Represión en Oaxaca
Los manifestantes reconstruyen las barricadas
La Policía Federal Preventiva (PFP) logró hacerse con el control del centro de la ciudad de Oaxaca tras una intervención que causó la muerte de al menos tres personas, pero los oaxaqueños no se rinden y ayer miles de personas rechazaban la presencia policial mientras otros reconstruían barricadas.
OAXACA
Tanto en México D. F. como en Nueva York, Milán, Barcelona y Madrid se han producido protestas contra la intervención policial iniciada el mediodía del domingo para acabar con la protesta de Oaxaca.A pesar de la política de ocultar, o al menos disfrazar, lo que está ocurriendo por parte de las autoridades federales mexicanas, que tratan de presentar un «saldo blanco» sin víctimas de su operación para retomar Oaxaca, el balance de al menos tres muertos, decenas de heridos y numerosos detenidos se abrió paso y la posición del Gobierno de Fox quedó malparada. Diversas organizaciones de derechos humanos, partidos políticos como el PRD, responsables de instituciones oaxaqueñas como la Universidad y otros observadores han denunciado la represión. El presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), José Luis Soberanes, afirmó ayer que el operativo policial «no fue limpio en cuanto a que hubo muertos y tenemos que ver cómo fueron tratados los detenidos, y en general yo creo que mientras sigan ellos los profesores y miembros de APPO pertrechados en Ciudad Universitaria, yo creo que el operativo no ha terminado». Además, y es lo más importante, en Oaxaca no se rinden. Flavio Sosa, miembro de la coordinación provisional de la APPO, en declaraciones al programa ‘Primero Noticias’, señaló que durante la entrada de la PFP en Oaxaca, se «allanaron muchos edificios, anoche por la del domingo estuvieron siendo torturados nuestros compañeros en la Secretaría de la Defensa Nacional, y nos han asesinado por lo menos a tres compañeros y tenemos encarcelados a sesenta». Miembros de la APPO fueron llevados a la zona militar número 28 que se encuentra en el estado de Oaxaca, aseguró Sosa. Explicó que la información sobre el traslado de los integrantes de la APPO fue proporcionada por testigos y por «compañeros militares que nos avisaron». Mientras algunos medios comenzaban a destacar el regreso a las aulas y la vuelta «de la normalidad», Sosa ponía los puntos sobre las íes. Dijo que en Oaxaca hay «más de 3.000 barricadas encendidas, en todos los barrios y colonias de la ciudad, y esperando a que la PFP pretenda desalojarnos. Esta ciudad está de pie, los oaxaqueños estamos resistiendo, miles de oaxaqueños vienen hacia la ciudad y hoy tendremos movilizaciones muy fuertes para exigirle a la PFP que se largue de Oaxaca». Asimismo, Sosa, cuyo domicilio particular fue registrado por las fuerzas policiales, señaló que lo «único que tiene la PFP en estos momentos es el zócalo la plaza principal de la ciudad, el Parque del Amor y alguna posición en la entrada de Etla. Obviamente, ayudaron a instalarse a los asesinos de la Policía ministerial». El miembro de APPO afirmó que se hicieron llamamientos para no enfrentarse a la PFP, y que sus acciones son defensivas, al tiempo que anunció que iban a realizar una marcha hacia el zócalo para pedir de manera pacífica a la PFP que se retire de la ciudad, pero aclaró que «no se va a permitir que en Oaxaca la PFP intente patrullar, vamos a resistir».
Marcha contra la PFP
Las palabras de Sosa fueron confirmadas poco después por los periodistas. Blanche Petrich, Enrique Méndez y Gustavo Castillo, enviados de “La Jornada”, y Octavio Vélez, corresponsal de dicho diario, informaban antes de las dos de la tarde (hora local) de que miles de personas, entre profesores, simpatizantes de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) y ciudadanos, confluyeron en tres marchas simultáneas al Centro Histórico de esta ciudad, y rodearon las calles de acceso al Zócalo, que se mantenía ocupado por la PFP desde la noche anterior. «En este momento, la gente canta el Himno Nacional y consignas en contra de la permanencia de la PFP frente a los elementos policiacos que resguardan los accesos a la plaza principal con tanquetas, toletes, lanzagranadas y rifles de asalto», escribían.El diario “La Jornada” informó también de que miembros de la APPO y del magisterio comenzaron, ayer por la mañana, a reconstruir barricadas en uno de los accesos a la capital, el ubicado en las inmediaciones del Instituto Tecnológico de Oaxaca (ITO). Otros grupos acudieron a apoyar a los integrantes de la APPO que desde el domingo resguardan las instalaciones de Radio Universidad hilo de comunicación vital para los rebeldes, protegidas por un sistema de barreras que crece cada hora que pasa. Entretanto, las autoridades federales hablaban de otro mundo. El presidente electo, Felipe Calderón, respaldó la operación policial y se lanzó por la pendiente de la demagogia. «Hago un llamado a todas las autoridades para poner lo que esté en sus manos, a los maestros y a los líderes de todas las organizaciones involucradas, a no hacer perder su curso a las niñas y a los niños que necesitan urgentemente esta educación para mejorar y crecer», manifestó.
