Que losfascistas han tenido y siguen teniendo impunidad para hacer lo que quierenno esalgo que sorprenda a nadie a estas alturas. Pero ver en directo lo que sucedió ayer con La Falange en Iruñea enfada a cualquiera.En este país en el que cualquier juez es capaz de prohibir movilizaciones de la izquierda abertzale en base a las más peregrinas razones, los falangistas pueden venir en autobús y ciscarse en todo lo que lessalga sin que la Policía intervenga. Que intervenga contra ellos, porque contra la gente que protestaba por la presencia de los fascistas españoles, bien que cargó.
En total, la anunciada manifestación de La Falange reunió a unos 150 fascistas de todos los pelajes: cabezas rapadas, jovenzuelos con polo y el pelo engominado, y viejos con camisas azules.
La cosa no empezó con puntualidad. Quizá porque se perdieron en el camino desde España a Iruñea. Alguien les vio agrupados en Berriozar a la horaen la que debía comenzar su supuesta manifestación.
Decimos supuesta porque salir de la Estación de Autobuses, rodear El Corte Inglés y pararse en la Plaza del Vínculo ni es manifestación ni es nada. Ni por recorrido ni por la forma en la que lo hicieron, protegidos por un numeroso contingente de la Policía de las iras de cientos de personas que les gritaban «Alde hemendik» o «Volved a España» antes de recibir un porrazo. En ocasiones se dice, en tono irónico, que hay más policías que manifestantes. Ayer era cierto.
La marcha se parecía más a un paseo militar que a una manifestación. «Cubrid el flanco» clamaba un integrante del autodenominado ‘servicio de orden’ a unos fascistas díscolos.
Durante este pequeño recorrido, los ultraderechistas cometieron varios presuntos delitos contra el Código Penal de su país que fueron amparados por la Policía.
Porque se supone que ir encapuchadosa una manifestación es un delito, y numerosos falangistas fueron con la cara cubierta.
Mofarse de las víctimas es otro delito y ayer corearon lindezas del tipo «Lasa, Zabala, devolvednos la pala». Amenazar de muerte a los transeúntes también se supone que es delito y ayer bramaron «Vais a acabar como Aitor Zabaleta». También gritaron «Otegi, hijo de puta, muérete», «Euskal presoak, cámara de gas» o «ETB, cámara de gas».
Hacer apología del «terrorismo de Estado» también será delito y ayer gritaron en repetidas ocasiones «contra ETA, metralleta».
GOLPES contra ciudadanos
Menos mal que el delegado del Gobierno español, Vicente Ripa, durante el desfile de la Guardia Civil, advirtió de que este cuerpo «perseguirá los violentos más allá de una u otra coyuntura». Pues será la Guardia Civil, porque ayer la Policía española miró hacia otro lado. O quizá tilde de «violentos» a quienes protestaban ayer por la presencia de los fascistas. Como la mujer que respondió al exabrupto falangista de «¿Dónde están?No se ve a los bastardos de HB» diciendo «Aquí estamos» y se llevó un porrazo. De la Policía, no de los ultraderechistas.
Y es que la Policía sólo cargó contra quienes protestaban contra los herederos de Primo de Rivera. Una mujer resultó herida al ser arrollada por quienes huían de lasiras de los uniformados de los policías, no de los fascistas. En Alde Zaharra se registraron enfrentamientos, se quemaron contenedores y se atacó una sucursal de Caja Rural.
Por cierto, ¿no dice la ley que el que convoca una manifestación es responsable de los incidentes que se registren? Lo veremos. -