BILBO

La fuerza laboral actual llega a los 633 millones de trabajadores jóvenes, un 5,2% más que en 1995, y se espera que aumente en veinticuatro millones más, hasta los 657 millones, en 2015. Sin embargo, el desempleo entre los jóvenes avanzó de 74 a 85 millones, un incremento del 14,8%. lo mismo que la pobreza entre los ocupados.

El organismo internacional confirma la «vulnerabilidad» de los jóvenes en el mundo del trabajo, puesto que se están creando más empleos pero son precarios, a la vez que aumenta el paro, salvo en los países industrializados, y el subempleo. Reconoce, entre sus conclusiones, que «los jóvenes tienen tres veces más probabilidades de estar desempleados que los trabajadores adultos».

El problema es importante, ya que la OITconfirma que 308,4 millones de trabajadores jóvenes son pobres, ya que reciben un salario inferior a dos dólares diarios. Suponen más de la mitad de la fuerza laboral de entre 15 y 24 años en el mundo, aunque están descartados los países desarrollados. Es decir, los empresarios se están aprovechando de una mano de obra barata para obtener mayores beneficios económicos para sus cuentas de resultados.

«La pobreza laboral entre los jóvenes es muy alarmante en Africa subsahariana, la única región que ha visto un aumento fuerte y continuo en el número total de trabajadores pobres jóvenes a nivel de un dólar diario, ya que de 36 millones de afectados en 1995 se ha elevado a 45 millones en 2005». También sigue siendo un grave problema en Asia del sur, donde casi cuatro de cada diez jóvenes trabajan, pero «siguen siendo pobres, aunque la tendencia les ha beneficiado, ya que hace diez años representaban seis de cada diez trabajadores pobres».

La OITsostiene que la pobreza laboral juvenil de dos dólares al día disminuyó en las regiones de Europa central y oriental, fuera de la UE, y Asia oriental, pero en «Asia del sur y Africa subsahariana sólo uno de cada diez jóvenes gana por encima de dos dólares diarios».

Las diferencias entre los países desarrollados y los que se encuentran en vías de desarrollo son muy elevadas y no es comparable el nivel de pobreza de unos y otros trabajadores. Sin embargo, en sociedades desarrolladas como la vasca, que se encuentra entre el grupo de los más ricos en PIB por habitante de la UE, también se producen fuertes diferencias entre salarios y empleo de calidad, lo que lleva a una importante parte de la población a mantenerse por debajo de los niveles de umbral de la pobreza.

Según los cálculos de Elkartzen, el umbral de la pobreza en Euskal Herria se encuentra en torno a 804 euros al mes, cantidad a la que muchos trabajadores no alcanzan. Los datos oficiales confirman que el 70% de los contratos temporales no superan los mil euros al mes. En setiembre fueron 507.568 trabajadores, de los que una cuarta parte son menores de 25 años.

Elkartzen reconoce, por otro lado, que hay cerca de 400.000 personas que cobran el salario mínimo interprofesional, inferior al umbral de la pobreza. Uno de cada tres parados en Hego Euskal Herria no cobra ningún subsidio y los últimos datos de la UE reconocen que un 15% de la población se encuentra en riesgo de pobreza.

«Ultimo en entrar, primero en salir»
El informe de la OIT determina que la tasa de desempleo juvenil es entre dos y seis veces más elevada que la de los adultos en el ámbito mundial. En este sentido, indica que los jóvenes son «los últimos en entrar en el mercado de trabajo, pero son los primeros en salir del mismo», sobre todo en momentos de dificultades económicas. También expresa que «a los jóvenes les falta experiencia en lo que es la búsqueda de trabajo. Amenudo les hace falta información que no poseen». -

«Esta grave situación afecta al desarrollo económico»

BILBO

El director general de la OIT, Juan Somavía, aseguró en el momento de darse a conocer el informe que «la incapacidad de las economías para crear empleos decentes y productivos a pesar del incremento en el crecimiento económico está golpeando con fuerza a los jóvenes del mundo».

A su juicio, «además de generar un déficit de oportunidades de trabajo decente y altos niveles de incertidumbre económica, esta preocupante tendencia amenaza con dañar las perspectivas económicas de uno de nuestros principales recursos, nuestras mujeres y hombres jóvenes». Bajo esta perspectiva, Somavía reconoce que hay que evitar profundizar en esta degradación del empleo y los salarios, porque «afectará a la capacidad de desarrollo de las economías».

En este caso, «en este momento estamos desperdiciando en potencial económico de una gran parte de la población, en especial en países en desarrollo, que son los que menos se lo pueden permitir. Por eso, los países deben concentrarse en los jóvenes».

El informe de la OIT considera que los problemas de acceso a la educación continua son un problema para muchos jóvenes, pero también considera que «haber alcanzado un mayor grado educacional no garantiza el camino hacia el trabajo para los jóvenes, sobre todo cuando se habla de trabajo decente», indica entre las conclusiones.

También afirma que cuando el crecimiento económico es escaso o no repercute en empleo, «los jóvenes buscan seguridad laboral».