A nadie le es ajena la situación de los presos y presas políticos vascos. Día tras día, y así durante muchos años, en los medios de comunicación aparecen noticias que nos recuerdan la dura realidad de su situación en las cárceles de los estados español y francés y que pone la carne de gallina. A nadie tampoco le es ajena la situación de Iñaki de Juana Chaos, en huelga de hambre desde hace 38 días, cuando una vez cumplida la totalidad de su pena es nuevamente procesado (por escribir dos artí- culos y publicarlos en GARA) para así evitar su salida, demostrando una crueldad de los estamentos del Estado español mucho más que preocupante.
Por ello, cuando en boca de una gran mayoría de la sociedad del País Vasco el debate se centra en esta situación y sobre cómo se debe acabar con ella, me hacen llegar, justo unos minutos antes de entrar en la Sala de la Audiencia Nacional en Madrid para reiniciar las sesiones del juicio oral del Sumario 18/98, y al de unas horas de que, así mismo, se inicie en el mismo lugar la vista oral contra 18 jóvenes vascos, que el Sr. Bandrés, y en calidad de miembro del PNV, ha escrito un artículo en el diario GARA donde menciona unas declaraciones por mí realizadas.
El articulista no habla de la situación, no la valora, ni la argumenta. Inicia el artículo con unos intentos de descalificación a los que no merece la pena responder, porque el debate merece otros términos y otra dimensión. El fondo del artículo demuestra qué es lo que le molesta. Le molesta que se critique a su partido, aunque no sea más que una crítica política legítima, y le molesta porque, aunque para él el tema de los presos sea un tema sensible, sabe y siente que ese partido al que él pertenece no ha hecho mucho, sino bastante poco.
La verdad es que, al parecer, le indigna, y así lo refleja, aunque no sea más que para la galería, el hecho de que se diga que no han hecho nada, que no han movido un dedo. Y, efectivamente, en algún momento sí que movieron, no sólo los dedos, sino también personas, poniendo incluso a algunos a trabajar directamente no a favor, sino en contra de los derechos del colectivo de presos y presas vascos. Me refiero a cuando dentro de su análisis político apostaron por la dispersión, por la estrategia de división del colectivo, poniendo incluso a su disposición abogados para ello; o cuando, refiriéndose a las visitas a los presos de sus compañeras, aquél famoso consejero de Interior hizo las declaraciones que levantaron ampollas e hirieron la dignidad de esas personas sin importarle nada, nunca rectificó; o cuando ese mismo consejero y su equipo trajeron de Santo Domingo a Soares Gamboa, ahora utilizado como testigo por el fiscal en la acusación de las personas del Sumario 18/98.
Pero bueno, vamos a darle a cada uno lo suyo. En algún momento han movido también la lengua, lo han hecho en el Parlamento de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa, donde han llevado con su iniciativa al debate dos resoluciones, las que el articulista señala, y eso, efectivamente, es positivo y de- bemos reconocerlo, sin duda, pero ¿qué más?
Olvida que en ese mismo Parlamento, el ahora presidente de la Comisión de Derechos Humanos ha dejado en el cajón lo acordado, y cuando se han llevado planteamientos de actuaciones concretas nunca han salido, ¿por qué?
Se enfada porque le llamamos hipócrita y ¿quién es un hipócrita? Es aquél que actúa como si tuviera interés en algo, cuando en realidad no lo tiene. Y ésta ha sido la trayectoria del PNV en este doloroso asunto. Vamos a aclararlo: en nuestro país se han realizado infinidad de movilizaciones, llamadas a manifestarse, realizadas por la gran mayoría social y sindical. En todas esas manifestaciones, las ciudadanas y ciudadanos de nuestro pueblo han respondido en la calle (Bilbo, Baiona...) a la política del Gobierno en contra de los presos y presas, ¿dónde estaba el PNV?
Cuando los familiares de los presos y presas se concentran todas las semanas, o en el momento en que sucede algo grave respecto a ellos mismos o a sus familiares, ¿dónde está el PNV?
