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Gara > Idatzia > Euskal Herria 2006-07-23
Iñaki GERENABARRENA | Presidente del Araba Buru Batzar del PNV
«Haya una, dos o dieciocho mesas, el PNV llevará una visión unitaria»

Ala hora de definir la situación de Araba, Iñaki Gerenabarrena muestra su temor a que la afirmación de Goebbels de que «una mentira repetida mil veces se convierte en verdad», pueda tener una derivada inversa que diga que «una verdad repetida mil veces parece que pierde fuerza». Pese a todo insiste en que sólo puede responder lo tantas veces repetido desde que el PP accedió a la Diputación y al Ayuntamiento de Gasteiz: «Desastre de gestión», «diferencias en el trato a los pueblos según estén gobernados por el PP o no», «falta de rumbo», «retroceso mientas otros avanzan». Asegura que los datos avalan todas las afirmaciones, y como ejemplo pone que basta comparar la deuda que tenía Araba hace ocho años y la de ahora.

­Después de que al principio de curso presentaran la moción de censura contra el diputado general, Ramón Rabanera, y la perdieran parece que la estrategia del PNV ha perdido fuerza...

Se han hecho cosas importantes, como lo relacionado con el cambio de norma de la financiación de las entidades locales, que en Araba es muy importante para la estructuración del territorio. A veces en la política sólo llega a la gente lo espectacular. No se pueden presentar mociones de censura todos los días. Hemos vivido hace poco una concentración de alcaldes y presidente de cuadrilla ante las Juntas Generales, algo pocas veces visto. Yo no diría que se ha bajado el pistón.

­¿Aquella moción de censura fue contra el PP o también contra el PSE, para forzarle a situarse junto al PP?

La moción fue contra el PP, lo que ocurre es que también nos hizo a todos el favor de demostrarnos dónde estaba cada uno de los grupos. El PSE tenía la posibilidad de hacer muchas cosas, como por ejemplo haber dejado que se debatiera en el Ayuntamiento, y no lo hicieron. En JJGG volvieron a apoyar a Ramón Rabanera para que siguiera como diputado general. Pero no sabíamos lo que iban a hacer. Cuando antes presentamos mociones de censura contra el diputado de Bienestar Social y el de Agricultura, una de ellas prosperó. Nunca había pasado algo así. No sabíamos lo que iba a hacer el PSE y dio una de cal y una de arena. El PSE está dando su apoyo al PP a cambio de nada, sólo de dar la imagen de que ofrece estabilidad. Cuando presentamos la moción contra Rabanera le pedíamos que hiciera lo mismo con un diputado general del PNV. Optó por apoyar al del PP.

­¿Cuáles son ahora las perspectivas para después de las próximas elecciones?

Hoy, tal y como están las cosas, a un año de las elecciones, y viendo que Araba es uno de los elementos importantes de la política en el ámbito estatal y en el vasco, creo que es prácticamente imposible decir qué va a ocurrir. Las cosas están muy abiertas. Depende de distintos factores, como los partidistas o la evolución del proceso. Lo que procuraremos es tener respuestas para cada una de las variables.

­¿Tienen previsto volver a intentar cambiar la ley electoral para que las cuadrillas alavesas tengan más peso en las JJGG?

Lo haría mañana mismo, porque hay una situación de injusticia con las cuadrillas.

­¿Qué se lo impide?

Que necesito mayoría en el Parlamento. Cuando lo intentamos en la legislatura pasada creíamos que podíamos tener esa mayoría, pero pasó lo que pasó. Nos acusaron de electoralismo, la gente se asustó y hubo que parar. Ahora la relación de fuerzas es completamente distinta. Podríamos tener un acuerdo con EA. Pero necesitamos más. Por ejemplo a EHAK. Hemos tanteado su posición indirectamente y no descartamos ponérselo directamente encima de la mesa. Si lo llevamos al Parlamento será porque tenemos la posibilidad de sacarla adelante.

­¿Cree que a las próximas elecciones volverán a presentarse en coalición con EA?

Estoy convencido de que tenemos que ir en coalición con EA.

­¿Y esa coalición tendría que ser ya para siempre?

