Entre ambas televisiones hay una gran distancia. No sólo geográfica, sino, fundamentalmente, en lo que a su diferente concepción del mundo, del trabajo periodístico y de los valores sociales a los que consideran que se deben se refiere.
Telesur es un canal televisivo creado en julio del pasado año bajo el lema «Nuestro Norte es el Sur», y que emite en Latinoamérica con el apoyo de los gobiernos de Venezuela, Argentina, Brasil, Cuba y Uruguay. Telesur y los profesionales que en ella desarrollan su labor creen que es posible hacer una televisión fuera del mundo comunicativo controlado por Estados Unidos y que responda a las necesidades y las realidades sociales, económicas y políticas de los pueblos que integran América Latina. Y en ello trabajan y se empeñan, a pesar del constante bombardeo a que son sometidos por quienes desde la órbita yanki acusan de todo lo acusable a un medio de comu- nicación que quiere ser libre y hacer uso de su libertad.
Fredy Muñoz es corresponsal de este canal televisivo en Colombia, y acaba de ser detenido cuando regresaba a su país tras participar en un taller de narrativa audiovisual en Venezuela. Está en la cárcel, acusado de «rebelión y terrorismo», y desde allí ha hecho público un mensaje en el que dice, entre otras cosas, que «un periodista no sabe decir o promulgar sino la verdad y en nuestros sufridos países latinoamericanos la verdad es el sol que desvela y disminuye a los señores de las sombras».
¡Qué diferente proclama a la práctica de esos «periodistas» sin nombre ni rostro que actúan amparados en las sombras y con cámara oculta!
El último «reportaje» de El Mundo TV emitido por Antena 3 bajo el título de “En nombre del padre” ha causado un lógico revuelo en los miembros de la Iglesia vasca, aunque su queja pierde valor porque se reduce al reportaje en que ellos han sido víctimas del engaño y la manipulación.
Hay una verdad (¿tal vez la única?) en lo que El Mundo TV responde a las diócesis vascas: en una sentencia condenatoria contra esta televisión por la utilización de cámara oculta en otro reportaje, los jueces dejan en manos de quienes han conculcado con su práctica «periodística» los derechos de terceras personas el valorar en qué supuestos la utilización de cámara oculta estaría justificada. Como poner al zorro al cuidado del gallinero. -