Quien no se pierde, no encuentra nada
En homenaje al Padre, los Hermanos Zarandini realizan su última actuación, en el centro de la pista, como corresponde a una estirpe de más de cinco generaciones de artistas. El acróbata volador resucita para intentarlo de nuevo, el rictus de payasos del trío retoma la iniciativa frente a la muerte. O desde la muerte. Desde los secretos del arcano, desde el milagro «de esperar un milagro». ¿De dónde vienen, adónde van? Todo lo que encuentran son estercoleros, montañas de basura, por lo tanto con sus cacharros y su imaginación deben soñar, deben volar, para que desde allá arriba las montañas de basura parezcan montoncitos. ¿Es la única escapatoria? ¿Es un destino irremediable?
El espectáculo debe continuar. Las circunstancias, los tangibles son meros cuerpos estadísticos, lo importante es vivir con donosura en medio de esa basura, de esa muerte civil que es la falta de esperanza. «Llega más lejos aquel que no sabe a dónde va». Por eso los tres caminan, buscando la encrucijada que les había dicho el Padre. Y la encrucijada es sólo una noción, es hoy, es siempre. Siempre se está en al encrucijada que requiere de una decisión, de una elección. De ir hacia un sitio u otro. O quedarse esperando compartir la soledad con la muerte. Teatro metafórico. Teatro de ideas, de sensaciones, de impactos emocionales que se deben convertir en acción, o sea en pensamiento.
La Zaranda vuelve a sus esencialidades. Tres actores, un tiempo cerrado, un espacio circular, repetición de frases y, en esta ocasión, un paso teatral: son un trío de payasos. Un riesgo, pero jugando a crear sus máscaras, no pierden su lenguaje sino que lo enriquecen. Todos los elementos básicos, el atrezzo, la luz, el vestuario, la prosodia interpretativa, la ejecución gestual, los movimientos, la música. Pura Zaranda, emocio- nante, cautivadora.
Y estamos hablando de un estreno absoluto. Cuando madure llegará a la excelencia. Verdad escénica, su verdad. Teatro de actores, por si quedaban dudas, nada menos que los mundialmente famosos Hermanos Zarandini. -
Carlo GIL
|