La oposición trataba por todos los medios de forzar otra vuelta en Brasil
BRASILIA
La posibilidad de que los comicios presidenciales en Brasil se decidan en segunda vuelta, siempre a tenor de las últimas encuestas, dominó la jornada electoral de ayer, en la que pese a la ausencia de incidentes los principales candidatos siguieron haciendo campaña ante las urnas, algo prohibido por la ley.El presidente y candidato a la reelección, Luiz Inácio Lula da Silva, dijo al votar que «el destino de Brasil está trazado» y pidió al electorado que «consolide los cambios», en abierta referencia a sus aspiraciones. Las últimas encuestas situaban a Lula por debajo del 50% más uno, un descenso que los expertos atribuyen al últimos escándalo que afecta a su partido, el PT, lo que no le evitaría tener que encarar una segunda vuelta a finales de este mes de octubre. Su principal adversario, el derechista Geraldo Alckmin, aprovechó la presencia de los periodistas en el momento en que depositaba su voto para volver a atacar a Lula por los escándalos que han marcado el último tramo de su Gobierno. «La ética vencerá a la corrupción», manifestó Alckmin, representante de lo más rancio de la corrupta política brasileña. Contra Lula también cargó la candidata marxista Heloísa Helena Lima, expulsada del PT hace tres años por su oposición a las políticas económicas del Gobierno. «Sólo espero que Lula no sea reelegido», señaló. Se esperaba la pubicación de los primeros sondeos a pie de urna en torno a la medianoche en Euskal Herria, tras el cierre de los colegios en el occidental estado de Acre.
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