Tanquetas y disparos
La PFP ocupa desde las dos de la tarde del domingo el centro histórico de Oaxaca, después de romper barricadas con tanquetas que arrojaron agua a presión, disparar armas de fuego, arrojar gases lacrimógenos y enfrentarse, durante horas, con los vecinos. En la operación, según el recuento de “La Jornada”, cayeron muertos el enfermero Jorge Alberto López Bernal, el profesor Fidel García y un menor de catorce años aproximadamente, que anoche aún no había sido identificado. La APPO abandonó el zócalo a las siete de la tarde y se replegó a la Ciudad Universitaria, tras una fallida negociación telefónica con la Secretaría de Gobernación (Interior). La persecución de ciudadanos que exigen la caída del gobernador Ulises Ruiz se extendió por la noche a las colonias cercanas a la capital. Toda la tarde del domingo fue una desigual batalla entre rebeldes y agentes. Los oaxaqueños intentaron repeler la agresión unidos y organizados, ofreciendo estampas que llevaron a algún analista a hablar de «Intifada oaxaqueña». Como consecuencia de la presión policial, la Ciudad Universitaria se convirtió en el bastión de los resistentes y la emisora Radio Universidad en su altavoz más importante, vital.
«Ulises ya está fuera, lo quiera o no lo quiera»
«Ulises ya está fuera, lo quiera o no lo quiera», gritaban ayer los manifestantes en Oaxaca, que lanzaron vítores tras anunciar los dirigentes de la APPO que el Congreso de los Diputados pidió en un exhorto la salida de Ruiz del cargo para facilitar una solución a la crisis. Con excepción del grupo parlamentario del PRI, los restantes de la Cámara habían aprobado un punto de acuerdo para exhortar al gobernador Ulises Ruiz «a pedir licencia o renunciar al cargo, con el objetivo de recobrar la gobernabilidad en el estado». -
Irakasleen eskari batek eragin du krisi politikorik larriena
OAXACA SNTE Hezkuntzako Langileen Sindikatu Nazionalaren 22. sekzioak Oaxacari dagokionak egin zuen eskari bat Mexikok azken urteotan ezagutu duen gatazka politiko eta sozialik garrantzitsuena bilakatu da. Txiapaseko zapatistek abiarazi zuten matxinadarekin alderatu dute egunotan begiraleek Oaxacan gertatzen ari dena.Mexikoko Gobernu federalaren utzikeria eta Ulises Ruiz gobernadorearen tema boterea inolaz ere utzi nahi ez duena aipatzen dituzte begiraleek bilakaera hori esplikatzeko. Izan ere, Fox presidenteak uste zuen, Oaxacako gatazkaren lehenengo berriak iritsi zitzaizkionean, berak ezer egin gabe ahulduko zirela manifestarien indarrak. Baina ez da hori gertatu eta azkenean onartu behar izan du «denbora agortzen» ari zaiela agintariei. Felipe Calderon presidente berriak abenduaren 1ean hartuko du kargua, eta ordurako arazoa «garbituta» nahi zuen Foxek. Maiatzaren 22an irakasleen lehen mobilizazioak hasi zirenean, bazirudien urteroko protesta uholdea besterik ez zela izango: 72 orduko lanuztea eta «normaltasuna» ostean. Turismoaren eraginez, Oaxacako prezioak beste lekuetan baino garestiagoak direla kontuan hartzeko eskatzen zuten irakasleek, beste gauza batzuen artean. Ez zuten erantzunik jaso eta maiatzaren 29an lanuztea mugagabea izatea erabaki zuten irakasleek. Ordurako, beste lekuetan ere hasiak ziren protestak. Telebista publiko baten instalazioak hartu zituzten orduan irakasleek. Gobernadoreak mehatxuka erantzun zuen. Ekainean mobilizazioak gogortu egin zituzten: errepideak moztu, manifestazioak Mexiko hiriburuan, elkarretaratzeak instalazio ofizialetan... Ekainaren lehen egunetan egin zen manifestazio erraldoi batean (80.000 pertsona inguru, “La Jornada” egunkariaren arabera) irakasleekin zerikusirik ez duten sindikatu eta taldeek esku hartu zuten. Moises Cruz talde horietako kide zen eta hil egin zuten. Bere ingurukoen iritziz, argi zegoen PRI alderdiko indarrek hil zutela, Ulises Ruizen pistoladunek, alegia. Gobernadoreak mehatxu gehiagorekin erantzun zuen. Ekainaren 14an gatazkak bide berria hartu zuen. Manifestariek hiri erdian antolatuta zeukaten guztia desegiteko agindu zien poliziakideei Ruizek. Errepresioa. Ulises Ruizen kargu uztea eskaririk indartsuena bihurtu zen. Eta orduan hasi zen Foxen Gobernua urrats batzuk egiten: irakasleak deitu zituen, «elkarrizketarako». Bilera horietan Oaxacakoek argi ikusi zuten Foxek ez zuela Ruiz kargutik kentzeko asmorik.