Pero no sólo no están, sino que, al contrario, cuando los diferentes colectivos que actúan en defensa de los derechos de los presos y presas llaman a manifestarse, muchas de esas manifestaciones son disueltas con cargas de la Ertzaintza. Voy a recordar, aunque es una experiencia muy reciente para todas y todos nosotros, lo sucedido, por ejemplo, en Santurtzi y Portugalete cuando los ciudadanos de Euskal Herria quisimos despedir a Igor y Baru, que salieron vivos de nuestro país y nos los devolvieron muertos. La Ertzaintza, con total y absoluta crueldad y falta de sentimientos, cargó contra la gente e impidió que los que así lo quisieran pudieran despedir a estas personas.
¿Cuántas veces ha prohibido la Ertzaintza las concentraciones ante la sede del PSOE, aunque los que quisieran allí concentrarse tuvieran toda la legitimidad del mundo para ello, por ejercitar un derecho¸
Hay más datos. ¿Cuántos familiares de prisioneros y prisioneras han fallecido yendo a visitar a los suyos? ¿Qué ha hecho el PNV? Los ha calificado en su televisión y en su radio como accidentes de tráfico, y así lo ha dejado en las estadísticas, porque siempre ha negado que haya relación entre la dispersión y esas muertes. Incluso lo ha puesto así en boca de algunos de sus portavoces, y nos han dicho que en estos tres últimos años no ha habido muertos. Pues eso no es cierto. Sí los ha habido. Los que han fallecido en estas circunstancias lo son.
Para finalizar con los ejemplos que ilustran claramente el contenido de la afirmación, hay que valorar las declaraciones en general que ha realizado el PNV sobre el colectivo de presas y presos políticos:
Dicen que la política de dispersión castiga a los familiares y olvidan todo lo demás, lo que sucede en el día a día carcelario. La política de dispersión no son sólo los viajes, los kilómetros que los familiares tienen que hacer todos los fines de semana, es más, es una política cruel puesta en marcha y mantenida en la actualidad del mismo modo para obtener réditos políticos. La pregunta que no responde el PNV cuando hace esta afirmación es la siguiente: ¿No está bien castigar a los familiares, pero sí a los presos y presas?
Si están en contra de la política de dispersión ¿por qué el PNV no firma y trabaja con los demás agentes sociales en el Foro de Ibaeta? ¿Por qué el PNV dejó morir la plataforma Batera?
Nunca en ninguna de sus manifestaciones hacen un análisis del porqué y dónde nace el colectivo de presos y presas, no quieren analizar la raíz, la fuente del conflicto, por ello sólo le quieren dar una salida en clave humanitaria, no política. Así lo señala el Plan Ibarretxe o el informe de convivencia. ¿Es ésa la razón de no querer reconocerlos como sujeto político a participar en el proceso? ¿Por qué se les niega este carácter, cuando son un colectivo y se les da un tratamiento diferenciado?
No hablan de nada más que de flexibilizar la política penitenciaria, no de acabar con ella... Podemos seguir, pero entiendo que es más que suficiente.
Estamos en un momento en el que se ha iniciado un proceso de diálogo y donde la implicación de todas las partes es fundamental para lograr la solución y que ésta sea democrática. La actitud de determinados partidos y agentes tomando una posición aparentemente aséptica y evitando involucrarse en una búsqueda efectiva de soluciones no ayuda en absoluto al proceso actual.
La situación de los presos y presas es suficientemente grave como para que este asunto se tome con la debida seriedad y no se utilice como una puntilla o coletilla por parte del PNV. Además, el acercamiento de los presos es una estación pasada. La mayoría social y sindical del País Vasco dice cuáles son los verdaderos pasos: «No a la dispersión», «presos vascos a Euskal Herria», «respeto a los derechos que les corresponden», «estatus político», «no más chantajes».
Lo que pedimos al PNV es que no sólo pretenda quedar bien, sino que se implique en la tarea. Así, parafraseando a Joseba Sarrionandia, «dena esanda dago eta zer askigarria den errepikatzea batez ere hitzek esan nahi dutena geroago eta gutxiago diotenean» («todo está dicho y que cansado es repetirse, sobre todo cuando las palabras expresan cada vez menos lo que deberían expresar»).
Le pedimos que se implique de verdad en la solución, ya que esta cuestión nos afecta a todos, que lo haga para terminar con esta política del Estado, porque en este proceso que queremos llevar adelante, en este caso como en cualquier otro, la solución sólo podrá alcanzarse actuando, yendo al problema de fondo, trascendiendo de las simples declaraciones para quedar bien; tener esa actitud respecto a este grave asunto es actuar en positivo de cara al proceso, hacia la verdadera solución. -