Julián GOROSPE | Director del Euskaltel-Euskadi
«De repente, se ha hecho borrón y cuenta nueva con todo lo anterior»
Después de nueve años al volante del Euskaltel-Euskadi, Julián Gorospe no seguirá en la estructura naranja en 2007. El pasado mes de agosto Miguel Madariaga e Igor González de Galdeano comunicaron al técnico de Mañaria que no encajaba en el nuevo proyecto del equipo vasco y que había cumplido un ciclo. Gorospe, dolido, ha asimilado la decisión y hace un balance positivo, pues estima que el equipo ha crecido con él.
Da gusto ver a un Gorospe extrovertido, y el encuentro con el director de Mañaria se prolongo agradablemente durante nada menos que tres horas, aunque la entrevista en sí se reduzca a poco más de media hora. A pesar de todo, el vizcaino no oculta que no pasa por su mejor momento y revela que las dos últimas temporadas no se ha sentido todo lo cómodo que le hubiera gustado para desarrollar su trabajo al frente del Euskaltel-Euskadi. Dice que no ha dado motivos para no renovar y confía en encontrar acomodo en otra formación. Asimismo, reconoce «la exigencia» y «la presión» de dirigir al conjunto vasco y se siente orgulloso de cumplir «todos los objetivos» que se ha marcado y de «la profesionalidad» de los corredores. A sus 46 años, se le abre un nuevo horizonte en su vida deportiva y se muestra confiado. De todo ello charlamos con él en Durango.
La pregunta es obligada: ¿Qué opinión le merece que Mayo no continué en el equipo?
Para mí, la verdad, es una pena, porque Mayo nos ha dado mucho y ha hecho crecer a este equipo con las victorias que ha conseguido. Al parecer, no se va por un motivo económico sino por unas normas internas que se quieren imponer. En ese sentido, considero que los corredores tienen que tener privacidad y libertad, porque bastante presión tiene en carrera. Y en este equipo hay muchos actos en invierno.
¿Entiende, por tanto, la decisión de Mayo?
Hay que respetar al corredor y apoyarlo. Yo pensaba que iba a seguir, pero parece que no se ha hecho todo lo posible para que se quede. Hay que valorar lo que Iban ha hecho por este equipo, porque parece que lo que había conseguido hasta este año no ha valido para nada y no estoy de acuerdo. Otros corredores como Camaño, López o Herrero también se han ido cuando todos sabemos lo que cuesta sacar corredores adelante con nuestra filosofía.
Salvando las distancias, me quiere decir que en su caso ha ocurrido algo parecido...
Efectivamente. Se ha hecho borrón y cuenta nueva con todo lo anterior. Ha sido de repente. Yo creo que en el equipo había ya una base y ha habido cosas que con los años se han mejorado. Y si hemos llegado hasta donde hemos llegado ha sido por el trabajo bien hecho.
Han pasado casi dos meses desde que le comunicaron que no seguirá en el equipo en 2007, ¿cuál es ahora su estado ánimo?
La decisión está asimilada. En aquel momento fue duro porque no esperaba ni mucho menos que iban a tomar aquella decisión, porque yo creo que tampoco les he dado motivos para ello. He hecho el trabajo como siempre y en cuanto a los resultados, considero que no han sido malos. Al final, ellos decidieron no contar conmigo. Estoy un poco dolido.
¿Se esperaba seguir aún cuando desde el inicio de la temporada había ese rumor?
Había un rumor negativo, pero no al 100%, incluso Miguel había declarado que si me adaptaba al nuevo proyecto podía seguir. Pero desde el primer momento en la reunión me dijeron que no contaban conmigo y que se había acabado un ciclo. Sí que fue un poco fuerte.
¿En las dos últimas temporadas se ha sentido menos arropado?
No es eso. Lo que ocurre es que cuando tienes un trabajo siempre intentas hacerlo lo mejor posible y cuando tienes que dar opiniones y hay que tomar decisiones, si te dejan tomarlas puedes trabajar, pero si no te dejan, suele ser difícil. Muchas veces quieres trabajar de una manera y quizá te lo impiden. Entonces, sí que he notado que he estado más limitado en ese aspecto en los dos últimos años. Miguel quería llevar más responsabilidad y él tomaba todas las decisiones. Hay que trabajar bien y a gusto y con confianza, porque de los contrario no suele ser fácil sacar rendimiento. Y en ese aspecto yo creo que he tenido ese bajón.