APPO jaio zen azkenean
Ekainaren 17an jaio zen APPO Oaxacako Herrien Herri Batzarra. Ruizen aurka. Eta Estatuko erakundeen aurka. Mexikok orduan onartu zuen irakasleek eskatzen zutena bidezkoa zela. Beranduegi.Uztaileko lehendakaritza-hauteskundeak zirela-eta, nolabaiteko lasaitasuna izan zen hilabete hartan, baina abuztuan APPOk irratiak eta telebistak bereganatu zituen, baita auto ofizialak ere. Gatazka Parlamentura ere iritsi zen, baina bertan PRI Ruizen alderdiak eta PAN Foxenak elkarren beharra dute (Lopez Obradorren PRDk hauteskundeetako emaitzak onartzen ez dituelako) eta han ezer ez da konpondu.
Vicente Fox, con las manos manchadas de sangre
“La Jornada” |
Editorial
El Gobierno de Vicente Fox llega a su fin como rehén de los estamentos más delictivos del partido al que pretendía «sacar a patadas» de Los Pinos, con el estigma de la traición a un movimiento popular con el que se encontraba formalmente en negociaciones, con la manía intacta de mentir y con las manos manchadas de sangre. Tal es el saldo provisional de la incursión represiva lanzada el domingo contra la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO), decidida con toda precipitación luego de que los cuerpos estatales y municipales de seguridad, convertidos en escuadrones de la muerte, asesinaron, el viernes, a cuatro personas e hirieron a otras 23. · Como contra el EZLN. El poder federal no actuó para desarmar y detener a los homicidas, sino para ensañarse con sus víctimas y para reinstalar en el poder a una autoridad repudiada e impopular como no la había habido en mucho tiempo en el país. Horas antes del operativo, la Secretaría de Gobernación cortó las líneas de comunicación con los representantes de la organización popular con la cual mantenía tratativas. La actitud obliga a recordar el 9 de febrero de 1995, cuando el Gobierno de Ernesto Zedillo, sin interrumpir los contactos que mantenía con la dirigencia del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, intentó capturarla por sorpresa y a traición. · «Saldo blanco». Impávido, el titular de esa dependencia salió a festejar el «saldo blanco» que le reportó Miguel Angel Yunes Linares, subsecretario de Seguridad Pública, mientras los medios reproducían las fotos de uno de los muertos en la incursión represiva, Jorge Alberto López, quien recibió en el pecho el impacto de una cápsula de gas lacrimógeno, lanzada por los efectivos de la Policía Federal Preventiva. El «método muy cuidadoso para no herir, para no lastimar», de los contingentes policiales dejaba, hasta el domingo, un saldo de tres muertos y decenas de heridos. La movilización policial mostró sus verdaderos propósitos aplastar el movimiento que pide la salida de Ulises Ruiz del gobierno estatal con la detención de unos 60 presuntos integrantes de la APPO y el cateo (registro) de medio centenar de domicilios. Y el pretexto para la incursión «ambas partes se estaban matando recíprocamente», dijo Abascal cae por su propio peso, porque la violencia del Estado se ha dirigido de manera inequívoca contra el movimiento popular y en ningún caso contra los responsables de todas las muertes, cerca de una veintena, ocurridas hasta ahora en la convulsionada entidad. · Se complica la crisis. Por supuesto, el violento ingreso de las fuerzas federales a la capital oaxaqueña no va a resolver el conflicto; por el contrario, este recurso represivo complica más la crisis regional e introduce un factor adicional de tensión en el de por sí descompuesto panorama político nacional. En lo inmediato, cabe preguntar si podrá llevarse a cabo la reanudación de clases por parte del magisterio oaxaqueño, que estaba prevista para hoy, y que tanto festinaban las autoridades federales, en medio de un entorno social exacerbado por la presencia de tanquetas antimotines. En cuanto a la APPO, la destrucción de las barricadas, la «recuperación» de los edificios públicos, la persecución, las muertes, las agresiones físicas y el desalojo del zócalo oaxaqueño no harán sino fortalecer las razones de ser de ese movimiento. · Calderón. Por último, si con esta escalada represiva se pretendía allanar el camino de Felipe Calderón a la Presidencia, puede ser que el Gobierno federal logre el resultado contrario. Con decisiones así de torpes e insensibles el foxismo podría provocar, en los 32 días que le quedan, una desestabilización sin precedente. Ha conseguido, por lo pronto, y por tercera ocasión tras las intervenciones de fuerzas federales en Lázaro Cárdenas y en Texcoco-Atenco, mancharse las manos de sangre. -
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