Francisco Larrauri - Psicólogo
La psicología del señor ministro
Cuando al ministro español de Justicia, López Aguilar, le faltan los argumentos y le falla la razón, cuando desde su ministerio fracasan todos los intentos de abordar y explicar el conflicto en Euskal Herria, sólo le queda el recurso de echar mano del insulto. Esto es lo que ha hecho con Francisco Javier García Gaztelu.Cuando el ministerio y el ministro no pueden admitir al adversario, la fuerza de éste la convierten en síntoma psicopatológico, y la psicología silvestre utilizada para rebajar y avasallar al preso vasco se transforma automáticamente en un insulto intelectualizado carente de valor definitorio. En la historia existen múltiples ejemplos de esta vagancia intelectual practicada ahora por Juan Fernando López Aguilar frente a los presos de ETA; Para los mandatarios de otras épocas también eran locos y estaban enfermos, Che Guevara, Castro, Mao Tse Tung, el victorioso estratega vietnamita Giap, Ho Chi Min y Moshe Dayan. Todos ellos fueron calificados por sus enemigos como «psicópatas», incluido Isaac Shamir, después de organizar y participar en la muerte del comisionado de la ONU en Palestina. También de psicópata fue etiquetado por la democracia británica el ex sargento del Ejército inglés Menagen Begin, primer ministro israelí y Premio Nobel de la Paz al poner una bomba en el hotel King David de Jerusalén donde murieron 91 árabes, judíos e ingleses mayoritariamente civiles. Cuando se fracasa en los intentos de explicación, los insultos hacia el adversario en forma de psicología violenta sólo sirven para descargarse de la obligación de comprender al otro o al adversario. El ministro español de Justicia tendría que saber que la psicología es útil, científica y verídica cuando está alejada de la ideología, en caso contrario, en lugar de servir a la sociedad, se convierte en un avasallador peligro común. El ministro de Justicia español ha cometido desde mi punto de vista dos errores. El primero que intento explicar como psicólogo, es el mezclar la psicología con la ideología al estilo eclesiástico, y el segundo, que seguro que interpretarán mejor los analistas políticos, ha sido implicar el proceso de paz de Euskal Herria con una psicología ineficaz basada en interpretaciones psicológicas arbitrarias. Seguro que López Aguilar no ha olvidado cuando otro poder, en aquella ocasión el Vaticano, calificó a los homosexuales y transexuales también de enfermos mentales irrecuperables. En la actualidad los políticos sensatos saben que de una psicología esperanzadora se pasa fácilmente a un auténtico poder infernal cuando con ignorancia científica e inexperiencia político-social se despiertan los sentimientos colectivos irracionales de reclamación ante una negociación política y un proceso de paz esperanzador. Este ministro ya sobresaltó a expertos juristas al declarar que «se construirán las pruebas» para que no salgan de la cárcel los presos políticos vascos que ya han pagado la pena. Con inmadurez política, el ministro intenta mediante ideología y psicología aglutinar el orden; para ello se construirán pruebas, se negará la tortura y se engañará utilizando la psiquiatría con violencia. Todo un proceso psicológico que empieza con la negación, el desplazamiento y el disimulo del insulto agresivo mediante la justificación pseudo-científica. El inconsciente traidor de este ministro puede convertirlo todo en una cacharrería con un elefante dentro o peor. El abuso manipulado del modelo ideológico, acuérdese de los enfermos de Roma, convierte lo que son las alucinaciones, las voces imaginarias y las imágenes invisibles, en acontecimientos, y abusando del poder se quieren legitimar como objetivo unas ideas absurdas. La intransigencia histórica no resuelve nada y la de este ministro tampoco. -
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