Raimundo Fitero
Gustos
No tiene ningún valor analítico decir si algo me gusta o me deja de gustar. Entre otras cosas porque sobre gustos no hay nada escrito. Bueno, hay mucho escrito, precisamente sobre los gustos que deben ser el gusto mayoritario para que concuerden las inversiones con los resultados económicos. Pero vayamos hoy por estas lindes. Me gusta la idea de “Carta blanca” de La 2, que, en teoría, eligen a un protagonista al que ceden espacio, equipo, técnicos y grafistas y le dejan hacer el programa que le da la gana. Han pasado varios y el último que he visto fue Ray Loriga. Para seguir con el perfil bajo del análisis debería decir que no me gusta el personaje, ni su obra. Pero sería una medio verdad. No me interesa demasiado el personaje y su obra me parece un poco ajena a mis gustos.
Como hacen la mayoría de los invitados a este espacio se rodeó de amigos, y en este caso hasta de la misma mujer, artista ella también, que cantó en directo. Invitó a sus conocidos, amigos o idolatrados, y en todos los casos lo que hizo siempre es colocarse por delante de cualquier circunstancia. No aprovechó el espacio para hablar de sus obsesiones, aficiones, coincidencias, o gustos estéticos, sino para vindicarse como un ser capaz de tener un espacio así porque se lo merece, porque sí. Punto. Yo establecí mi relación fría y distante, profesional, comprendí que la conversación con Enrique Vila Matas era fruto de una ingesta anterior de alucinógenos que me excluía, y de la señorita Christina Rosenvinge, recordaba aquello de que hacía zas y aparecía a su lado. Y poco más. Me gustó, todo hay que decirlo, el espacio, los monitores televisivos creando una suerte de páramo electrónico. Y nada más. Apenas nada más.
Sería bueno que alguien al que le dieran este espacio hiciera un ejercicio de generosidad, invitara a desconocidos suyos, a quienes les preguntase cosas interesantes y que no estuviera todo mediatizado por uno mismo. Miren, yo vi un rato una sesión de enfrentamiento de los hermanos Matamoros, y me pareció que era un magnífico ejemplo de televisión social, muy formativa. Me gusta ver a los hermanos, y más si son gemelos, peleando. Son gustos. -
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