PARIS
La ley, que castiga con penas de un año de cárcel y multa a quien niegue el genocidio armenio perpetrado por Turquía a principios del siglo XX (millón y medio de personas murieron), fue aprobada por amplia mayoría pero con la ausencia de más de dos tercios de los 577 diputados de la Asamblea Nacional.
La ley provoca división tanto en la gubernamental UMP como en el seno del PS, promotor de la iniciativa, que deberá ser ratificada por el Senado.
El Gobierno turco reaccionó calificando su aprobación de «duro golpe» a las relaciones bilaterales y anunció para el martes una reunión extraordinaria de la Gran Asamblea Nacional (parlamento en pleno) que decidirá «las medidas necesarias» a tomar.
Mientras en Turquía aumentan las voces que exigen un boicot a los productos franceses, París teme por sus lucrativos negocios en el país (es su quinto exportador y negocia la construcción de tres centrales nucleares). Se comprende la reacción contraria a la ley por parte del Gobierno de Dominique de Villepin.
Fue su mentor, el presidente Jacques Chirac con la vista sin duda en los 500.000 armenios nacionalizados franceses, quien atizó recientemente el fuego con su visita a Erevan, capital de Armenia.
Armenia ha saludado la iniciativa, duramente criticada por su enemigo histórico y aliado de Turquía, Azerbaiyán.
También la Comisión de Bruselas ha criticado la iniciativa legal de París, por sus repercusiones en las negociaciones de adhesión de Turquía.