No sé puede hablar para siempre en la situación política en la que estamos, porque no sabemos qué va a pasar con el proceso de paz ni con el de normalización. Pero si tanto uno como otro avanzan, no tendrá sentido que haya la actual locura de siglas. Los tiempos cambian y las soluciones deben. Una coalición para siempre, del tipo CiU, dependerá de las características de un tiempo político determinado, y hoy no sabemos ni cómo va a ser el año que viene. Pero sí creemos que esta coalición debe ser estructural. Hay una parte del mundo abertzale que cree que se tiene que hacer política de una determinada forma, la que hoy representa la coalición PNV-EA. Y entiende que puede haber diferencias entre ambos en lo accesorio, pero que en lo fundamental debemos presentar una postura única. Ahora esa postura única es más importante que hace tres años. Gente que pensamos parecido en lo que es verdaderamente fundamental, tenemos que estar juntos.

­¿Cómo valora esto que se ha venido en llamar el proceso?

Todos somos prisioneros de nuestras vivencias. Yo fui un convencido del proceso de Lizarra.Pensaba que ETA se había acabado y se iba hacer política de forma diferente, lo que abría un nuevo tiempo que iba a permitir muchas cosas.Yfui uno a los que se les cayó el alma a los pies cuando ETA dijo «hasta aquí hemos llegado». La decepción que sufrimos entonces nos ha hecho ser más cautos. Pero yo soy de la teoría de los ciclos. Cíclicamente se dan picos de violencia y valles de negociación. Pero cada vez los picos de violencia son más bajos y más cortos los tiempos que pasan entre valles de negociación para dar una salida política al problema de la violencia. Esta función lleva a un momento en el que convergerán. Yo pensé que ese punto se daba en Lizarra, pero se demostró que el ciclo tenía que dar una vuelta más. Soy optimista y creo que este puede ser el definitivo. Pero si no lo es, el siguiente ciclo será más pequeño. Ni los que hacen política, ni los que hacen lucha armada, ni los que la reprimen, ni esta sociedad aguantan un nuevo ciclo de tantos años. Pero hay que apostar porque éste sea el último.

­¿Cómo se hace eso?

Intentando no engañarnos a nosotros mismos pensado que cada cuál somos los únicos que tenemos la posible solución. Y, después, sabiendo que la solución final tiene que adecuarse a la realidad social del país. Si es que somos capaces de llegar a un acuerdo político que resuelva tanto el problema de pacificación y de normalización, tendrá que apoyarse a la realidad social del país y de cada territorio.

­En su día se puso de moda la figura del triángulo con el PSOE, el PNV y la izquierda abertzale en los vértices, pero a veces da la impresión de que el PNV se coloca en el mismo vértice que Zapatero, incluso teniendo que corregir su posición cuando lo hace el presidente del Gobierno español...

Sí... y también podía hablarse de otra situación, la de Batasuna. A mí una de las cosas que me está sorprendiendo más son las declaraciones de Batasuna. Me sorprendió que alabaran la sustitución del ministro del Interior por Pérez Rubalcaba. O ver a Zapatero haciendo lo que ya nos hizo Espartero al final de las guerras carlistas, diciendo que el pueblo vasco podrá decidir, pero lo que las leyes le dejen. La postura del PNV fue decir que éstos nos vienen con la de la rebaja, y quien sale diciendo que prácticamente ha aceptado la autodeterminación es Batasuna. Pero creo que eso es comprensible y no es una mala noticia. Es lógico que se produzcan acercamientos entre las partes, que en unos momentos serán entre unos y otras veces entre otros.

­¿Cuál tiene que ser el objetivo de la mesa de partidos?

La respuesta políticamente correcta es la de conseguir la normalización del país. Pero si se busca la normalización es que hay algo anormal, y lo anormal es que aquí hay un pueblo que no tiene reconocidos todos sus derechos políticos. Pero como eso es algo que pensamos sólo una parte de los ciudadanos de este país, tendremos que decidir entre todos «cómo queremos ser, cómo queremos estar y hasta dónde queremos que lleguen nuestros derechos políticos». Algo que ahora no podemos hacer.

­¿Todos los ciudadanos en cuántas mesas?

Antes he hablado de que la solución ha de adecuarse a la realidad y la situación socio-política de Iparralde no es la misma que la de la Comunidad Foral Navarra ni la de la Comunidad Autónoma del País Vasco...

­...ni la situación de Gipuzkoa igual a la de Araba...

...ni a la de Bizkaia. Todas las situaciones son distintas. Y yo hoy no soy capaz de dar una respuesta a la pregunta de en cuántas mesas. Esto va a ser largo porque vamos a tener que discutir muchas cosas. A mi me gustaría que esto se resolviera en una mesa, pero creo que hoy por hoy no es posible. Quizá dentro de una año sí. Pero sea en una mesa, en dos o en dieciocho, el PNV llevará una visión unitaria y creo que otros también lo harán. El proceso se tiene que dar en el número de mesas que permita que avance.

