�mica neoliberal y reclame una Europa que constituya un polo alternativo en este caminar de las sociedades desde el punto de vista global.

­�Qu� habr�a que hacer?

Hay que concretar. Pienso que los sindicatos deben plantear una cultura de discusi�n de la transformaci�n, pero no pueden abdicar, en su nombre, de los derechos de los trabajadores. No tenemos una visi�n cerrada de esos derechos. Sabemos que hay cambios, pero en nombre de los cambios y de las transformaciones no se pueden eliminar los derechos y sustituirlos por nada. Esa es la cuesti�n central.

­�Qu� opina, en cualquier caso, de la concepci�n individualista de esos derechos?

Vivimos en una sociedad que tiene una din�mica individualista, pero es indispensable, adem�s, que los derechos colectivos cobren importancia. Es fundamental, para garantizar la supervivencia de la clase trabajadora y los derechos logrados a trav�s de la lucha.

­�Los empresarios est�n ganando la partida a los trabajadores en esta batalla?

Claro. Desde el punto de vista estrat�gico es una pol�tica suicida. Porque no es posible rentabilizar una empresa, un servicio, en t�rminos de futuro. La estructura de relaciones individuales no tiene futuro de cara a conseguir rentabilidad, porque hay compromisos colectivos que deben ser asumidos. La patronal presiona y presiona para bajar el nivel de derechos del trabajador para lograr su �nico objetivo: acumular m�s y m�s riqueza.

­�Los sindicatos est�n cediendo a la presi�n?

La coyuntura es muy dif�cil. Las presiones que se hacen sentir sobre los trabajadores, son muy fuertes. Estamos condicionados, sobre todo, por una precariedad laboral muy compleja y amplia; por la presi�n de las deslocalizaciones; por las resultantes de las presiones del paro y del modelo de sociedad que apela a un individualismo que lleva al consumo. Hay muchas dificultades, pero nuestro camino es procurar factores de dignidad que se tornen en mejoras para los trabajadores.

­�Qu� �ndice de precariedad laboral existe en Portugal?

Est� aumentando de forma acelerada. Somos el pa�s de la UE de los Quince en el que la precariedad m�s ha subido. No somos el que m�s precariedad tiene, sino que ten�amos poca, pero se est� disparando.

­�La precariedad es un arma de los empresarios para chantajear a los trabajadores?

Claro. Hoy mismo he hablado con nuestros compa�eros de ELA de este tema. Durante mucho tiempo los sindicatos hablaron de la precariedad como un fen�meno, y �se es un error, porque no es un fen�meno, sino que es un contenido estructural del impulso neoliberal de la sociedad. Tiene que ser encarado como una realidad estructural y condicionante de todas las pol�ticas laborales. Es un desaf�o nuevo, un riesgo nuevo para los sindicatos; nuevo, pero que hay que atajar.

­Pero, insisto, �c�mo se pueden defender los trabajadores de la precariedad, de la p�rdida de pensiones, de bajos salarios...?

Cuestionando la sociedad a nivel concreto, pero desde el �mbito de la construcci�n social. Hemos visto, de entrada, que los desaf�os desde el punto de vista ideol�gico son muy grandes. En estos temas, el Estado debe, tambi�n, actuar, debe reactivar el papel de las pol�ticas fiscales, ya que la riqueza y los ricos se sit�an en esta sociedad como si estuvieran exentos de contribuir para el colectivo. No puede ser as�. La riqueza debe ser intervenida, tiene que haber una pol�tica fiscal diferente. Los trabajadores tienen que presionar. No existe otra posibilidad. Un sistema socialista no puede olvidarse del compromiso que tiene que jugar el capital y la riqueza, que tienen que ser intervenidos para obtener nuevas fuentes de captaci�n de recursos a trav�s de los impuestos.

­�Europa est� perdiendo el tren social?

S�. Es necesario hablar. No se puede dejar de discutir y actuar en la dimensi�n social. Los sindicatos deben tener presente ese gran desaf�o, porque los sindicatos europeos no se pueden situar ante el modelo social de una manera aislada, sino que hay que discutir el modelo econ�mico y social, y la adopci�n de pol�ticas para garantizar ese modelo. La din�mica neoliberal aborda el modelo social en t�rminos de una Europa humanizada y preocupada con el medio ambiente. Supone un vaciamiento del modelo de sociedad. Los sindicatos tienen que ser ofensivos.

­�Est�n haciendo dejaci�n?

La coyuntura es dif�cil, pero tambi�n hay una excesiva institucionalizaci�n. La intervenci�n sindical institucional es positiva, pero los sindicatos no pueden acomodarse en la relaci�n e intervenci�n institucional. Tienen que trabajar en su esencia, que es un movimiento social en cada espacio de trabajo. Hoy sindicatos significados europeos no son suficientemente ofensivos. No hay que acomodarse. Aceptan conceptos que tienen su origen en la manipulaci�n capitalista y neoliberal. Se habla, por ejemplo, de modernizar, pero significa una cosa diferente para quien detenta el capital y para el trabajador. Se habla de �flexiseguridad�, pero son cosas distintas y realidades diferentes en Suecia y Noruega y, por ejemplo, en Portugal. No se puede hablar con conceptos generales manipulados. Se habla de solidaridad como si fuera un producto del mercado, cuando es una construcci�n muy dif�cil de conseguir. Los sindicatos no pueden aceptar trabajar sin sentido cr�tico.

­�Qu� deben hacer, a su juicio, los sindicatos?

