Uno de los atractivos de alojarse en un agroturismo es el contacto con la naturaleza y con los animales, pero algunos de estos establecimientos han querido diferenciar su oferta y albergan cerdos, burros o toros enanos con los que sorprender y entretener a su clientela. Ese es el caso del agroturismo Maddiola de Igeldo, en Donostia.
El auge de los agroturismos como alternativa a los hoteles comenzó hace unos quince años y el número de actividades que ofrecen a los visitantes es cada vez mayor, desde participar en las labores ganaderas como ordeñar vacas o elaborar quesos, hasta la práctica de deportes como el senderismo, el descenso de ríos en canoa o los paseos a caballo.
Patxi y Edurne, dueños del agroturismo Maddiola, casa rural situada en un extenso paraje natural en el monte Igeldo, intentan despuntar ofreciendo «algo especial» a quienes se alojan en sus habitaciones. Por eso hace dos años decidieron reunir especies de tamaño reducido.
Estos animales no sirven como productores sino que son «un capricho» y tienen que estar «muy acostumbrados a la gente» ya que funcionan como una atracción más del agroturismo.
A la hora de conseguir a los actuales componentes de su curiosa granja, entre los que figuran ovejas, cabras, cerdos, caballos, burros y un toro, también enano, Patxi recurrió a internet, y fue navegando por la red donde encontró algunas de estas razas. Obtener algunas de ellas no fue muy difícil, ya que los ovinos, las cabras o los cerdos de pequeño tamaño «están cada vez más extendidos».
Un poco más complicado resultó conseguir los caballos enanos, «no póneys» como puntualiza Patxi, pero finalmente descubrió que su cría está bastante generalizada en Bélgica y que incluso hay personas que los tienen en los jardines de sus casas, principalmente en Ipar Euskal Herria, como una mascota más.
Los animales que más le costó obtener fueron los burros enanos, de los que existen dos razas en Europa, una siciliana y otra rumana, que fue la que finalmente importó el hostelero guipuzcoano.
El último componente de este peculiar rebaño es un toro pequeño, de tipo betizu, una raza autóctona de Euskal Herria que Patxi encontró «por casualidad» y cuyo menor tamaño se debe, según comentó, a que debió recibir una mala alimentación durante su proceso de crecimiento.
Existen otros establecimientos de este tipo que ofrecen también la posibilidad de contemplar animales enanos, lo que no es tan común es que «en un mismo recinto uno pueda encontrarse con seis razas diferentes», destacó el dueño de la posada.
Uno de los deseos de Patxi es la creación de un lugar más espacioso y abierto al público en Donostia en el que se puedan contemplar numerosas especies de animales pequeños.
Comenta que este mercado alcanza su máximo desarrollo en Estados Unidos, donde hay razas de toros o de vacas «impresionantemente pequeños» y se organizan todo tipo de competiciones y exhibiciones de animalitos.
Estas especies «no tienen ningún problema ni tampoco ninguna enfermedad» y no necesitan cuidados especiales, ya que únicamente se diferencian de los de tamaño normal en su envergadura. Los animales enanos sólo necesitan un entorno propicio en el que puedan vivir adecuadamente, sobre todo en invierno cuando las condiciones meteorológicas son más duras.
Patxi afirma que una de las posibilidades para obtener animales de este tipo es intentar cruzar a aquellos que tienen un menor tamaño, siempre «sin forzarlos», pero todavía no ha tenido éxito en la tarea.
El que sí triunfa en esta granja es el toro enano, que hasta hace poco acaparaba las miradas de los turistas que se acercaban hasta ella. Ahora, en cambio, la máxima atracción del agroturismo es una cerda vietnamita a la que siguen a todas partes sus ocho crías y que constituye una de las imágenes más entrañables de esta pequeña fauna en tamaño reducido. -
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