Gracia Querejeta rueda un film sobre mujeres
MADRID
Maribel Verdú y Blanca Portillo son «dos mujeres derrumbadas que logran levantarse» en la película que rueda Gracia Querejeta, “Siete mesas (de billar francés)”, donde las dos actrices llevan el peso de la trama, dando vida a dos seres «de caracteres opuestos que, al final del camino, convergen». Querejeta, que ha escogido como escenario el madrileño barrio de Coslada, vuelve a firmar el guión junto a Davil Planell, como ya hizo en su anterior filme, “Héctor”. Un texto que nació «como una sinopsis brevísima hecha de situaciones personales mías que nada tienen que ver con la película, aunque sí con los sentimientos que ésta transmite», explicó a Efe la cineasta en un descanso del que es su quinto largometraje. Maribel Verdú da vida a Angela, una treintañera y madre de un hijo que vive en Vigo y debe trasladarse a Madrid ante la noticia de que su padre acaba de sufrir un infarto. Cuando llega, se entera por boca de Charo, su compañera sentimental Blanca Portillo, de que éste acaba de fallecer; y descubre cómo el local al que él ha dedicado su vida, una sala de billar, se mantiene a duras penas, lejos del esplendor de antaño. Al regresar a Vigo, deberá enfrentarse a otro duro golpe, la extraña desaparición de su marido.
Matar al padre
«Esas dos mujeres son la esencia de la película», apunta Gracia Querejeta, quien aclara que la decadencia de la vieja sala de billar es «sólo el mcguffing, detrás del que se esconde la decadencia del padre». De esta forma, la autora de títulos como “El viaje de Robert Rylands” o “Una estación de paso”, vuelve a retomar un tema recurrente en su filmografía, el peso de la ausencia de figura paterna, que dijo haber completado con su tercer filme, “Cuando vuelvas a mi lado”. «Sí, claro, vuelvo al padre, pero esta vez es para acabar de rematarlo. En las otras se trataba como la ausencia de su figura, pero aquí ya lo mato», bromea Gracia Querejeta, quien describe “Siete mesas (de billar francés)”, como una película «esperanzadora».
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