Los sindicatos tienen que intervenir en la sociedad confrontando estos conceptos y teor�as, planteando a la sociedad la interpretaci�n que a los trabajadores nos interesa. Sobre los conceptos, no puede ser de otra forma, hay una excesiva dependencia e integraci�n en esa l�gica neoliberal, que hay que combatir. Hay muchos sindicatos que est�n cuestionando y planteando nuevas intervenciones. Por ah� se debe abrir el nuevo camino.

­Las diferencias entre el Norte y el Sur de Europa se han acortado desde que est� en la presidencia el portugu�s Jos� Manuel Durao Barroso?

Un portugu�s que se ha mostrado como un buen alumno de los americanos y sus amigos. No es un portugu�s que potencia una Europa de polo alternativo. Es un portugu�s que sirve a los intereses dominantes. Con una interpretaci�n para la Comisi�n Europea de derechas, que ha sido nombrado presidente por los buenos servicios prestados a los poderes dominantes.

­�Se puede esperar un giro hacia la mejora de las condiciones sociales, econ�micas y laborales de los pa�ses menos desarrollados del Sur de la UE?

No. No pienso que el equipo dirigente de la Uni�n Europea tenga esa opci�n. Hay que luchar por ella, el pueblo portugu�s, las fuerzas sociales y pol�ticas, las realidades concretas de los pueblos espa�oles, etc., tienen que luchar por una Europa solidaria, una Europa que sea diferente. La Comisi�n Europea no avanza en esa direcci�n, todo lo contrario. Desde el punto de vista de los trabajadores ha hecho mucho da�o. Hay un distanciamiento progresivo de la dimensi�n social e, incluso, una dinamizaci�n de la impotencia del modelo social.

­�La revoluci�n portuguesa ha influido en la sociedad?

Estar� de acuerdo conmigo en que las transformaciones profundas de una sociedad son muy dif�ciles. Los impactos de la Revoluci�n de Portugal han sido muy sentidos, porque sal�a de una ausencia de libertades y se ech� un pulso inicial, pero no hay una consolidaci�n profunda. Las mentalidades y las capacidades de las personas se transforman paulatinamente. En la nueva coyuntura favorable a la din�mica neoliberal, que barre Europa y el mundo, Portugal se encuentra en una situaci�n de desarrollo limitada y, por lo tanto, est� m�s afectado que otros pa�ses.

­�La pol�tica neoliberal ha engullido al progreso social y econ�mico?

Claro. Las transformaciones desde punto de vista ideol�gico son muy lentas. La realidad mundial as� lo indica.Tengo una perspectiva positiva de la sociedad. El camino es dif�cil, pero hay que andarlo. Se van construyendo alternativas.

­Uno de los problemas es la amenaza de deslocalizaci�n. General Motors quiere hacerlo con su planta de Portugal, �cu�l es la situaci�n?

Es un caso de solidaridad de todo el grupo General Motors en Europa, porque los compa�eros de Zaragoza, como los de Alemania y Suecia, entre otros, apoyaron los paros. Hay una raz�n fundamental, el comit� de empresa a nivel europeo tiene mucha influencia. La imposici�n de las multinacionales es continua en Portugal. General Motors tiene mucha influencia, porque representa el 0,6% del PIB y el papel de las exportaciones es fundamental.

­�Qu� se puede hacer frente a estas deslocalizaciones?

Hay que presionar a los estados, a los gobiernos y a la Comisi�n Europea para la revisi�n de reglas y compromisos. Pero estos temas suponen una demostraci�n de la necesidad de que la organizaci�n de los trabajadores sea permanente y activa para que no permita esas situaciones.

­�Habr�a que hacer una negociaci�n colectiva fuerte para evitar deslocalizaciones y salarios a la baja?

Hay que forzar la existencia de reglas en el �mbito nacional y europeo. En Portugal hay una tentativa generalizada de la patronal de impedirla. Ponen en cuesti�n la existencia de la negociaci�n para anularla. El capitalismo y el poder econ�mico y financiero entienden que el poder es de ellos, y pueden imponer ese retroceso a los trabajadores. Hay que estar alerta ante estas situaciones. -



�El Tratado Constitucional europeo esconde problemas profundos�
M anuel Carvalho se refiere en tono cr�tico al Tratado Constitucional Europeo que, aunque ha quedado relegado, el presidente portugu�s del Gobierno europeo, Durao Barroso, lo est� impulsando �por la puerta de atr�s�.

­�Qu� opini�n tiene la CGTP-IN sobre el Tratado Constitucional Europeo?

La perspectiva de los portugueses es diferente que la de los pueblos del Estado espa�ol. Somos un pa�s peque�ito con una unidad solidificada. No hay problema de fronteras. Hablando en general, la constituci�n europea no es un proceso bueno. No se puede imponer un modelo pol�tico sin observar la realidad y el contexto. El modelo pol�tico que propone, esconde problemas profundos, porque existe un distanciamiento de los europeos en relaci�n al proyecto pol�tico. Desde el punto de vista econ�mico no es bueno, porque no nos conduce a la construcci�n de una Europa de polo alternativo, que es indispensable. El sentido de una Europa, como proyecto, como modelo social que no se someta al neoliberalismo dominante. Es necesaria una Europa que sea diferente. El tratado constitucional no se correspond�a con los intereses de los ciudadanos.

­Se le ve preocupado.

S�, porque observamos con preocupaci�n que, muy lentamente, se est� preparando su retorno. No es positivo, aunque algunos compa�eros nuestros valoran m�s la unidad pol�tica que supondr�.

­�Durao ha sido h�bil?

S�, lo escondi�, pero est� trabajando en la sombra. Debemos luchar para conseguir una Europa cohesionada.-

J. B.


 
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