BEIRUT
En medio de la grave situación política que atraviesa Líbano, el atentado que acabó con la vida del influyente ministro antisirio Pierre Gemayel, de 34 años y miembro de una poderosa familia cristiana maronita, atiza de nuevo los fantasmas de Líbano y ahonda la división del castigado país en medio de una crisis de imprevisible salida.El Gobierno libanés de Fuad Siniora culpó de inmediato a Siria del atentado, mientras que el presidente de EEUU, George W. Bush, dijo que «Siria e Irán fomentan la inestabilidad y la violencia» en Líbano, aunque no les responsabilizó del atentado.
Fuentes de las ultraderechistas Falanges Libanesas, formación de triste recuerdo en el país, informaban de la muerte de su líder, tiroteado por tres personas cuando viajaba en su vehículo por Jdeideh, barrio cristiano situado en el extremo norte de Beirut. Según afirmaron testigos, el coche en el que viajaba Pierre Gemayel hijo del ex presidente Amin Gemayel fue embestido por un vehículo del que bajó un hombre armado y le disparó.
El ministro fue trasladado a un hospital, según informaron la televisión libanesa y portavoces de las Falanges Libanesas, que aseguraron que entró con vida en el centro. La radio de esta formación anunciaba minutos después su muerte. Algunas fuentes dicen que fue el chófer quien, herido, condujo a Gemayel hasta el hospital. Al parecer, el vehículo no estaba blindado.
El primer ministro libanés, Fuad Siniora, hizo un llamamiento a la unidad del país durante una comparecencia en la televisión y vinculó el atentado con la creación, a instancias de la ONU, de un polémico tribunal internacional para juzgar a los supuestos autores de la muerte del ex primer ministro Rafic Hariri, el pasado 14 de febrero de 2005. Su hijo dijo ayer que Siria trata de «matar a todos los hombres libres».
Y Siniora continuó: «Os prometo que vuestra sangre no se habrá derramado en vano», afirmó Siniora, elogiando a Gemayel. «No dejaremos a los asesinos controlar la suerte de Líbano y el futuro de sus hijos». «Ha llegado el momento para que todos los libaneses se unan en torno al tribunal internacional», añadió.
Sin embargo, el atentado fue condenado tanto por el Gobierno sirio como por la organización chií libanesa Hizbula.
El llamamiento a la cordura lo protagonizó el propio padre del fallecido, que apareció horas después de la muerte de su hijo para pedir a los partidarios de éste que eviten la venganza. «Tengo un deseo, que esta noche sea una noche de oración para contemplar el significado de este martirio y cómo proteger a este país», aseveró Amin Gemayel. «Llamo a todos aquellos que aprecian el martirio de Pierre a preservar su causa y a todos nosotros que sigamos al servicio de Líbano», aseveró. «No queremos reacciones y venganza», añadió.
Grave crisis
Líbano atraviesa una grave crisis política desde el final de la agresión israelí del pasado verano. El ataque sionista, sin embargo, ha quedado aparcado y en la agenda política del Gobierno han tomado relevancia otros temas.
Así, una vez fracasadas las reuniones entre el Ejecutivo e Hizbula por la creación de un gobierno de unidad nacional, por el que aboga la organización islámica, terminó por romperse el Gobierno por la dimisión de seis ministros.
Los cinco representantes de Hizbula y Amal, ambos chiítas, además de otro independiente, abandonaban el Ejecutivo dos días antes de que el Gabinete de Siniora aprobara la creación del tribunal internacional para juzgar a los supuestos autores de la muerte de Hariri.
Tanto desde Hizbula como desde la presidencia del país se acusó a Siniora de falta de «legitimidad» por tomar decisiones en «ausencia» de la minoría más importante del país.
Los chiítas y la formación cristiana que lidera Michel Aun reclamaban, además de un gobierno de unidad, un tercio de los 24 ministros, es decir, una «minoría de bloqueo» para alcanzar, como señalaba Aun, un «equilibrio en el Ejecutivo».
Hizbula amenazó con movilizaciones masivas para los próximos días, aunque ahora se desconoce la actitud que tomará la organización chií.
El atentado, en cualquier caso, parece acelerar los planes de la ONU para la constitución de su tribunal, así lo pidieron ayer diferentes actores occidentales, especialmente desde Estados Unidos.
Suspenden los fastos por la
independencia
BEIRUT. El presidente libanés, el también cristiano Emile Lahud, decretó la suspensión en señal de duelo de las celebraciones de la Independencia de Líbano previstas para hoy. Miles de soldados fueron desplegados por las calles de la capital para evitar altercados. Varias de ellas fueron cerradas al tráfico.
Bush apunta a Siria, Irán y «sus
aliados»
NUEVA YORK. El presidente de EEUU condenó el atentado que, a su juicio, reflejaría el «lado despiadado de aquellos que se oponen a la libertad». Hizo un llamamiento para la puesta en marcha de una investigación total e instó al Consejo de Seguridad a actuar «hoy mismo». Bush apuntó directamente «contra los intentos de Irán y Siria y sus aliados que buscan la inestabilidad y la violencia en Líbano».
Siria condena con dureza el atentado
DAMASCO. El Gobierno de Siria fue el primer ejecutivo árabe en condenar sin ambages el atentado, «un crimen terrible que tiene el objetivo de atentar contra la estabilidad y la paz del pueblo libanés». La embajada de Siria en Washington fue más allá y señaló que «este acto atroz es una nueva prueba de que cada vez que las fuerzas políticas libanesas discuten iniciativas contra Siria son atacadas en un intento de hacer cargar sobre Siria toda la responsabilidad».
Disparos contra otro ministro antisirio
BEIRUT. La oficina del ministro antisirio de Asuntos Parlamentarios, Michel Pharaon, fue objeto de disparos en Achrafieh, un barrio de Beirut, varias horas después del atentado mortal contra Pierre Gemayel. Sus portavoces aseguraron que los disparos provinieron de un Suzuki de color blanco que se dio a la fuga. Pharaon es un diputado greco-católico de la mayoría parlamentaria antisiria.