­¿Y cómo ve a Zapatero?

En el caso catalán nos ha demostrado hasta qué punto es fiable su palabra. Nos ha dado un segundo toque de atención cuando ha dicho que a los vascos no nos va a dejar decidir sobre la independencia. Podemos discutir cuántas mesas va a haber, pero ¿qué vamos a poner en esas mesas? El PNV vamos a poner que el pueblo vasco existe, tiene derecho a decidir. Los vascos decidimos y después se acuerda cómo se lleva eso a los ordenamientos jurídicos. Hay que estar atentos a lo que Zapatero nos quiere hacer. Hemos visto tomaduras de pelo como la que les ha pasado a los catalanes. Todos los vascos, no sólo los abertzales, tenemos que estar atentos, porque el derecho a decidir es el derecho a decidir, no a otra cosa, ni el derecho a ser consultados ni nada.

­Después del alto el fuego siguen las detenciones, la persecución de Batasuna, las querellas... ¿Cómo valoran esto?

No deja de ser llamativo. Hay temas que pueden ser casuales, otros que parecen ser por el excesivo vedetismo de algunos jueces, en el caso de que no estén controlados por el Gobierno ­porque ya se vio lo que ocurrió cuando ocho miembros de la Mesa Nacional estuvieron citados­ y hay otros en las que dices no sé lo que está pasando. En este tipo de procesos hay muchos intereses y puede haber gente por todos los lados que puede intentar acabar con el proceso. Lo que pudo pasar en Navarra con el ataque a una ferretería de un concejal de UPN, los ataques de Getxo, los actos de kale borroka contra batzokis... Nunca se sabe si están controladas o descontroladas y puede haber gente en todos los sitios que quiera abortarlo. Lo que tienen que tener las fuerzas políticas es voluntad verdadera de sacar adelante el proceso y detectar los movimientos de quienes quieren acabar con él.

­¿Participa de la idea de que el procesamiento de su compañero de EBB Gorka Agirre pretende incidir en la situación interna del PNV, en la correlación de fuerzas entre sus dos almas?

No sé si quiere incidir en eso, pero sí que quiere incidir en el PNV. El procesamiento, la forma en la que se hace, incluso la petición de medidas cautelares por parte del fiscal, está muy pensada. Para mí, que alguien que está tan fuera de sospecha como Gorka Agirre haya tenido durante meses el teléfono pinchado, se le haya seguido como se le ha seguido, que se le haga eso al dirigente de un partido político que no tiene nada que ver con la trama de financiación de ETA, me parece que tiene carga política detrás. Y creo que también está medido que se haga en este momento.

­¿Con qué intención?

Debilitar al PNV en un proceso como este. Que a nivel internacional se le vea cercano a ETA y a su financiación, que surjan sospechas.

­Se acerca el día de San Ignacio. ¿El PNV nos va a ofrecer uno o dos discursos este año?

Dará dos discursos, porque habrá dos actos y dos portavoces, pero lo que digan estoy convencido de que será unitario. Cada persona es distinta y si hubiera tres actos habría tres discursos. Y entonces los medios podrían fijarse en el pequeño matiz diferenciador en lugar de destacar lo que de posición común haya.

­¿O sea que lo de la soberanía o la cosoberanía eran pequeños matices?

En el caso concreto de lo de la soberanía compartida o no compartida del día de San Ignacio del año pasado, fue de las cosas menores, en la que sí creo que estamos hablando de matices.

­¿Y cuáles eran entonces las mayores?

Las voy a dejar en el secreto de lo que corresponde hacer en un partido político, que es lo que hemos hecho en el PNV. Cada cual ha planteado sus ideas para llegar a un acuerdo final que todos defendemos. El EBB aprobó en octubre por unanimidad un documento de actuación para el proceso que nos viene y ahí quedan resueltos los matices mayores que pudiera haber. Nuestro compromiso común es poner encima de la mesa el proyecto de Nuevo Estatuto Político aprobado en el Parlamento. Que, por cierto, hace una lectura determinada de la soberanía, que en su ejercicio es una soberanía compartida porque no asume para los vascos todas las competencias. Pero ese no es el objetivo final del PNV. Es la apuesta para este momento. -


 
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