Al llegar al caserío, Simón se dio de bruces con una pareja de policías que abandonaba la vivienda. Acababan de informar de forma oficial a Lurdes de que el muerto en Bilbao era su marido, Miguel Arizabala, de cincuenta y tres años, vecino de Uriondo, casado y padre de dos hijas. Las causas de la agresión, según la información oficial, desconocidas por el momento.En la cocina, Lurdes era la imagen misma de la desolación. Simón se acercó y la abrazó con cariño:
Le había dicho tantas veces que no se metiera en esos líos, tantas veces...
Pero, ¿de qué líos hablas? ¿En qué estaba metido Miguel?
El cura estaba cada vez más sorprendido.
Pues no lo sé exactamente, pero no me gustaba esa gente joven que venía a casa, ni esas salidas por la noche. No sé qué hacían, pero todo era extraño. Le dije que no se complicara la vida, pero ya sabes cómo esŠ como era.
Tramitando el papeleo
La hija mayor seguía en Bilbao, tramitando el papeleo para trasladar el cuerpo a Uriondo. Simón conversó un rato con Lurdes y le recomendó tomar algún tranquilizante que le ayudara a conciliar el sueño. El se encargaría de todo lo demás.En la soledad de su cama, el cura trató de poner en orden los pensamientos y las sensaciones que le provocaba aquel asunto desde que Amhed o como se llamara aquel muchacho apareciera degollado entre las rocas.
Habían ocurrido demasiadas cosas y ahora le tocaba a él dar una explicación consistente a sus feligreses. Miguel era bien conocido en Uriondo y, a buen seguro, la parroquia se quedaría pequeña durante el funeral.
Por la mañana, el kiosco de Juanjosito era un hervidero. La noticia aparecía en la portada de todos los periódicos, en algunos casos con una fotografía espeluznante que mostraba el cuerpo inerte de Miguel con el rostro desfigurado por los cuatro balazos. Y Juanjosito, además, contaba con toda la información sobre funerales y con los datos que unos y otros aportaban sobre el personaje.
Dicen que estaba acusado de matar a los tres chicos esos. ¡Qué barbaridad!
No señora el kiosquero se había tomado en serio su función de fuente informativa, lo que dice la prensa es que estaba acusado de uno de ellos.
Pero si el cuchillo era suyo...
Eso lo tendrán que demostrar. No vamos a cargarle ahora todos los muertos al muerto.
Pues será como dices, pero si le han matado a tiros, será como venganza o algo así...
También el Gureak se había convertido en una especie de sala de prensa. Kokoloko servía los cafés mientras informaba de los últimos acontecimientos.
Se comenta que Miguel andaba mucho por Eibar. Y que se le había visto con gente rara.
Algún parroquiano protestó:
Habladurías. Aquí le conocíamos todos y era un buen hombre, un poco solitario, pero un santurrón.
Esos son las apariencias porque luego, ya hemos visto lo que hemos visto...
Conversaciones a centenares
Conversaciones de ese tenor se repitieron por centenares a lo largo de la mañana, mientras Simón hacía todos los preparativos para el funeral. Lurdes quería celebrarlo esa misma tarde, así que había bastante tarea por delante.
Y Sergio no aparecía. Había salido temprano a dar un paseo y, pasadas las once de la mañana, no había regresado.También Xuxú había salido temprano de casa rumbo a Bilbao. Apenas un cuarto de hora antes de que Miren enviara un mensaje sms a Sergio: «Estoy sola. ¿Vienes?».
El argentino dudó, sabía que aquello era una temeridad, pero pudo más la naturaleza que el cerebro y, a toda prisa, se vistió un chandal y salió de la casa:
Voy a dar un paseo, tío. No tardaré en regresar.
Bien, pero no tardes. Hoy tenemos trabajo en la parroquia. Además tengo que preparar el sermón y eso me llevará tiempo.
Miren le esperaba en el balcón. No había nadie en las inmediaciones cuando el argentino cruzó rápido la calle y entró al portal.
Arriba, en la casa, Miren lo recibió vestida sólo con una bata. A Sergio le sobraron los segundos para despojarse del chandal.
Huesitos empieza a despotricar
A las doce en punto, Huesitos empezó a despotricar en la barra del K.O.-Cada vez hay menos formalidad. Xuxú ha tenido que ir a Bilbao y ya estoy solo otra vez.
Hombre, Simón y su sobrino estarán en la parroquia, preparando el funeral de Miguel y no creo que Gotzon tarde mucho en aparecer.
Mira, burro mentado, burro encontrado... Ahí viene
Gotzon se acercaba a la puerta del bar. Caminaba despacio mientras leía el periódico.
¡Eh tú! El periódico se lee antes del txikiteo. ¡Estas no son horas!
Es que estoy impresionado. Esto parece una novela negra. En los periódicos le presentan a Miguel casi como un asesino en serie. En no sé qué emisora, un tertuliano le ha bautizado como ‘El asesino jamonero’.
Paparruchas de los periodistas replicó Huesitos De esos no te puedes fiar
Ni un pelo. Mienten más que hablan.
También Eusebio participó en la conversación:
Tienes razón, Huesitos, pero no se puede negar que a Miguel lo han acribillado a tiros y que tenía el cuchillo con el que mataron a esos chicos...
Arizabala no era santo de mi devoción, ya lo sabéis, pero no hay nada claro aún. ¡A ver si va a ser un cabeza de turco...!
Bueno, con el tiempo se sabrá todo.
El coche funebre
Gotzon y Luis Mari iniciaron la ronda, camino del Gureak. Al pasar por la plaza distinguieron la figura inconfundible del coche fúnebre. Le seguía el de la hija de Miguel. El velatorio se instalaría, hasta el funeral, en el caserío Landatxo.Habrá que ir a dar el pésame, ¿no?
Habrá que ir, pero mejor vamos después de comer. Yo no quiero ir solo. Mejor si vamos todos a la vez.
Avisaré a Mila y comemos en el K.O. ¿Te parece?
Perfecto. Habrá que avisar también a Miren y al pibe.
El argentino besó a Miren y salió de la casa.
(CONTINUARA)
