El juicio por kale borroka contra doce navarros, cuyo inicio estaba previsto para ayer, fue pospuesto hasta el mes de febrero próximo. El propio presidente de la Sala, tras decidir el aplazamiento, corrigió a una de las partes diciendo que el caso no se abrió hace diez años, sino doce, y por demorarse «dos o tres meses más no va a pasar nada». Es inevitable preguntarse por qué dicho caso se juzga en estos momentos. Pero hay una pregunta previa, que muchos ciudadanos se hicieron hace más de diez años: a qué respondían las detenciones masivas que se produjeron entonces en Nafarroa, a qué la desorbitada petición fiscal, que asciende a 401 años para los doce ciudadanos que van a ser juzgados ahora. Posiblemente la respuesta es la misma. Hace doce años, en unos momentos en que las acciones de kale borroka eran habituales, las detenciones y el proceso judicial ayer nuevamente interrumpido se percibieron como un escarmiento ejemplar por parte de los poderes del Estado. Y ahora, cuando ese tipo de protesta vuelve a ser una realidad, no es descabellado pensar que el juicio contra estos ciudadanos navarros adquiera un carácter ejemplarizante. Quizá analizar los problemas, y no meramente sus manifestaciones, evitaría tener que volverlo a hacer doce años después. -