¿La llegada de González de Galdeano le ha supuesto algún cambio?
No, cambio no he notado en nada. Madariaga le ha dado bastante poder a Igor, como el máximo responsable deportivo, aunque puedo decir que el que lleva el poder y toma las decisiones sigue siendo Miguel en todos los aspectos. Igor quiere trabajar y es un nuevo mundo para él. Hace falta también experiencia y que le dejen trabajar. El ha planificado la preparación y el calendario. Me he sentido un poco apartado. De estar muy metido y llevar casi todo con Miguel, este año Igor me decía lo que tenía que hacer y lo cierto es que cada vez he estado haciendo menos trabajo dentro del equipo. Además, la parte técnica se ha ampliado, con tres directores, un secretario técnico y la mano de Miguel.
En cualquier caso, ahora se le ve más relajado...
Sí, puede ser. En este equipo hay mucha presión, sobre todo, porque tienes mucha responsabilidad y quieres que haya resultados. Ahora sí que estoy muy liberado, pero es relativo. Porque hasta que me situé otra vez... No es que esté muy afectado pero sí que lo estoy pasando mal.
¿Cuál va a ser ahora su camino? Siempre he estado vinculado a este mundillo y me gustaría
seguir. Estoy capacitado y tengo experiencia. Tampoco tengo ambiciones de ir al
mejor equipo, incluso me gustaría empezar en un equipo pequeño como lo hice en
el Euskaltel.
Desde que accedió a la dirección en 1998 el
equipo ha crecido de forma notable. Ha cambiado al 100%. Hemos evolucionado. Todos los objetivos que nos hemos marcado, los hemos conseguido. Han sido años difíciles y duros, y la presión de correr el Tour ha sido enorme. Era un paso importante, nos lo pedía la afición y las casas comerciales y las instituciones estaban ilusionadas. El tener que ganar nos consumía sicológicamente, aunque lo logramos. El Pro Tour era otro paso y tuvimos la oportunidad de entrar por la filosofía de este equipo y por la forma en que habíamos hecho las cosas. La exigencia también se ha multiplicado.
Es normal. Los corredores se han revalorizado y el presupuesto ha subido mucho. Todos presionan y quieres responder, y al final es un trabajo duro y muy comprometido.
En estos diez años, ¿con qué momentos se
queda? Para mí ha habido muchas alegrías: de ser pequeños hemos
pasado a ser grandes y cada año ha habido un aliciente y una victoria
importante. Algunas triunfos han sido muy grandes, como el de Laiseka en Luz
Ardiden y el de Mayo en Alpe d’Huez.
Precisamente el Tour 2003 fue el techo del equipo y no se ha vuelto a alcanzar aquella actuación, ¿teme que sea irrepetible?
Toda la ilusión ha estado puesta en hacer un Tour tan bueno como aquél y lo no hemos podido repetir porque es una carrera muy difícil y competida. En aquel momento tuvimos dos corredores, Iban y Haimar, que fueron capaces de estar delante con Armstrong y Ullrich. Fue muy bonito y maravilloso.
¿Qué me puede decir de los corredores que ha dirigido durante estos años?
La profesionalidad de este equipo no la he visto en ningún otro. Me he quedado asombrado porque han sido y son corredores que se han cuidado y se han sacrificado por este equipo. Es algo que he admirado. En ese aspecto siempre he defendido a los corredores y he podido chocar con Miguel.
¿A qué corredores destacaría?
Iban ha sido y es el corredor que más clase tiene, y todavía puede dar mucho. Pero Iban es como es. Tiene momentos muy buenos y cuando sus piernas no le van, es consciente de que no está al 100% y quizá moralmente se viene más abajo que otros. Pero la clase que tiene Iban no me la ha demostrado nadie. Hay otros buenos corredores, como Laiseka, que cuando veía que tenía posibilidades de vencer, daba el 200% y era un sufridor nato. Zubeldia y Samuel también han destacado. Otros me han ilusionado puntualmente. Es el caso de López de Munain. No he visto a nadie como él en frío y en cronoescalada; era un superdotado. -
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