ROMA
La Festa de Roma, el nuevo festival de cine, empieza hoy su andadura con la fuerza de quien quiere hacerse un lugar en el mundo del séptimo arte, pero también con el estigma de la sospecha sobre las verdaderas intenciones políticas detrás de él o sobre su capacidad para
organizarse y sobrevivir.
Consciente de que entra en un mundo donde los grandes festivales están ya consolidados y en el que cada vez hay menos hueco, los responsables de Festa de Roma, con el alcalde de la ciudad, el socialdemócrata Walter Weltroni como gran ideólogo, intentan asegurar que el evento no es un mero certamen cinematográfico.
De ahí el empeño del edil de que se le llame «Fiesta del Cine» y no Festival, porque «ya en la definición se encierra la originalidad del evento».
«Será un momento de alegría, de confianza y de esperanza, en una ciudad en la que la historia del cine tiene un papel peculiar, con 130.000 personas que trabajan para el sector y que es un decorado extraordinario para centenares de películas», dice el alcalde.
En esa filosofía, los organizadores han previsto abrir varios espacios repartidos por toda la ciudad en vez de ubicar el festival en un único emplazamiento. Y así hay proyecciones, exposiciones, conciertos y otros actos desde los lugares más céntricos, como la Casa de la Literatura y la Casa del Cine, hasta los menos, como el Auditorium y Cinecitta.
También entra en esa pretensión el gran angular que la Festa de Roma ha colocado para mirar el mundo cinematográfico: desde el cine de autor, que estará en concurso; hasta las películas llamadas a ser más taquilleras, que serán primicias internacionales; pasando por la especialización infantil y juvenil, en la sección “Alicia en la ciudad”. En total 95 películas, 32 más que las proyectadas este año en Venecia, decana de los festivales de todo el mundo, que acaba de cumplir su 63 edición. Pero el Ayuntamiento de Roma no quiere quedarse en lo popular y pretende también ser un mercado para la industria, por lo que ha invitado a multitud de distribuidores y profesionales.